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McLaren 720 S vs Traxxas X0-1: ¿un superdeportivo contra un coche de radiocontrol?

McLaren 720 S vs Traxxas X0-1
¡A ver si me pillas!

Voy a 70 km/h, acariciando el acelerador.  El cuatro litros biturbo V8 del McLaren respira ansioso para dar lo mejor de sí mismo. La espera se le hace eterna. El modo Track está activado, el control de estabilidad en modo Sport me garantiza un baile milimétrico al límite del agarre. No tengo más paciencia: piso a fondo y el bólido inglés explota en dirección al horizonte. Con un aullido helador, el felino rojo devora salvajemente el asfalto.

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¡¡¡Gniiiii!!! Justo delante del McLaren, algo chirría, igual o más hambriento. Hay otro artefacto sobre el asfalto de este circuito de cuatro kilómetros. Es más pequeño, más colorido, más nervioso e incluso tiene más codicia que el McLaren. Sobresale justo por el labio frontal de goma del 720S. Es un superdeportivo a escala 1:7, más o menos tan largo, ancho y alto como el cojín de tu sofá. Pero su objetivo no es que te acurruques, sino subir tus pulsaciones, porque está animado por un motor eléctrico que toma su energía de una batería de polímero de litio de unos 22 voltios y un regulador de potencia refrigerado por aire, lo que lo convierte en el coche RC más veloz que existe.

RC significa Radio Controlled. Hace no mucho habríamos dicho, sencillamente, 'teledirigido'. Traxxas es quien fabrica este pequeño cohete azul y promete que ninguno va más rápido. ¿Nos creemos algo así en AUTO BILD? Para nada. ¡Vamos a comprobarlo! De ahí esta pista de aterrizaje; de ahí, este McLaren. El superdeportivo inglés debería dejar en ridículo al pequeño juguete, a saber: 341 km/h de velocidad punta y 720 CV. Digo yo que deberían bastar. El micro atleta debe arreglárselas con sus 4,5 CV y ¡sin frenos!. Peor aún: el mando a distancia del XO-1 solo funciona en un radio de hasta 200 metros. Para este cañón azul, es una distancia irrisoria, porque en todo momento da la impresión de que va a desaparecer a la velocidad de la luz y a aparecer en otra dimensión. Nuestra solución: el mando a distancia también se mueve. ¿Dónde? En un McLaren. Así de elevada es nuestra exigencia de juego limpio.

Es la primera vez que tenemos a alguien que hace la prueba de conducción desde el asiento del acompañante. Y nadie mejor que Michael Selner para este cometido, ya que es uno de los importadores de Traxxas desde América y, además, es algo así como el Hamilton del radiocontrol. Lleva pilotando coches teledirigidos en circuito desde hace 40 años. Desde el asiento del acompañante del McLaren, Selner tiene una posición privilegiada para seguir al XO-1. Mientras prepara todo, yo aprovecho para curiosear la pequeña bestia.

Y es que el Traxxas esconde mucha tecnología bajo la carrocería. Alcanzar los 170 km/h de punta no es algo fácil precisamente para un coche de este tamaño. El coche llega, de entrada, capado a manos de sus propietarios (que, a veces, son chavales). Y después, en la página web de la marca, uno se puede descargar una app que le permite alcanzar la mayoría de edad al recibir un piñón de 34 en vez de 14 dientes para acoplarlo al motor. Pero aún quedan un par de cosillas por analizar. Las ruedas de goma de este pequeño deportivo a escala 1:7 deben proporcionar un agarre brutal. Miden ocho centímetros y esconden un tejido con efecto estabilizador, como en los coches de verdad. Sin este recurso textil, los pequeños neumáticos, cuando el coche va a toda velocidad, se ensancharían al doble de su diámetro y acabarían hechos pedazos. El piloto del XO-1 lleva en su mochila baterías de sobra y un dispositivo de carga, por si acaso. A través de la app se puede hacer un seguimiento de los componentes y prestaciones del coche. Motor, velocidad, balance de energía e, incluso, activar el ESP, como en un coche real. Todo, vía smartphone.

Pero el XO-1 no es solo una virguería electrónica. He toqueteado la carrocería (un envoltorio de Lexan que es una resina de policarbonato) de unas décimas de milímetro de grosor y nos hemos dejado maravillar por el chasis: encuentro diminutos ejes de transmisión con igualmente diminutas articulaciones que trasladan la fuerza a las cuatro ruedas.

Un 'setup' de competición

Los brazos de la suspensión tienen un sistema para regular su dureza y pequeños tornillos estriados en los amortiguadores permiten regular su índice de elasticidad. Las vías, la caída, la desmultiplicación de la dirección... Todo puede ser regulado por uno mismo en el XO-1. Por supuesto, los cartuchos de los amortiguadores están rellenos de aceite. Los vendedores especializados disponen de varias viscosidades a elegir. En resumen: quien tenga ganas, antes de los cinco minutos de conducción al máximo, puede tirarse una hora ajustando su coche al milímetro.

El McLaren está de vuelta. El motor se ralentiza, el conductor se relaja, pero me fijo en el asiento del acompañante y no veo a Selner y su mando de radiocontrol por ningún lado. Me lo explican. La prueba en la pista de aterrizaje solo ha funcionado a medias. Alguien se dejó olvidado un trozo de deflector tirado que, literalmente, catapultó por los aires al pequeño bólido, por más que lleve una suerte de sistema electrónicos para amarrarlo. Y es que el pequeño felino apenas se levanta unos milímetros sobre el asfalto y sus escasos cinco kilos de peso hicieron el resto: el XO-1 voló fuera de la pista y nos esperaba, bocarriba, tirado en la hierba, unos cuantos metros más allá. No pasa nada:  Selner tiene muchos de estos pequeños bólidos de casi mil euros la  unidad. El 720S está preparado. El reto se llama de 0 a 100 millas. Esta medida es una disciplina típica de Estados Unidos y hemos respetado la nacionalidad de Traxxas. Nos preparamos para un nuevo intento.

McLaren 720 S vs Traxxas X0-1

El XO-1 vuelve a estar en pleno orden de funcionamiento. Vamos allá: el asfalto está frío, pero los neumáticos de ambos coches ya están calientes. No hay espacio para el error. El McLaren requiere 5,1 segundos exactos; al Traxxas le bastan con 4,9 para que la pantalla de nuestro dispositivo de medición marque 160 km/h. Si hablamos de la aceleración de 0 a 100 km/h, el pequeño superdeportivo necesita solo 2,3 segundos. Una auténtica proeza. Y alucinados, nos damos cuenta de que ya podemos hablar de otra liga más allá de la de McLaren, Porsche, Lamborghini y otros superbólidos. Y es que ninguno alcanza a este pequeño cohete azul.

Mi opinión

4,5 CV contra 720. ¿Lucha desigual? En apariencia, tal vez. Pero si te fijas, no tanto. Y es que el pequeño coche de RC ha conseguido enseñarle sus faros traseros al superdeportivo.

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