Logo Autobild.es

Los coches radiactivos del siglo XX

Los coches radiactivos del siglo XX
El día en que se cumplen 25 años del accidente nuclear más grave de la Historia, en Chernóbil (Ucrania), AUTOBILD.ES recuerda cómo hace 50 años el mundo soñaba con coches atómicos dotados de reactores. Hoy la electricidad también está de moda, pero los eléctricos del presente y del futuro no tienen nada que ver con aquellos prototipos radiactivos del siglo XX.

El Volkswagen del futuro se controlará por telepatía: un “transmisor de frecuencia cerebral” situado en la oreja del conductor detectará si hay que girar a la derecha o a la izquierda. Por supuesto, este coche no sufrirá accidentes ya que unas ondas radiofónicas mantendrán siempre una distancia de seguridad de 15 cm. El corazón de este vehículo será un reactor nuclear con suficientes barras de combustible como para recorrer miles de kilómetros.

Esta era la visión de futuro que un trabajador de Volkswagen se atrevió a dar  hace 50 años y que apareció publicada en la prensa. Por aquel entonces, Volkswagen se atrevía a soñar. El oráculo de otros fabricantes era mucho más concreto: crearon prototipos con sus propios reactores incorporados. En 1958, Ford sorprendía al mundo con el Nucleon y cuatro años más tarde, los americanos, en plena fascinación por todo lo atómico, presentaron su prototipo Seattle-ite XXI. La euforia nuclear también llegó a Europa. Simca ultimaba desde Francia los detalles del Fulgur: un concept de techo abovedado, alerones traseros y con gran maletero para  almacenar barras de combustible.

Los coches radiactivos del siglo XX

El Ford Nucleon fue el primer prototipo atómico. El reactor trasero le dotaba de una autonomía de 8.000 kilómetros.

Los coches radiactivos del siglo XX

Seattle-ite XXI: en 1962, Ford colocó sobre seis ruedas este coche atómico de 340 CV.

Los coches radiactivos del siglo XX

Simca presentó en 1958 el prototipo Fulgur. El mini reactor le permitía alcanzar los 150 km/h y recorrer 5.000 kilómetros sin detenerse.

Pero la carrera atómica llegó pronto a su fin. Los motores eran muy caros, pesados y, sobre todo, tenían un alto riesgo. Hiroshima, Chernobyl, Gorleben... La energía nuclear se convirtió en sinónimo de horror. Muchos países habían decidido pronunciar el: “¿Nuclear? ¡No, gracias!”.

Sin embargo, la energía obtenida por fisión nuclear vuelve a estar de actualidad desde que los expertos empezaron a confirmar que las reservas de petróleo se agotarán en un plazo cercano a los 40 años. El escenario sería el siguiente: desplazarse con  gasolina o diésel se haría primero impagable y, poco tiempo después, totalmente imposible.

La respuesta de BMW fue el Hydrogen 7 y es el primer vehículo de serie que lo único que suelta por el tubo de escape es vapor de agua y azufre. El equivalente de Honda es el FCX, una berlina de hidrógeno que se comercializó en los Estados Unidos y en Japón a partir del 2008.

Los coches radiactivos del siglo XX

BMW Hydrogen 7, su motor consume hidrógeno.

Los coches radiactivos del siglo XX

El Honda FCX utiliza una pila de combustible

Pero el mayor inconveniente del combustible del futuro es que para su producción es necesaria una enorme cantidad de energía. Las centrales nucleares de la proxima generación podrían suministrar,  junto a corriente eléctrica, grandes cantidades de hidrógeno sin contaminar la atmósfera. Francia prepara un reactor de este tipo para el 2020. En el país de la energía nuclear, el grupo PSA (Peugeot, Citroën) y el Ministerio de Energía Nuclear trabajan codo con codo para encontrar el camino que lleve esta energía  a las carreteras francesas.

Para Heikki Willstedt, experto en energía y cambio climático de la organización ecologista WWF/Adena, “son necesarias soluciones a corto plazo y el hidrógeno es a bastantes años vista”. La utilización masiva de hidrógeno conlleva además problemas logísticos como su almacenamiento y las bajas temperaturas que requiere para su manipulación. “Obtener hidrógeno de centrales nucleares implica muchos riesgos y dudas en el terreno de la seguridad,” dice Willstedt. “Estamos a favor de los combustibles limpios, pero con la condición de que para su obtención se utilicen energías renovables: por ejemplo, a partir de energía eólica se puede lograr la electricidad necesaria para después producir hidrógeno”. Por su parte, el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) investiga en la actualidad la obtención de hidrógeno a partir de reacciones químicas de biomasa que podrían abaratar considerablemente los costes de producción .

A día de hoy, ya ruedan varios modelos eléctricos que funcionan con electricidad generada por energía atómica. Es el caso del Tesla Roadster que, gracias a unas baterías de ion-litio con 400 km de autonomía, alcanza los 220 km/h. Incluso el presidente de Daimler-Chrysler, que se mostraba escéptico hace sólo tres años, declara hoy estar encantado con la evolución de la tecnología de las baterías recargables.

Los coches radiactivos del siglo XX

Tesla Roadstert. La primera serie del biplaza californiano, con una velocidad punta de 220 km/h, se agotó en cuatro meses.

Los coches radiactivos del siglo XX

Chevrolet VOLT. Un prototipo con motor eléctrico de 161 CV. Para las emergencias, tiene un motor de tres cilindros supletorio

Los coches radiactivos del siglo XX

Smart EV, el Fortwo eléctrico.

Los coches radiactivos del siglo XX

Mitsubishi EZ-MIEV. Este prototipo eléctrico se diseñó sobre la base del “i”, un coche con mucho exito en Japón.

COMENTARIO

Pronto será un lujo: buques como el X5, el Cayenne o el ML se beben el petróleo, el nuevo oro líquido. Durante años, los fabricantes no se molestaron mucho por evitarlo, pero ahora, BMW y Honda han conseguido fabricar vehículos de hidrógeno de serie. Aunque este motor aún no es del todo ecológico: en la producción de este combustible alternativo se consumen grandes cantidades de energía. Las centrales eléctricas tradicionales contaminan demasiado para ser de ayuda en este proceso. La atención se desvía a una nueva generación de centrales nucleares no contaminantes pero que tendrían que hacer frente a otro tipo de riesgos. Pero cuidado: las reservas de uranio no durarán eternamente. Por eso, es importante que los grandes grupos automovilísticos encuentren nuevas soluciones y automóviles que no desperdicien ni una gota de combustible.

(Fotos: fabricante, AGE Fotostock)

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.