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El coche del pato Donald: creando cultura del automóvil

El coche del pato Donald
Un noruego es el propietario de la reproducción, totalmente operativa, del simpático vehículo de Donald, incluida la ficha técnica y el permiso de circulación oficiales... de Patolandia, claro

Puf! ¡Vaya calor! El radiador ya hierve. Caen unas gotas de refrigerante al muelle del puerto de Noruega donde nos encontramos y el conductor tapa un agujero con cinta aislante. ¿Averías en un coche de dibujos animados? Sí. Finn Pedersen pilota el coche del Pato Donald, que, además de en su pequeña avería, se parece al coche del cómic en las ruedas gigantescas, la butaca auxiliar trasera plegable para llevar a la suegra o la parrilla en forma de dentadura. Y lo mejor: ¡puede circular legalmente!

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En la pequeña ciudad noruega de Kristiansand se suceden un montón de situaciones chocantes en cuanto el llamativo vehículo pone sus ruedas en el suelo. Nada más bajarlo del remolque, un niño que apenas se levanta a cuatro palmos del suelo pregunta: "¿Dónde está el pato?". "Se ha ido a pescar", le responde Finn Pedersen con naturalidad, y ríe a continuación. Este hombre de 57 años ya ha llevado de paseo a miles de pequeñajos en su peculiar automóvil. La mayoría, en presentaciones por toda Escandinavia. Ha llegado a tener apuntados en su agenda ¡más de 20 eventos cada año! Ahora, han tomado sitio espontáneamente un grupo de niños de parvulario que acaban de volver de una excursión. Cuando la vuelta termina, no hay quien los mueva de allí. Se quedarían a vivir en esta fantasía rodante de por vida. "No sé cuántos exactamente se han sentado ahí", dice Pedersen. Y por supuesto, en esa lista VIP también hay adultos y algunos famosos, como el atleta Usain Bolt. "Los mayores son más brutos y, a veces, se emocionan tanto que le dan demasiado fuerte al volante", dice Pedersen. De hecho, ya ha tenido que cambiar la dirección un par de veces. ¡Y luego están los que rayan la carrocería! Pedersen ha tenido que repintar el coche tres veces. La última, por los efectos más perversos del ron... 

El coche del pato Donald

Ahora quiere vender el coche, a ser posible, por un millón de coronas noruegas (105.000 euros, al cambio). En Patolandia, una cifra así sería inaceptable, pero este hombre de 57 años sabe que tras su creación -única en el mundo- hay un enorme potencial económico. "Con este coche se puede ganar mucho", dice Pedersen. Y lo dice porque, como taxista de este particular bólido rojo con matrícula número 313  ya ha reunido una suma considerable.  

Curiosamente, la idea original de esta creación iba por unos derroteros completamente distintos. Geir Jonassen y Olav Andresen, compatriotas de Pedersen, concibieron el cochecito hace 27 años, por encargo de la revista noruega Amcar, una publicación especializada en coches estadounidenses. "El Pato Donald era, por entonces, muy popular aquí", cuenta su actual jefe de Redacción, Lord Arnstein Landsem. "Queríamos un reclamo para los diferentes eventos automovilísticos a los que íbamos en Noruega y...".

El motor del coche es un 1,1 litros con 45 CV procedente de un Opel Kadett B de 1968; las ruedas provienen de un tractor-grúa. 

El coche del pato Donald

Pero a día de hoy, sigue siendo un misterio qué mecánica llevaba el modelo original, es decir, el de ficción. Sólo la reconstrucción de algunas historias puntuales  puede dar una idea aproximada. En uno de sus primeros tebeos, el Pato Donald va a una gasolinera y el empleado, sorprendido por un coche que resulta llamativo hasta en Patolandia, le hace algunas preguntas sobre el mismo. Donald le responde que el chasis es de Ford; el motor, del año 1920; y las ruedas, de un cortacésped.

"Donald siempre ha estado muy ligado a su cochecito", dice Rainer Bechtel, de 48 años, especialista en el personaje de Disney, que vive en Colonia (Alemania). "Él nunca se plantearía ponerse al volante de otro modelo", asegura quien ha investigado mucho sobre todos los habitantes de Patolandia. Su material de trabajo han sido fundamentalmente los cómics de Carl Barks traducidos por Erika Fuchs al alemán. Bechtel nos cuenta que Daisy, su novia de toda la vida (la del pato), alguna vez sí que le planteó en voz alta que podrían cambiarse de coche. Y en este momento, el 313, triste, torció las ruedas como respuesta. 

En otro de los tebeos, Daisy, por encargo de una firma de coches de Patolandia, llegó a proyectar un automóvil totalmente femenino. Pero aunque en las historietas han ido apareciendo diferentes coches, este rojo ha permanecido siempre como una constante. Incluso hay dos cómics dedicados exclusivamente a él, el número 220 y -cómo no- el 313. Con el tiempo, claro, ha recibido diferentes restylings. El coche era blanco y negro al principio, como los tebeos, pero cuando llegó el color, enseguida pasó al rojo. Hoy, el capó y la parte trasera son azules, y la parrilla, dorada. Cuestión de gustos...

Y queda la pregunta: ¿Por qué 313? Según la opinión del especialista en el Pato Donald, es por la fecha de nacimiento del protagonista: el (¡viernes!) 13 de marzo.

En el coche real encontramos documentos reales: permiso de circulación y el carné de conducir de Donald expedidos por una autoridad noruega, consciente, por supuesto, de que en ninguna parte del mundo existe una ciudad llamada Patolandia ni un conductor que sea un pato. ¿Te imaginas la cara que pondría un policía si parase a Pedersen?

En verdad, esto nunca sucederá: el 313 no puede circular por vías públicas, aunque tampoco sería muy placentero de conducir. "A 100 km/h, el viento, literalmente, te abofetea la cara", dice Pedersen. Y es que el coche original nunca tuvo un parabrisas delantero... 

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