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Prueba Suzuki Vitara 1.6L DDIS de 120 CV: una gran alternativa

Al volante del diésel más interesante

Pruebo a fondo el Suzuki Vitara 1.6 diésel de 120 CV. Mide casi lo mismo que un Renault Captur o un Peugeot 2008 y llega con las mejores aptitudes camperas del segmento a pesar de que la gente de Suzuki ha optado por abandonar la reductora y hasta la tracción 4x4 en algunas versiones.  

Con un exterior renovado que apunta directamente a los crossover pequeños, salto al interior con curiosidad. Me llama la atención que hay bastante espacio para la cabeza y además disfruto de una buena sensación de desahogo gracias a una superficie acristalada bastante generosa. En un primer vistazo me topo con el plástico duro en la parte superior de la consola, aunque no desentona ni resulta desagradable al tacto o a la vista. 

Primero, déjame que te hable del sistema multimedia. No sé si será de los mejores, pero te aseguro que es uno de los pocos que me ha dejado buen sabor de boca. Alrededor de la pantalla táctil, que se divide en cuatro zonas (al estilo del nuevo Focus), no vas a encontrar ningún botón; ni siquiera para el volumen. Esto, que suele ser dramático en algún que otro coche superventas, aquí no presenta ningún problema más allá de que no puedes buscar los controles con el tacto.

Antes de comenzar, visito las plazas traseras. Los asientos tienen una postura demasiado vertical para mi gusto, lo que le viene muy bien al maletero, pero lo cierto es que estaría genial poder regular el respaldo. Sí que tengo mucho espacio para piernas y cabeza, aunque pierde puntos por la ausencia de reposabrazos. Al iniciar la marcha disfruto de una buena visibilidad perpendicular al incorporarme. Peor es la visión marcha atrás por la pequeña luneta posterior, aunque tienes la cámara trasera que funciona genial.

En marcha la postura de conducción está bien sin más, ya que encuentro el hueco para las piernas del conductor demasiado escaso y cuando toca echarle horas al volante puede acabar molestando que la pierna derecha se apoye tanto en la consola. 

En cuanto a su dinámica, no puedes esperar nada deportivo, porque te va a defraudar. Pero si te tomas las cosas con calma, te dejará buen sabor de boca, ya que la suspensión contiene los balanceos y cabeceos y no convierte cada curva en un drama. 

Si activas el modo Sport, la respuesta del acelerador es más inmediata, por lo que es más divertido de conducir en carreteras con curvas, donde la dirección muestra su punto débil: le falta carácter y en ocasiones echo en falta una mayor tendencia al autocentrado, aunque no precisión.

Al ser un modelo 4x4 y llevar el apellido que lleva, no me resisto a adentrarme en una pista algo más complicada de lo normal. Sin ser un coche para ir al Dakar, cumple con solvencia: el diferencial (que bloquea el par al 50%) trabaja con suavidad y rapidez y contribuye a paliar la nula aptitud campera de los neumáticos de asfalto. Aún así, podrás hacer excursiones por campo con tranquilidad y sabiendo que puedes divertirte superando algún que otro obstáculo complicadillo. 

¿Y el motor? El 1.6 DDIS se percibe desde dentro mucho menos que en la anterior generación, ofrece una buena capacidad de recuperación y tira bien desde unas 2.000 rpm. Si necesitas cambiar, la palanca ofrece un tacto y precisión buenos, por lo que podrás ir siempre en la zona adecuada sin necesidad de encomendarte a todos los santos. Por ejemplo, a 120 km/h circulas a 1.900 rpm, lo que ayuda a contener el consumo final.

Valoración

Nota7

Ponemos a prueba la versión diésel de 120 CV del Suzuki Vitara, uno de los SUV con mejores maneras en caminos, que también cuenta con una buena oferta tecnológica.

Lo mejor

De las mejores aptitudes dinámicas fuera del asfalto en este segmento. Buen espacio interior.

Lo peor

Deja de contar con reductora e incluso de tracción 4x4 en algunas versiones. Asientos traseros demasiado verticales.

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