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Clase S 500 vs BMW 750 i: ¿cuál es la berlina perfecta?

Duelo en la cumbre de las berlinas de lujo: Mercedes sigue su propia estrella con su Clase S. ¿Podrá el S 500 desbancar al hasta ahora imbatible BMW 750i?

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Está bien que en estos tiempos tan revueltos que vivimos algunas constantes permanezcan: como por ejemplo, la eterna pregunta cada vez que se lanza un nuevo Mercedes Clase S: ¿es el coche perfecto? Esta pregunta tiene casi el rango de ley entre la prensa del motor. Y muchas veces, la pregunta suele ir seguida de otra, pasado el entusiasmo del principio: ¿perfecto en qué? ¿En el sentido del más cómodo, el más rápido, el más deportivo, el más bonito o el más económico? ¿O todo a la vez? Esto último es tan realista como subir el Himalaya con patines.

Entonces, los periodistas del sector nos animamos a matizar la pregunta: “¿Es el Clase S la mejor berlina del segmento de lujo?” Ya enfrentamos en su día a las versiones largas de los dos colosos alemanes; ahora les llega el turno a las variantes normales. 'Normal', o 'corta', significa en el Mercedes 13 centímetros menos de longitud (y batalla) y un ahorro de importante.

Esto nos lleva a que el BMW 750i, con la dirección integral incorporada, tiene un argumento de partida a su favor: el precio. Y entonces volvemos a la pregunta del principio: ¿es el nuevo Clase S tan bueno que justifica pagar más por él? ¿Es, en definitiva, el mejor?

La primera sensación al subirse incita a responder que sí. El interior del Mercedes ofrece todo lo que necesita un modelo de elite como este para diferenciarlo del resto. Detalles de indudable belleza, materiales de calidad superior, terminación sólida, asientos con masaje y superficies de dureza y elasticidad perfectas para un confort intachable. Aquí dentro, la experiencia de los pasajeros no tiene nada que ver con la del resto de los mortales. Nota importante para el conductor: mejor que haga los innumerables ajustes de su asiento mediante el Comand System antes de ponerse en marcha. Esto requiere un tiempo y una atención que, ya en carretera, puede resultar peligroso. Lo mismo pasa con las infinitas posibilidades de su sistema multimedia, como corresponde a un coche de su clase, pero que tienen un potencial de distracción elevado.

El hecho de que el BMW se lo ponga levemente más fácil al conductor, y que algunos detalles multimedia resulten algo más avanzados, no cambia en absoluto el factor riesgo. Y en cualquier caso: el ambiente interior recuerda tiende más al de una berlina muy refinada que a una berlina de lujo extremo. Y además, en los asientos delanteros, con un puesto de conducción en la línea de los últimos modelos de BMW, no tienen la misma amplitud.

Lo que está claro es que en las variantes “cortas”, la sensación de espacio de los pasajeros traseros se resiente notablemente, y podríamos decir incluso que aquí las cotas de los dos son modestas, por lo menos respecto del segmento de los coches de cinco metros. El BMW mejora esto levemente gracias a una superficies de banqueta algo más larga. Quien quiera más confort, no tiene más remedio que acudir a la lista de opciones, en ambos casos. 

Lo que sí que viene de serie es el silencio absoluto, sobre todo en el Mercedes, que en marcha recuerda por qué se ha pagado más por él. La ausencia de ruido interior es tal, que uno cree poder oir cómo le crece el pelo. Y si pisas a fondo el acelerador, escuchas una bonita melodía extraída de su V8, mezclada con los leves susurros aerodinámicos y de rodadura. Y en cuanto se abren las válvulas, el V8 biturbo parece trasladar las dos toneladas del coche a un estado de ingravidez, dejando a todos atónitos por la manera en que sus 700 Nm mueven la berlina, con un empuje y una ligereza inusitados.

En el BMW no se siente la misma sensación de placidez: en carretera en mal estado se muestra más nervioso, y también en autovías transmite más lo que pasa en el asfalto, desde la suspensión hasta el volante. Esto se traduce en menos confort, pero también en una respuesta más dinámica. Su V8, con 50 Nm menos, tiene una respuesta brutal, con una querencia pasmosa a ir alto de vueltas. El BMW gira más directo que el Mercedes, pasa por las curvas con más aplomo y transmite la sensación al volante de ser más pequeño, gracias en parte a su dirección en las ruedas traseras (dirección activa integral). 

Conclusión: ¿Mercedes Clase S 500 o BMW 750i?

La mejor berlina del segmento de lujo para viajar cómodamente lleva una estrella en el capó. Y es que este papel, la Clase S lo cumple casi a la perfección. Y frente a eso, la pizca de deportividad añadida que aporta el BMW resulta insignificante. Pero esta es una comparativa en la que el resultado lo dan los puntos. Y los puntos no pueden obviar la holgada diferencia de precios. Por eso, el BMW se hace con el primer puesto.


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