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Kia Picanto contra Toyota Aygo

Si quieres ver un Kia Picanto o un Toyota Aygo, tienes que adentrarte mucho por el centro de las grandes ciudades, porque son unos verdaderos especialistas que cuando abandonan su terreno favorito se sienten perdidos y no saben desenvolverse tan bien.

Motorizaciones comparadas:

El nuevo Kia Picanto (vídeo del Kia Picanto) llega con la intención de sentar cátedra como ciudadano ejemplar, pero ahora se tiene que enfrentar con otro peso pesado del segmento: el Toyota Aygo, hermano gemelo de los Citroën C1 y Peugeot 107. Los dos se presentan con el mismo motor bajo el capó: un tres cilindros de 69 CV en el coreano y 68 en el japonés. ¿Se necesita más potencia para ir de un semáforo a otro? Para nada.

Entro en el Picanto: volante de dos radios (regulable solo en altura) y una calidad visual bastante aceptable. El Aygo luce un salpicadero más desenfadado y original, con el cuentavueltas a modo de ramificación del velocímetro y los mandos del aire acondicionado que se accionan con unas curiosas palanquitas. Kia parece querer resarcirse regalando centímetros extra al pasaje. Está homologado para cinco plazas (cuatro en el caso del Toyota) y aunque en la fila trasera tres adultos viajarán bastante apretados, sí son aptas para niños. Tanto para las rodillas como para la cabeza hay un par de centímetros más que en el Aygo.

Y donde existe una mayor diferencia entre ambos es en el maletero, ya que los 139 litros del japonés no tienen mucho que hacer con los 200 del coreano. Igualdad mecánica, distintos resultados. Bajo el capó de ambos hay un tres cilindros de un litro asociado a un cambio de cinco marchas. En teoría no debería haber demasiadas diferencias, pero en la práctica el del Toyota se comporta de una manera más alegre (pesa un poco menos). En carretera ninguno me acaba de convencer.

En cualquier caso, en autovías el motor siempre va a girar alto de vueltas. Por si fuera poco, la imprecisión de la dirección (muy similar en ambos) te obliga a estar siempre con los cinco sentidos puestos en lo que haces y el chasis tampoco te permite muchas alegrías. Para rematar la faena, fuera de la ciudad, Aygo y Picanto montan un equipo de frenos bastante sensible a la fatiga. Lo dicho. Estos dos se saben mover como pez en el agua en suelo urbano, ahí donde mejor saben explotar sus cualidades, pero si les sacas a carretera abierta enseguida aparecen sus limitaciones.

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