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Fiat 500 contra Opel Adam: urbanos alternativos

Si quieres conducir por ciudad y distinguirte del resto de coches que te acompañan en el atasco diario, no lo dudes hay grandes alternativas al exitoso Mini. Aquí se enfrentan el Fiat 500 contra el Opel Adam para demostrar cuál de ellos puede ser el nuevo rey de la ciudad.

Aunque pueda parecer lo contrario en esta comparativa en la que se enfrenta el Fiat 500 contra el Opel Adam no te presento dos cochecitos de juguete, sino dos urbanos que te regalan unas más que dignas prestaciones y una respuesta muy afinada.

Sin duda, tanto el Fiat 500 como el Opel Adam son muy femeninos. Eso es algo que tengo muy claro, porque cuando los ven, todas las chicas piensan: "qué monada, me encanta". Pero si te consideras más machote que Camacho y te gustan este tipo de coches, tranquilo. Porque si te compras alguno de estos dos modelos podrás callar muchas bocas cuando subas a tus amigos, les des una vuelta y vean cómo se las gastan estos pequeñajos.

Gama de motores del Fiat 500

El Fiat 500 ofrece una completa gama de motores tanto diésel como gasolina, que van de los 69 a los 95 CV. Para esta comparativa he elegido el propulsor que por sus características considero es el más destacable de todos. Se trata de un bloque bicilíndrico de solo 875 cc que gracias al turbo alcanza los 85 CV de potencia.

Por su parte, el Opel Adam se decanta por ofrecer únicamente motores de gasolina: un 1.2 de 70 CV y un 1.4 con 87 o 100 CV. El que a priori es más comparable, lógicamente, es el de 87 CV, pero en anteriores pruebas publicadas en AUTO BILD comprobamos que sus prestaciones no estaban a la altura del enérgico motor de su rival italiano, así que en esta ocasión decidí poner en juego al Adam más potente de la gama para que demuestre de todo lo que es capaz.

Como el 500 ya lo tengo más catado (lleva en el mercado desde 2007 y esta motorización de dos cilindros apareció en 2011), en esta prueba me monto primero en el Adam. Permite que vaya al grano y te hable directamente de su comportamiento, porque el tema del diseño es muy subjetivo.

Gran dinamismo del Opel Adam

Sentado al volante del alemán lo primero que me llama la atención es su cielo estrellado. Sí, sí, no me he vuelto loco. El techo del Adam tiene un sistema de luces que te da la sensación de estar en un planetario. Desde unos asientos que sujetan bien mi espalda veo que se ha prestado mucha atención a la calidad y a la personalización. Pero lo mejor llega cuando me pongo en marcha. Desde los primeros metros se nota que es un modelo con una muy buena puesta a punto: ágil en ciudad (la dirección cuenta con un modo City que la vuelve más suave) y con un tacto de conducción muy afinado. Si te gusta conducir, este Adam de 3,7 metros de largo con una batalla de solo 2,3 metros seguro que te va a encantar. La distancia entre ejes del Fiat es idéntica y eso que es un coche incluso más pequeño, lo cual habla a favor de la agilidad del Opel. Su comportamiento me recuerda incluso al del efectivo Mini y a su ya famosa sensación de conducción similar a la de un kart. Algo que se debe a su firme suspensión y a una dirección de respuesta rápida.

El motor del Adam, como te decía antes, es un 1.4 gasolina atmosférico que entrega 100 CV. Es voluntarioso y demuestra mucho genio, pero al carecer de turbo su respuesta es progresiva y solo lo da todo cuando sube de vueltas. Eso explica que, pese a rendir 15 caballos más que su rival transalpino, no haya logrado unas prestaciones demasiado buenas. Basta con comprobar que necesita casi 12 segundos para alcanzar los 100 km/h y 16 para pasar de 80 a 120 km/h, así que no te lo pone precisamente fácil a la hora de adelantar en una carretera nacional. Por lo menos, está mejor insonorizado y el confort sonoro es mucho mayor que en el Fiat.

Fiat 500 contra Opel Adam: el italiano aprovecha mejor el espacio

La comparativa del Fiat 500 contra el Opel Adam continúa. Aparco el eficaz urbano germano y me subo al coqueto 500. Es un coche que mide 15 centímetros menos, pero que no ofrece un interior mucho más estrecho y apenas hay diferencias en el hueco disponible en la segunda fila de asientos. Delante, eso sí, la sensación de espacio es menor y la pierna derecha roza con la base del cambio, lo cual impide ir 100% cómodo durante un viaje. Además, presenta un maletero no solo más amplio (185 litros frente a los 170 de su rival), sino más aprovechable. Eso de saber aprovechar cada centímetro en un coche tan pequeño está muy bien, pero también es importante descubrir hasta qué punto se puede exprimir su motor. Y eso es lo que yo he hecho para contarte todos los detalles. En este caso, hay unas cuantas consideraciones a tener en cuenta...

Para empezar, el 500 tiene un sonido muy característico. Seguro que algunos piensan que es ruidoso y hasta desagradable, pero te aseguro que a mí me suena incluso deportivo. Al tener turbo, sus dos cilindros dan para más de lo que cabría imaginar. Por debajo de las 2.000 vueltas –que es cuando da su cifra máxima de par (145 Nm)– está un poco KO, pero a partir de ahí despliega todo su potencial y logra incluso superar al Opel en prestaciones.

Eso sí, el que sabe correr debería saber parar y eso es algo que le cuesta al 500, ya que ha recorrido casi 40 metros en la primera frenada desde 100 km/h. Necesita mejorar en este aspecto. También debería progresar en el apartado tecnológico, en equipamiento y en calidad de los materiales, porque lo cierto es que abusa de los plásticos de aspecto barato en el interior, la conectividad brilla por su ausencia y, sobre todo, prescinde del ESP, que solo se puede añadir junto con el sistema de arranque en pendiente por 505 euros extra. Con la seguridad no se escatima...

La verdad es que recuerdo muy pocas comparativas tan disputadas como esta en la que el Fiat 500 lucha contra el Opel Adam y es algo curioso, porque son coches comparables, pero muy distintos en su diseño y motorización. Uno moderno, otro retro. Uno atmosférico de cuatro cilindros y el otro turbo de dos. El Fiat gana en prestaciones, consumo y ecología, mientras que el Opel se impone en confort, equipamiento (sobre todo en conectividad) y comportamiento. La diferencia final no es significativa. Los dos son 'grandes' coches.

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