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Duelo a 3: Audi R8 V10 Plus/Corvette Z07/Nissan GT-R Nismo

Tres bestias enfocadas al circuito, pero con aptitudes para un uso diario. Ninguno baja de los 600 CV. Duelo a 3: Audi R8 V10 Plus/Corvette Z07/Nissan GT-R Nismo.

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Te traemos a tres auténticas bestias del asfalto en este duelo a 3: Audi R8 V10 Plus/Corvette Z07/Nissan GT-R Nismo. Empecemos por el Audi (610 CV, 0 a 100 km/h en 2,8 segundos): no cabe duda de que los alemanes, con esta segunda versión, han concebido un auténtico superdeportivo. 

Con una tracción integral (muy) inteligente, un chasis con un tarado equilibrado, una dirección altamente precisa y unos escapes capaces de despertar al vecindario… De puro placer. Tal vez demasiado perfecto para un deportivo al que siempre se le pide un poco de salvajismo. Pero claro, hablamos de Audi, una marca que siempre busca la perfección y el equilibrio, desde sus modelos más pequeños hasta los más extremos.

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Y es que este Audi R8 debe ser un coche para el día a día, capaz de subir por rampas de garaje, de aparcarse sin problemas, de proporcionar suficiente confort en un viaje, incluso de que sus semislicks, a 160 km/h (por autovías alemanas, claro) respondan con seguridad y agarre en caso de lluvia. 

Y qué decir del cockpit, la gran especialidad de la marca. Cualquier material por el que pases la mano es de extrema calidad, la instrumentación virtual tiene un funcionamiento intachable, el cuero de sus asientos (tal vez demasiado duros) tiene cada costura justo en su sitio, cada mando queda justo a mano. Es un deportivo extremo de motor central. Pero demasiado equilibrado para lo que se pide en este segmento, que no atiende a la cabeza, sino al corazón. 

Sus rivales saben ser más imperfecto, más brutos, más… deportivos de raza. El Corvette Z07 (659 CV, 0 a 100 km/h en 3,2 segundos) es lo más parecido a un coche de carreras. Y con mucha tecnología a bordo, eso sí. Como su control de tracción inteligente que permite deslizar la zaga, o un sorprendente chasis Magnetic Ride que logra la cuadratura del círculo: es firme para circuito, pero filtra correctamente en carretera. 

A eso hay que añadir uno frenos cerámicos formidables con un ABS de configuración deportiva que permite apurar al máximo antes de cada curva por su enorme capacidad de detención. Las ruedas opcionales Cup 2 son lo más parecido a unos slicks de competición: 285 delante, 335 detrás. En circuito, devorando curvas, son perfectos; en un uso diario, lo sufrirán tus riñones. Mejor ten un juego más civilizado de repuesto. 

En cualquier caso, es un coche que en circuito requiere de manos expertas: su enorme motor de 6,2 litros en posición delantera no logra el mejor reparto de pesos en este propulsión trasera, y hay que pillarle el punto para trazar las curvas con cierta limpieza, contando con más injerencias de las deseadas del eje delantero en la dirección.

¿Y cuál es el punto medio entre los dos deportivos? ¿Qué no se tan salvaje como el Corvette, ni tan civilizado como el R8? Posiblemente ese sea el Nissan GT-R Nismo (600 CV, 0 a 100 km/h). Un deportivo radical con una tracción integral sobresaliente enfocada a poder jugar con el eje trasero, pero que esconde al mismo tiempo un GT muy equilibrado. 

En esta versión, lleva una gestión electrónica del motor modificada, un refrigerador del turbo más grande, unos frenos más potentes, un chasis con Öhlins y estabilizadoras regulables.

También diferenciales con bloqueo delante y detrás, unos faldones más bajos, un espoiler trasero más alto y aletas ensanchadas. Dicho de otro modo: el paquete se llama Nürburgring Attack Pack.

En circuito, el Corvette se ha comportado como una bestia de la aceleración, apoyado también en su conseguida aerodinámica. Pero eso requiere un agarre elevadísimo y una estabilidad superlativa para sacarle partido a su portentoso empuje. Y para eso, hay que aplicarse mucho, pero mucho al volante. 

El Audi lo hace mucho mejor, sin necesidad de sudar la gota gorda. Pasa estable por las curvas, acelera en las rectas sin atisbo de nerviosismo e incluso su motor atmosférico se siente más intenso bajo el pedal del acelerador. 

Pero el Nissan GT-R es el que logra la mejor combinación entre prestaciones descomunales, eficacia en circuito y comportamiento para el día a día. Los japoneses lo han vuelto a conseguir: uno de los más veloces de su categoría, sin irse de precio, y con aptitudes para calle y pista.

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