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Comparativa: Tres Superdeportivos fuera de serie

Marcos Diego

Ferrari 458 Italia, Lamborghini Gallardo LP550-2 Valentino Balboni y Porsche 911 Sport Classic: tres delicatessen sobre ruedas que llevan al máximo eso de 'más alto, más rápido, más lejos'. ¿Pero dónde está el disfrute? Con estos tres exquisitos deportivos, no en el circuito. Mejor una buena carretera italiana.

Motorizaciones comparadas:

Los aficionados a las altas prestaciones lo tienen difícil. Leer pruebas de superdeportivos es algo poco habitual, puesto que es son coches tan escasos que muchas veces su producción acaba vendida mucho antes de que el coche en sí llegue a los concesionarios.

Pero en esta ocasión puedes estar contento: te presentamos un menú de degustación al alcance de muy pocos seres humanos. No puede ser más exclusivo y por ello hemos elegido unos de los lugares más bellos que pudieras imaginar, los montes en torno a Maranello, donde se asienta la llana región de Emiglia Romana, en pleno  paisaje de La Toscana... y cuna del Lambrusco.

Estos tres superdeportivos provienen en dos de los casos de muy cerca: por un lado, el Lamborghini Gallardo LP 550-2 Valentino Balboni, limitado a 250 ejemplares que 'volaron' cuando salió a la venta hace un par de años. Fue engendrado en Sant  ́Agata Bolognese.

Detalle Lamborghini

Sólo un par de kilómetros separan el lugar de nacimiento del toro salvaje de Maranello, el Ferrari 458 Italia. No es una edición limitada, aunque hablar de 'fabricación en serie' es ser injusto, porque hacerse con uno de los apenas 5.000 cavallinos que se fabrican al año ya es de por sí exclusivo.

Detalle Ferrari

El tercer ingrediente para esta jornada de conducción con la primera clase automovilística lo hemos traído de Alemania: el Porsche 911 Sport Classic. Un eliminador de penas a base de elementos puros, aderezado con unas gotas de estilo retro y otras de la más moderna tecnología. Como el Lambo, también fue limitado a 250 ejemplares. Su potencia está claramente por debajo de la de sus contrincantes, pero esta comparativa tiene poco que ver con caballos puros. 

Detalle Porsche

Como aperitivo, hago un pequeño trayecto con cada uno para hacerme a sus peculiaridades. En una carretera llana tomamos las fotos del reportaje. Es una vía pública, de manera que debemos tener en cuenta todo: tanto los conductores que pasan perplejos y se quedan mirando nuestro 'trenecito', como los que se arremolinan detrás de nosotros para capturar el momento con el móvil. Gracias a que la carretera es lenta, puedo dividir la atención entre en el tráfico y los interiores, la impresión que causan detalles como la ergonomía o la posición al volante.

Y en este sentido, cada uno de los candidatos tiene algo que ofrecer. El honorable Lamborghini Gallardo LP 550-2 VB tiene un regusto añejo que me hace retroceder en el tiempo a una época en la que los conductores de este tipo de coches eran gente con un bagaje a su espalda, una época en la que la imprudencia al volante no era un deporte nacional. Llegas a los años 70, años de libertad, pelo largo,  esperanza en un mundo

armonioso y libre. Claro que con el primer cambio de velocidad estas sensaciones de

desvanecen de golpe, porque nuestro Lamborghini Gallardo LP550 va equipado con el cambio eGear. Y es una pena, porque me priva del sonido seco de la clásica rejilla metálica del cambio manual con sus inserciones perfectas. A cambio, debo accionar unas levas del volante algo cortas para un manejo ideal.

El Porsche es otro que no solo retrotrae a otros tiempos por su denominación. Su interior cuidadosamente recubierto en cuero de tonalidad 'Espresso Natur'mezcla estilo con clasicismo alemán. A eso hay que añadir la perfecta ergonomía del 'nueveonce', tan clásica ya como su disposición de todo atrás, algo que el conductor de toda la vida de este modelo sabe y aprecia por encima de consideraciones más lógicas. Y sobre todo, el convencimiento de que la función, en este caso, no está a las órdenes de diseño.

Tres superdeportivos en Italia

Todas estos sabores de indudable aire clásico desaparecen de golpe en cuanto uno se sienta tras el volante del Ferrari 458 Italia. Este modelo vuelve a demostrar, una vez más, que desde la presidencia de Montezemolo cada nuevo Ferrari no solo es mejor que el anterior, sino que supone una pequeña revolución en el mundo del automóvil.

Para la creación del interior los ingenieros y diseñadores de Maranello partieron de cero, reinventaron sus costumbres y prioridades y con todo esto consiguieron ensamblar un espectacular y flamante habitáculo. El volante, por ejemplo. Achatado por abajo, constituye el mando central de la nave. Desde él se pueden variar los parámetros del coche, encender las luces o incluso accionar los intermitentes y los limpiaparabrisas. Y aunque a priori esto puede parecer un tanto raro, bastan unos pocos kilómetros para darse cuenta de que es una solución que conecta directamente con el cerebro, a la que uno se amolda rápidamente y termina manejándola por instinto.

Y ahora toca reducir una marcha y entrar de lleno en una carretera de montaña tan estrecha y tortuosa como bella. No es el escenario preferido del Lamborghini Gallardo convencional. Pero en este caso, liberado de la tracción integral, con menos  carga en el tren delantero y menos subviraje este Lambo se siente mucho mejor. En este tipo de coches el ritual debe ser siempre el mismo: ponerse el cinturón, quitar la música y abrir las ventanillas. Es entonces cuando empieza el auténtico festival para los oídos, que tiene mucho que ver con aceleraciones vertiginosas y sonido de neumáticos.

Lamborghini Gallardo en marcha

La acertada postura de conducción con las piernas bastante encajonadas y estiradas requiere un corto periodo de adaptación, porque uno tiene la sensación de ir casi sentado directamente sobre el tren delantero. Cada dos metros recorridos se forma ese apasionante muro de sonido que provoca la succión del motor en aceleraciones desde bajas vueltas, el aullido desgarrador de sus diez cilindros cada vez que renace, con el accionamiento del doble embrague en cada reducción de marcha. Su firme dirección hidráulica es pesada y transmite mucho, los tiempos entre frenada y giro de volante son más cortos según pasan las curvas.

El Porsche llega con sus tradicional bóxer 6, que en el caso del Porsche 911 Sport Classic emite un ronroneo especialmente embriagador a través del sistema de escape. El clásico sonido de sierra de los motores bóxer se convierte aquí en una sinfonía intensa y poderosa.

Siempre es un deleite la dirección de un Porsche, con la que siempre tienes la sensación de tocar con las yemas de los dedos las ruedas delanteras y sentir su contacto con el asfalto. Una sensación tan directa apenas la transmite nadie hoy en día.

Porsche 911 SC en marcha

A través de una vía trasera ensanchada (+34 milímetros comparado con el Porsche Carrera S) y unos neumáticos posteriores más gruesos (305/19), el paso por curva apenas es más rápido, pero lo hace de una forma más neutral y relajada. Y eso que este Porsche 911 se encuentra como pez en el agua por carreteras estrechas y nudosas. Y uno se convence de esto al frenar, girar, hacer puntatacón, lanzarse a una recta y pisar a fondo el acelerador... En todo momento uno tiene la misma sensación de estar consumiendo el siguiente plato acompañadode la botella de vino que mejor encaja.

Y ahora llega el postre, en el que el Ferrari 458 Italia tiene la difícil misión de impregnar su conducción con la misma sensación de éxtasis que los dos platos anteriores. Ya desde las primeras curvas rápidas lo deja claro: él es el plato fuerte. Algo que empieza por su perfecta postura al volante y se acentúa con una dirección algo ligera, pero muy lineal, precisa, directa y comunicativa, que permite girar el tren delantero a la misma velocidad que giras los ojos. El conductor y el 458 se convierten en un solo ser, cabalgan fugaces a lomos de sus 570 CV, trazan la trayectoria perfecta curva tras curva con su ligero eje posterior. La facilidad con la que el conductor puede colocar el coche exactamente donde quiere, apoyado en la firmeza de un chasis que aun y todo no se descompone lo más mínimo sobre firme irregular es, sencillamente, grandiosa. Sólo el cerebro puede poner algo de freno.

Ferrari 458 Italia

Todo casa a la perfección con un cambio de doble embrague perfecto, rapidísimo, que se acciona por unas grandes levas del volante que vuelven su manejo extremadamente cómodo. Y por último, este plato sublime se adereza con la banda sonora que proporciona su motor en sus diferentes estados de carga. 

Conclusión

Tres platos deportivos de alta cocina con los ingredientes combinados armoniosamente para dar sensaciones de vértigo: Lamborghini para el alma, Porsche para el estómago, Ferrari para todos los sentidos.

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