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Comparativa: 50 años de AMG, ¡juntamos los cinco mejores!

Empezó como preparador externo de Mercedes, hoy es la división deportiva de la marca. En esta comparativa de 50 años de AMG, enfrentamos a cinco de sus modelos más emblemáticos.

Motorizaciones comparadas:

AMG: estas siglas, plantadas en un Mercedes, lo convierten en un deportivo automáticamente. En esta comparativa, probamos algunos de los modelos míticos de la división radical de la marca. Comparativa: 50 años de AMG.

Mercedes 300 CE 6.0 AMG

Comparativa: 50 años de AMG, ¡juntamos los cinco mejores!

Este coche causó furor en América con sus 350 CV y 550 Nm, y las cabezas de los cilindros con cuatro válvulas. Tanto, que enseguida se llevó el sobrenombre de "The Hammer". Bajo el capó lleva un poderoso seis litros V8 que suena imponente, aunque nunca incómodo. Cuando piso a fondo, tiene la respuesta típica de un muscle-car. Y eso que, como mantiene el salpicadero tradicional, uno se siente dentro como en un taxi alemán.

Con todo, su interior es muy lujoso con asientos de cuero que ofrecen un sorprendente agarre lateral, y muchas regulaciones eléctricas. El 300 CE 6.0 se ve mucho más pesado que como se conduce. En cuanto uno se acostumbra a un tacto del pedal del acelerador un tanto peculiar, y a una dirección demasiado suave, tiene una respuesta ágil y relajada. Los balanceos son mínimos, y la velocidad punta sorprende incluso hoy en día: estas 1,6 toneladas llegan a los 289 km/h, y en solo seis segundos pasa de 0 a 100 km/h. 

VIDEO: ¡Este es el AMG más radical de todos!

Hacer kick down requiere manos firmes, porque aquí no hay ESP. El cambio automático reduce sin contemplaciones y este Mercedes sale catapultado, y cuando mantienes una velocidad constante en curva, no pasa demasiado rápido a una relación superior. Su tacto es realmente deportivo, con recorridos de la suspensión más cortos y llantas de 17 pulgadas. El tarado general del chasis es muy firme, incluso si lo comparamos con deportivos de hoy en día.

Mercedes 190 E 3.2 AMG

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En 1990 Mercedes sorprendió con esta variante deportiva de su modelo de acceso. Heredaba su 3,2 litros de seis cilindros en línea del 300 SE. En total se fabricaron 200 unidades. Pero, con todo, este 190 nunca fue un deportivo radical. Aun teniendo 234 CV y 317 Nm bajo el capó, y un tarado firme del chasis, su comportamiento estaba orientado al confort. 

Eso también se nota en el interior: asientos de cuero calefactados y un equipamiento excelso para la época. Al hacer kick down acelera de 0 a 100 km/h en solo 7,6 segundos, si bien el cambio automático de cuatro velocidades, al reducir, necesita un largo segundo para pensárselo. Tiene una punta considerable de 240 km/h, aunque el sonido, bastante contenido, no es el que uno espera de un AMG. En curvas balancea notablemente, de modo que invita más bien a una conducción rápida y relajada por autovías, antes que un pilotaje decidido por carreteras de montaña.

Mercedes CLK 63 AMG Black Series

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Salió en 2007, y para entonces, el preparador ya formaba parte de Mercedes al 100%, convertido en la división deportiva de la marca. Con los Black  Serie, AMG presentaba modelos aún más potentes. Este que probamos está basado en el Safety Car de Fórmula 1 de 2007.

Delante destacan sus entradas de aire, y detrás, su espoiler de carbono. Este material lo vemos en otros componentes de la carrocería, y en el interior, donde nos esperan indicadores circulares y unos baquets AMG en Alcántara, frente a un volante muy ergonómico con levas del cambio. 

Puedes arrancarlo por medio de la llave, o apretando un botón. Da igual cómo despiertes a su 6,3 litros V8, que la diversión está asegurada. La principal masa de este deportivo de 1.745 kilos recae en su eje delantero, lo que vuelve a su zaga bastante ágil. Los 630 Nm y 507 CV hacen el resto. En cuanto pisas el acelerador a fondo con el modo Sport activado, parece que el parpadeante ESP no tienen ninguna posibilidad de volver a embridar el eje trasero. 

Pero eso no implica que el conductor pierda el control. Sus ejes de nueva construcción, su chasis deportivo helicoidal, su nueva dirección y las ruedas de 19 pulgadas lo mantienen en su sitio.

Todo esto se traduce en una respuesta muy directa, soltura y aplomo en las curvas y mucha, mucha diversión. Toda la que pueden ofrecer los 4,3 segundos que tarda en pasar de 0 a 100 km/h y sus 300 km/h de velocidad máxima.

Mercedes-Benz SL 65 AMG Black Series

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Un nombre largo para un coche complejo. Es un coche que ya causa temor desde parado. El roadster se ha ensanchado, añade voluminosos espoilers y muchos componentes de la carrocería se han cambiado, incluida la chapa exterior de las puertas. Por requisitos aerodinámicos, el pilar C es ahora más largo. Y la tapa del maletero ya no se puede abrir del todo. 

Ya desde los primeros metros uno percibe que no va al volante de un SL normal: odia viajar. El chasis tiene un tarado superduro, los asientos te agarran hasta estrujarte, el techo no se puede abrir. La respuesta de los 670 CV de su motor es muy directa, y entrega todo su poderío entre las 2.500 y 3.000 vueltas. 

En carreteras de montaña sale de las curvas catapultado, una y otra vez, acompañado del profundo rugido de su motor. Con los nueve años que ya tiene a sus espaldas, este SL acelera mejor que muchos deportivos de relumbrón actuales. El control de tracción debe trabajar a fondo incluso a 150 km/h: 1.000 Nm de par tienen la culpa. El ESP es totalmente desconectable: una opción para quienes no le temen a nada. El cambio automático de cinco velocidades inserta antes que tus pensamientos, y gracias a su aerodinámica y afinado chasis, a pesar de sus 1.900 kilos pasa por curvas con sorprendente agilidad. El único problema: cada vez que pisas a fondo, acelera tan instantáneamente, que sin querer puedes pasarte la velocidad legal. Mejor estar atento.

AMG SLS Black Series

Comparativa: 50 años de AMG, ¡juntamos los cinco mejores!

Lanzado en 2009, fue el primer coche totalmente desarrollado por AMG. Por supuesto, en 2013 tuvo su correspondiente versión Black Serie. Este modelo se inspira en el 300 SL de 1954, incluidas las míticas puertas de alas de gaviota.

Pesa solo 1.550 kilos y rinde 631 CV de su 6,3 litros V8. Empuja con una fuerza inusitada, su cambio de siete relaciones inserta con tal rapidez que, antes de que te quieras dar cuenta, ya ves el número 7 en el display. Los amigos del cambio manual pueden compensarlo las levas del volante. El diseño, el color, el sonido del motor... Todo en este coche es llamativo. 

El chasis es deportivo, pero al mismo tiempo permite circular con cierto confort, y la dirección es increíblemente precisa. Pasa de 0 a 100 km/h en solo 3,6 segundos y, aun cuando la zaga se desmanda un poco, en todo momento se siente muy controlable. Por fuera, tiene las aletas ensanchadas y un morro de casi dos metros de largo. Su estampa es irresistible, aún a día de hoy. Por dentro, eso sí, la abundancia de botones de la consola central delata que es un coche de 2013. Solo se fabricaron 500 unidades. ¿Su precio? Cerca del medio millón de euros.

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