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Cara a cara: Audi TT y Porsche Boxster

Con el Audi TT y el Porsche Boxster el verano se ve de otra forma, no me digas que no. Lo que es tan claro es cuál de los dos descapotables es mejor y eso es, precisamente, lo que vamos a desvelar en esta comparativa.

Motorizaciones comparadas:

Vacaciones, hobbys, playa (o montaña), amigos... Todo eso viene a la cabeza cuando hablamos del verano. Pero a los que nos gustan los coches nos viene algo más... un buen descapotable, como el Audi TT Roadster o el Porsche 718 Boxster. Y si a la vez es potente y deportivo, mucho mejor.

Solo con verlos en esta foto de arriba has empezado a salivar... No te preocupes, es normal. Nos pasa a todos los niños grandes. Pero ahora hay que elegir cuál de ellos es mejor. Y te anticipo que no va a ser nada fácil. 

El concepto que promulgan ambos es muy similar: potentes biplazas con techos de lona de apertura o cierre eléctricos y con una imagen y un estilo premium de verdad. Ambos cuestan más de 63.000 euros, cerca de 70.000 si los equipas como Dios manda; tienen una potencia de unos 300 CV y ambos cambio automático. 

Hasta aquí los parecidos. Porque ya en sus habitáculos comienzan las diferencias. En el Audi TTS se respira más lujo a bordo. Una sensación que se intensifica por el mayor espacio disponible en anchura. Y es que 10 cm se notan mucho en un biplaza. También es cierto que en el Porsche, quizá debido a su sobreelevada separación entre los pasajeros, el conductor experimenta mayor conexión con el vehículo y con su conducción. 

Arrancamos. Puede que en un turismo el sonido no sea tan importante, pero aquí sí que lo es. Primero, por la deportividad de que hacen gala. Luego, porque cuando lo lleves descapotado, lo vas a tener constantemente presente. Y, primera sorpresa: el Audi es mucho más deportivo... con un sonido sutil, metálico, pero que al cambiar al modo deportivo y apurar las marchas te obsequia con un BUM al cambiar que impresiona y te hará apurar las revoluciones para escucharlo una y otra vez sin parar.

En este sentido, el 718 Boxster me ha decepcionado. Y eso que cuenta con un botón que al pulsarlo aumenta el sonido deportivo. No... ni siquiera así y a buen ritmo llega al del Audi. Es más bronco, no petardea (créeme, el TTS crea adicción...) y, circulando ya más tranquilo o en ciudad su cuatro cilindros bóxer con turbo gorgojea cual abuelo haciendo gárgaras en el geriátrico. Se le pasa al aumentar el ritmo, pero lo dicho, no llega a igualar al Audi.

Quito las capotas (¿te creías que iba a ir con ellas puestas?), operación en la que tardo dos segundos más con el Porsche. Y el aire llega también más claramente a su interior. Casi mejor, porque con esto aumenta la sensación de deportividad. 

Empiezo a coger ritmo en una de esas carreteras en las que estos coches se sienten como pez en el agua: buen asfalto y muuuuuchas curvas.

Formas diferentes de ir deprisa...

Ambos empujan con mucha vehemencia y de forma muy similar: ahí están las cifras de aceleración y recuperación... sobre los cinco segundos en el 0 a 100 km/h y algo menos en pasar de 80 a 120 km/h. Sus cambios automáticos son prácticamente igual de rápidos e igual de eficaces a la hora de acompañar a sus respectivos motores, a pesar de contar con seis relaciones en el caso del Audi y siete en el Porsche.

Empiezan las curvas y primero conduzco el TTS. Su tracción integral se hace patente en cuanto empiezan los rápidos cambios de dirección. Sobre todo a la salida de las curvas. Se puede acelerar antes y de forma más contundente con él que en el Boxster. Pero no me gusta demasiado el tacto de su dirección: transmite peor lo que pasa bajo las ruedas y se nota una ligera flotabilidad que no anima a ir tan deprisa como en el 718. Y es que el Porsche, a pesar de contar con tracción trasera, te obsequia con un aplomo y una estabilidad al límite inalcanzable para el Audi. Esa conexión de la que te hablaba nada más sentarte en el coche, se hace patente en marcha. La dirección es, simplemente, inmejorable y transmite a la perfección lo que pasa bajo el eje delantero, por lo que ofrece mucha más confianza. También si sobrepasas su límite, el deslizamiento de ambos ejes se nota progresivo y mucho más controlable que el subviraje que muestra el Audi en estas circunstancias, a pesar de su tracción total. 

A la hora de parar tanto ímpetu ambos tienen mucho mordiente, pero vuelve a dar más confianza la estabilidad que mantiene el Boxster en frenadas al límite cuando el viraje se acerca más deprisa de lo que creías. 

En el Porsche todo está construido para rodar deprisa, muy deprisa... El sonido del TTS te subirá la adrenalina, pero en marcha no podrás ir tan rápido. Por eso, no te olvides del bronceador en el 718 Boxster. Llegarás antes y tendrás que esperar...

Conclusión

Si el TTS Roadster no tuviera el 718 delante, sería el roadster deportivo ideal. Y es que su principal defecto es este: que tiene un Porsche en este cara a cara y, en temas de deportividad, es muy difícil hacerle sombra. A pesar de eso, el refinamiento general del TTS y un sonido mucho más espectacular me han enamorado. Pero si quieres ir rápido de verdad, el Boxster es tu coche.

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