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Cara a cara: Alfa Romeo Giulia vs BMW Serie 3

Por fin enfrentamos al Alfa Romeo Giulia contra su principal rival, en el que los italianos han puesto el foco desde su concepción. En este cara a cara del Alfa Romeo Giulia vs BMW Serie 3 nos ha quedado clara una cosas: las berlinas del segmento medio también pueden ser extremadamente divertidas de conducir.

Motorizaciones comparadas:

Bávaros e italianos nunca han estado tan cerca: medidas, concepto mecánico, diseño... Estas dos berlinas deportivas solo se diferencian en pequeñas cosas. Los comprobamos al volante. Cara a cara: Alfa Romeo Giulia vs BMW Serie 3.

Hay que decir que, si nos ceñimos a la carrocería, el Alfa Romeo Giulia tiene más presencia que su rival bávaro, por mucho que el BMW Serie 3 recibiera un lavado de cara este año. Que para eso viene de Italia. Especialmente el morro con el 'scudetto' y la matrícula desplazada a un lado logra que el corazón te lata más rápido. Pero esto es una comparativa de AUTOBILD, donde priman los puntos y los hechos. El corazón pasa a un segundo plano y se impone la cabeza. Veamos de qué son capaces estas dos berlinas. 

Aquí tienes al Alfa Romeo Giulia en acción: 

Las medidas exteriores son casi las mismas, por eso están muy cerca en espacio interior. Los dos pueden alojar sin problemas a cuatro adultos con cierto desahogo, y el espacio del maletero es suficiente. Y como si Alfa Romeo y BMW se hubieran puesto de acuerdo, en ambas falta el respaldo trasero abatible. Si lo quieres, con una partición de 40:20:40, tienes que pagar un extra. Igual que el Alfa blande su condición de italiano en el diseño, el BMW lo hace en los acabados: en el italianos se escuchan más crujidos en marcha, las juntas de los componentes del salpicadero no están selladas con la precisión y homogeneidad del bávaro. Con todo, la sensación general del Giulia es sólida. Te molestarán más sus banquetas, demasiado cortas, y un sistema multimedia con un manejo mejorable. 

Así será el BMW Serie 3 de 2018:

El BMW solventa los primero con su banqueta opcional expandible. Y lo segundo, son un manejo de los elementos de control intuitivo y rápido con la rueda iDrive. El mando del italiano recuerda mucho al del BMW, pero no tiene un funcionamiento tan fluido. Detalles (o falta de ellos) como que el zoom de los mapas del navegador no se pueda hacer directamente desde la rueda, sino a través de submenús, dejan claro que los italianos aún tienen margen de mejora en el apartado multimedia. 

Pero veamos cómo se comportan en marcha. El Giulia lleva el 2,2 litros diésel de 180 CV, 10 menos que su rival, un 320d. Eso no implica que no tenga un empuje excelente. Tanto es así que el italianos acelera antes que su rival hasta llegar a los 150 km/H. A partir de ahí, el BMW empieza a ponerse por delante. En nuestras autovías con la velocidad limitada a 120 , esto último no tiene ninguna relevancia. Los dos oponentes reparten la fuerza a través de un cambio automático ZF de ocho velocidades. Y en ambos casos, la transmisión realiza su trabajo con precisión y solo en el kick-down del Alfa se nota un leve tirón. Las diferencias en el consumo medido también son mínimas: 5,6 litros el Giulia, 5,3 el Serie 3. En ambos casos, bastante ajustados.

Los dos coinciden en otra cosa: son auténticos devoracurvas. El Alfa Romeo inserta los giros con alegría y una neutralidad tranquilizadora. La sonrisa en la cara es inevitable. La dirección, eso sí, se pasa un poco de directa al principio, volviéndose algo difusa al completar la curva. Pero tras un breve periodo uno se acostumbra a su tacto y resulta tremendamente eficaz y divertida. 

Al límite, el italiano tiende al subviraje, y el ESP, algo intrusivo y no desconectable, no deja que la zaga tengas las reacciones deportivas que uno espera en un propulsión trasera. En este sentido, Alfa debería confiar más en sus posibilidades. BMW le da una lección en este aspecto. La precisa dirección solo se nota algo titubeante en la zona media, y la zaga permite jugar con ella de forma controlada, lo que ayuda a redondear los giros. Si te pasas, el ESP siempre está despierto, pero no llega a ser invasivo.

Si te atreves a desconectarlo, eso sí, te recomendamos que conozcas de antemano lo que es el sobreviraje, y no solo de oídas. El BMW combina su excepcional dinámica con mucho confort, y el chasis adaptativo opcional da un abanico muy amplio entre conducción deportiva y lo que llamaríamos un paseo dominical.Nuestro Giulia de pruebas no llevaba los amortiguadores adaptativos, por eso, aun siendo muy equilibrado, ha quedado por detrás del bávaro en algunas situaciones. Así, los baches cortos y repetidos no los filtra con la suavidad de su rival, y los pronunciados se hunde más de la cuenta. En ningún caso llega a ser dramático. Y es que, en términos generales, el comportamiento del Alfa Romeo está muy logrado y logra un buen compromiso entre dinamismo y confort, aunque con el chasis de serie no llega a las cotas de excelencia de su rival. 

Conclusión: 

El BMW 320d gana esta comparativa. Pero su margen no es muy holgado, y contaba a su favor con el chasis adaptativo. Gana en otros pequeños detalles como los acabados o el manejo del interior. Pero en lo que no le hace sombra a al Alfa Romeo Giulia es en diseño. Aquí, el italiano cautiva al primer vistazo. Una lástima que eso no sea puntuable...

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