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BMW X5, Mercedes ML 350 y Volkswagen Touareg

El nuevo Mercedes ML 350 se enfrenta por primera vez a sus rivales. El BMW X5 y el Volkswagen Touareg son los SUV de lujo a batir. Aquí se enfrentan en sus versiones diésel de seis cilindros, cuyas potencias rondan los 250 CV. El objetivo es comprobar cuál ofrece la mejor combinación de eficacia, lujo y comportamiento polivalente.

Motorizaciones comparadas:

El Mercedes ML 350, el BMW X5 y el Volkswagen Touareg son SUV de tamaño XXL. En estos tiempos que corren, en los que ser respetuoso con el medio ambiente es lo que cuenta, los grandes todocamino han dejado de ser los modelos que están más de moda. Pero, pese a todo, siguen estando bastante solicitados. El Mercedes ML, pese a pertenecer al club de los socios fundadores de este segmento, nunca fue el mejor de su gremio ni tampoco el más vendido, pero siempre ha sido un modelo con buena estrella. Ahora llega su tercera generación y la verdad es que estamos intrigadísimos: ¿conseguirá por fin lo que promete la marca? ¿Podrá barrer a sus rivales?

Enfrentamos al Mercedes ML 350 (vídeo Mercedes ML) con el BMW X5 30d y el Volkswagen Touareg V6 TDI, todos ellos en sus versiones turbodiésel de seis cilindros con potencias que rondan los 250 CV. Sobre el papel, la ventaja del modelo de Stuttgart parece clara, porque el Mercedes ML saca pecho frente a sus oponentes en lo que a potencia se refiere. Su bloque V6 ofrece 258 CV, frente a los 245 de sus rivales. Aunque el Mercedes esconde la cabeza al hablar de precios, ya que es el más caro de este trío. Cuesta nada menos que 5.000 euros más que el Touareg. Por dentro, también queda clara la razón por la que un ML sale tan caro: tiene un aspecto muy lujoso. Los diseñadores se han esforzado al máximo para ofrecer, al menos, lo mismo que BMW y Volkswagen.

El Volkswagen Touareg V6 TDI por fuera parece tan grande como un camión, pero dentro le caben, como mucho, 1.642 litros de equipaje. Y la capacidad de carga de 574 kilos no es propia de un coche de este calibre. Si no le das importancia a esto, entonces tendrás la tranquilidad de que has comprado un coche en condiciones y que, por otro lado, es mucho más económico que sus rivales. Por dentro, tiene la solidez de un acorazado y, a la hora de ponerte al volante, te das cuenta de que es un SUV al que no le gusta ocultar su alto tonelaje. Cuando afrontas una zona de curvas sientes la atracción de la gravedad, mientras el coche se zarandea de un lado a otro porque los asientos no terminan de sujetar bien la espalda. En autopista, su suspensión reacciona a los baches de mala manera y, además, si le das caña sube la rumorosidad. El cambio automático tampoco mejora el confort, pero sí logra que el Touareg baje su consumo medio. En realidad el VW es un buen coche, pero eso no le basta para triunfar en esta comparativa.

El BMW X5 30d es el mejor para divertirse al volante. Su motor de seis cilindros en línea gruñe como un ‘rottweiler’ listo para atacar. Además, en las curvas parece pesar una tonelada menos que sus rivales. Toma cada giro con gran precisión gracias a su afinada dirección y tiene el mejor cambio automático de la comparativa. La verdad es que todo va de maravilla. Sin olvidar el sistema ‘Adaptive Drive’ (suspensión adaptativa con compensación de balanceo) que monta mi unidad de pruebas. No hay ningún coche de esta comparativa que se deshaga de los baches con tanta elegancia como el X5. Eso sí, no sería de extrañar que al final te decidas por un ML para irte de viaje, porque el BMW es más ruidoso (más de lo que sus cifras desvelan) y ofrece menos espacio para las maletas. Aunque, objetivamente, el BMW tiene la mejor habitabilidad del grupo. Cuatro personas se pueden acomodar en su interior, con altura suficiente y sobre asientos bien acolchados.

Por último, el Mercedes ML 350 conserva elementos que se mantienen intactos desde la primera generación, como su característico pilar C. Un gran punto a favor del ML es el tamaño de su maletero: si vas a transportar muchas cosas, debería ser tu elección. Eso es algo que va con su carácter, ya que su meta es ser un coche para viajar tranquilo. El propulsor V6 es capaz de tirar de este peso pesado (2,3 toneladas en vacío y 2,95 cargado al máximo) sin demasiado esfuerzo y sin armar jaleo hasta una velocidad máxima de 224 km/h. El ruido del viento y de las ruedas se mantiene a raya, mientras la suspensión se encarga de filtrar sin problemas los ligeros baches de autopistas y carreteras. Sí, su confort es muy alto, pero por carreteras en mal estado quedan claros sus límites: ahí el Mercedes deja de ser tan silencioso y transmite al habitáculo (y a tus riñones) algún que otro bache.

El consuelo es que la nueva y carísima suspensión ‘Active Curve System’ (6.382 euros), que incluye las estabilizadoras activas para reducir el balanceo, mitiga esos males y mejora su manejabilidad. Gracias a ella el nuevo ML se enfrenta a las curvas con mayor ligereza y estabilidad que su predecesor. Lo único que molesta de vez en cuando es su intrusivo ESP.  He podido probarlo al límite y supera sin despeinarse vadeos, rampas de 80 grados de desnivel y cruces de puentes que solo parecían aptos para vehículos todoterreno puros. Una cosa importante: el ML es el que manda, entre otras cosas, porque ofrece seguridad de sobra y es el único que cumple con la exigente normativa de emisiones Euro 6. Ahí queda eso.

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