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Comparativa: Alfa Giulia QV contra BMW M3 y compañía

Son berlinas, son poderosas, son capaces de acelerarte las pulsaciones en un circuito. Que no te engañen sus cinco plazas y sus amplios maleteros. El Cadillac ATS-V el Mercedes-AMG C 63 S, el BMW M3 y el Alfa Giulia Quadrifoglio son adrenalina pura. Los enfrentamos.

Las berlinas deportivas siempre han tenido un encanto especial. Combinar un coche familiar, con el que puedes llevar a los niños al colegio e ir después a la oficina, y con una máquina de prestaciones puras para exprimir en un circuito o en un puerto de montaña, es algo que no encontrarás en ninguna otra categoría. Enfrentamos a cuatro de sus máximos exponentes: Alfa Romeo Giulia QV, Cadillac ATS-V, Mercedes-AMG C 63 S, BMW M3.

El Alfa Romeo Giulia QV llega con un biturbo V6 de 510 CV y 600 Nm, y genes Ferrari. Monta frenos cerámicos opcionales en las cuatro ruedas, semislicks y, como alternativa al cambio manual de seis velocidades, el automático ZF de ocho. El Giulia lleva dos conjuntos de embrague en el eje trasero, con los que no solo puede ejercer el bloqueo, sino repartir también el par selectivamente. En el día a día, la respuesta es como los bloqueos activos de la competencia.

El motor, aunque tiene la función de desactivar parte de la bancada de cilindros, lo cierto es que es más tragón en el día a día de lo esperado. A cambio, su respuesta es magnífica. En cuanto llega a las 1.500 vueltas desaparece la calma, y a partir de ahí, entra el par con toda su fuerza y la aguja de cuentarrevoluciones se pone a escalar con todo su ímpetu, que solo cesa cuando llega a las 7.000. Además, hay que decir que su cambio automático reparte mejor la potencia en cada relación que el doble embrague del BMW M3. ¿Quiere eso decir que el bávaro no tenga empuje? Para nada, todo lo contario: su tres litros con seis cilindros entrega 450 CV, y la patada es tal, que llega a los 200 km/h siete décimas antes que el italiano, que le saca 50 CV. Y es que el BMW estira de vueltas con sorprendente fuerza hasta las 7.600 rpm.

Damos una vuelta con el Giulia QV... ¡Por Roma!

El motor V6 biturbo del Cadillac ATS-V está en el otro extremo. El motor de 3,6 litros con 470 CV y 603 Nm tiene un respuesta menos lineal y mas atropellada, y a en ciertos regímenes da la impresión de desaprovechar la fuerza de su motor. Ojo, que con 4,3 segundos para pasar de 0 a 100 km/h está dentro del margen de sus oponentes, pero es al llegar a la marca de los 200 km/h (en 14,7 segundos) cuando realmente se queda atrás.

El Mercedes AMG C 63, en cuanto piso el acelerador, demuestra la superioridad de sus 700 Nm en toda la zona de cuentavueltas, con un espectáculo sonoro compuesto por graves realmente espectacular. Solo le penalizan algo, a unas prestaciones que podrían ser mucho más espectaculares, una desmultiplicación algo larga de toda su gama de relaciones, en este caso siete, como en el caso del M3, en lugar de ocho. 

Mientras el Alfa Romeo, el BMW y el Cadillac permiten jugar con sus zagas, en el Mercedes hay que tener en cuenta algunos factores: su explosivo par motor y, sobre todo, el MCT automático, que no permite aprovechar del todo el poderío del V8 de 510 CV y 700 Nm. Y es una pena, porque e rígido tarado de su chasis y una dirección tan espontánea como comunicativa se vuelven aliadas inestimables a la hora de afrontar tramos revirados. Aunque a veces, el diferencial con bloqueo del eje trasero no es todo lo intuitivo que uno espera, pero lo cierto es que, en general, este Mercedes garantiza grandes ratos por puertos de montaña. 

En el Cadillac me sucede una cosa extraña: al afrontar un giro con cierta decisión, me da la impresión de que va a subvirar, sin embargo, una vez dentro de la curva, los bloqueos hacen su función y colocan el coche justo donde deben, trazando cada arco con absoluta limpieza. Y todo, permitiéndome sutiles deslizamientos de la zaga. Esto, claro, se debe a su excepcional diferencial en combinación con un control de tracción del que puedo decir, sin miedo a equivocarme, que es lo mejor que se puede encontrar en esta categoría. 

¡Aquí tienes una prueba de aceleración entre el Cadillac y el M3!

El Giulia Quadrifoglio también es un auténtico devoracurvas, pero no alcanza el nivel de perfección del americano. Y es que, aunque afronta los giros con agilidad, casi siempre en el último tramo de la curva pierde algo de tracción en el eje delantero, y por eso tiende más al subviraje y pierde unos segundos de oro respecto al Cadillac. A cambio, gana tiempo cuando retoma las rectas: en este momento, se vuelve mucho más vehemente que el americano. Y hay que decir que inserta las curvas con más energía que el AMG. ¿Consecuencia? Con el crono en la mano, les deja a los dos detrás en un circuito.

Y luego está el M3, claro, que, sencillamente, es el mejor en todo: curvas y rectas. La potencia, la tracción, el 'handling', la acción y reacción... Todo funciona en sorprendente sincronía, y con el paquete Conpetition de nuestra unidad de pruebas, lo vuelve absolutamente imbatible en circuito.

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