La formación de los conductores es cada día más completa y, hoy por hoy, hasta se imparten cursos de primeros auxilios en las autoescuelas. Pero ¿nos enseñan realmente a cómo reaccionar de forma efectiva ante un accidente?
Se hace totalmente necesario que exista, en la formación, un tercer escalón para educarles sobre éstas y otras cuestiones, ya que apenas existe una breve mención en los manuales referente, por ejemplo, a los derechos que asisten al lesionado en un accidente de tráfico. No se informa del derecho a una asistencia médica, ya sea a través de la compañía aseguradora, o en centros privados adscritos al Convenio UNESPA (Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras). Del mismo modo, tampoco es habitual que se informe acerca de cómo se debería proceder a la hora de gestionar el derecho que asiste al lesionado a la hora de reclamar al causante del accidente por los daños y perjuicios ocasionados a la persona o a sus bienes.
¿Un ejemplo práctico de lo que mencionamos? La norma dicta que el responsable de que los ocupantes vayan debidamente sujetos y sentados en un vehículo es el conductor, pero lo normal es que nadie le haya informado de que en caso de ser el responsable del accidente, los ocupantes pueden reclamar a su propio seguro y éste debe hacerse cargo de la correspondiente indemnización.
Así debes actuar ante un accidente
Otro ejemplo de lo que se debería tratar dentro del temario de cualquier autoescuela: la propia Dirección General de Tráfico, haciendo suya una teoría de las aseguradoras - que está desmentida, por cierto, por muchos médicos especialistas- informa a los futuros conductores de que el latigazo cervical solamente se produce a más de 10 kilómetros por hora (una velocidad superior, incluso, a lo que estipulan la mayoría de las compañías aseguradoras, que hablan de 5 km/h) y que si se lleva correctamente regulado el reposacabezas y se está a la distancia adecuada del airbag, sólo un accidente importante podría provocar este tipo de lesión. De esta manera, se deja entrever que, cuando esta se produce, la culpa viene a ser del propio afectado, por circular más rápido o por no haber tomado las medidas de seguridad adecuadas a la hora de sentarse al volante.
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Sería, por ello, muy beneficioso que se explicase a los conductores noveles -y al resto de los usuarios- que no están obligados a quedar en manos de las aseguradoras, (médicos, rehabilitadores, peritos, abogados…) y deberían ser informados de que tienen derecho a tratarse fuera de la compañía y a contratar a profesionales externos y completamente independientes.
En conclusión: la mayoría de las víctimas de accidentes de tráfico son los lesionados en siniestros que se producen por alcance a escasa velocidad, y estos ven cada año cómo sus derechos se reducen hasta el punto de acabar desapareciendo en manos de las compañías aseguradoras. Una información básica en las autoescuelas sobre estos derechos y cómo ejercerlos se torna, pues, en algo absolutamente prioritario.
Información facilitada por traficoayuda.es. Imagen: Getty