Efectos del alcohol y la fatiga II

Como vimos la anterior semana, el alcohol juega una mala pasada a la hora de conducir. Pero, si a ésto se le suma la fatiga, entonces comprobamos que el riesgo de accidente es aún más elevado. En la segunda parte del estudio sobre estos factores, AUTO BILD analiza a dos conductores que no habían bebido, aunque en uno de ellos el cansancio habría de producir un efecto similar. ¿Cuál será el resultado esta vez?
La semana pasada iniciamos esta serie de prácticos analizando qué habían hecho Felipe y Raquel durante su ejercicio de dos horas en el Simax. Ambos habían ingerido una cantidad moderada de alcohol –la que tomó Raquel quizá habría excedido un poco el límite legal- y a Felipe, además, le hicimos conducir cansado por haber estado cuatro horas jugando al videojuego Forza3.
Esta semana también tenemos a un voluntario fatigado (Alberto), por el mismo método, y a otra que llegó descansada desde su casa (Lucía). Además, ninguno de los dos ingirió ni una gota de alcohol. Si abres la primera parte del estudio junto a éste y observas los resultados en los ejercicios y enfrentas a quienes bebieron con quienes no lo hicieron, te darás cuenta rápidamente de que los segundos fueron considerablemente más rápidos en dar una respuesta a los incidentes de la carretera que los primeros. En más de una ocasión, el tiempo de reacción es más del doble. En cualquier caso, ni los bajos niveles de alcohol que habrían podido presentar Felipe y Raquel podrían explicar un tiempo de reacción superior a los dos segundos en dos ejercicios, ni tampoco Alberto o Lucía respondieron tan rápidamente como lo harían en condiciones normales.
Todos nuestros voluntarios posaron para una foto juntos, antes del intercambio de volantes
Validar los resultados
Esto nos lleva a una aclaración necesaria respecto de toda esta experiencia: ninguno de nuestros voluntarios se había subido en su vida a un simulador, a todos ellos les dimos las convenientes explicaciones generales sobre la experiencia, y todos se tomaron la prueba completamente en serio. Sin embargo, reaccionar a un peligro virtual no es ni psicológica ni biomecánicamente homologable a hacerlo ante un peligro real.
Para empezar, en el simulador se produce un breve instante de duda ante el fenómeno, durante el que no hay reacción alguna; en una carretera de verdad, la mayoría toca el freno un poco al menos ante la más mínima señal de peligro. Además, ante esta sensación, en milésimas de segundo, la médula suprarrenal hace introducir adrenalina en nuestro torrente sanguíneo. Gracias a esta hormona, las reacciones físicas se llevan a cabo mucho más rápidamente y los músculos adquieren una fuerza considerablemente superior a la habitual.
Cómo se controlaba el Simax
Este simulador profesional recrea parte del interior del Toyota Auris con los mismos volante y asiento. Los pedales y el cambio se manejan exactamente igual que los de un modelo de calle, el acelerador resulta algo más ‘fácil’ de pisar.
El factor de atención
De todos modos, lo anteriormente explicado no desvirtúa lo más mínimo los resultados que nos ofrece el Simax, sino que los enriquece todavía más. La única lectura posible de las grandes diferencias entre los protagonistas de la semana pasada y los de ésta es que al beber, aunque sea poco, no sólo se tarda más en reaccionar físicamente ante un estímulo, sino que también lleva más tiempo evaluar si puede representar o no un peligro.
Este tiempo perdido en cálculos y estimaciones hace que cuando se intente reaccionar sea ya demasiado tarde. Y esa diferencia, aunque en una escala algo menor, se reproduce entre Lucía y Alberto, los voluntarios de esta semana.
En todas las incidencias programadas Lucía reaccionó mucho antes que Alberto; este último mantuvo una velocidad media muy baja durante todo el ejercicio, además de realizar hasta 9 cambios de marcha incorrectos. Esta conducta errática es asociable a su cansancio que, quizá, de haber estado todavía más horas al volante, habría tenido efectos todavía peores.
Lucía fue de largo la voluntaria que menos incorrecciones cometió al volante o con los demás controles del vehículo
A Alberto le costó bastante concluir la prueba; al final, mantener la atención le requería un gran esfuerzo. Lucía llegó descansada, se habituó rápido a la máquina y luego pecó de confiada. En la vida real, con un accidente como el que sufrió, los órganos internos se licuan a consecuencia de la tremenda deceleración. Esta experiencia ya justifica, por sí sola, el haber usado un simulador para este práctico...
Qué consecuencias habría tenido...
Ficha del impacto
Velocidad de incidencia 83 km/h
Velocidad de salida 0 km/h
Deceleración 33 veces la fuerza de la gravedad
El conductor difícilmente se habría salvado
No habría sufrido daños
Daños leves
Daños de consideración
Daños graves
Lesiones muy graves o fatales
Sin medir
Lucía no realizó un solo cambio de marcha incorrecto, su velocidad media no fue de las más elevadas y también tuvo la cifra más baja de toques leves con otros conductores o vallas, únicamente cuatro. A pesar de ello, su único accidente grave fue el más violento de todos; además, se produjo en una de las veces que pasó por la incidencia nº2, un accidente en el arcén que dejó una mancha de aceite en la carretera. Quizá por ella perdió el control e impactó frontalmente contra el pilar de un puente. Un choque así contra un objeto de gran masa y no deformable hace que toda la energía deba ser absorbida por el coche. Esta deceleración de más de 30G habría sido mortal para Lucía.
El cansancio tiene efectos bien visibles
Alberto se esforzó mucho a lo largo de todo el día: sin estar habituado a los videojuegos le dio duro al Forza3. Durante el ejercicio con el simulador nos pidió que paráramos al cabo de una hora para ir al baño, en ese momento a todos nos pareció que estaba exhausto e incluso un poco mareado. Sus ojos delatan fatiga. Conducir durante más de tres horas por la noche produce un efecto similar.
Los resultados de las pruebas
1. Hay una pequeña balsa de agua sobre la calzada
1. Tiempo de respuesta de Alberto 1,484 segundos
2. Tiempo de respuesta de Lucía 1,289 segundos
3. Tiempo de respuesta estándar 1,060 segundos
Aceleración
Freno
Velocidad
Volante
2. Accidente: hay un coche volcado en el arcén izquierdo
1. Tiempo de respuesta de Alberto 0,976 segundos
2. Tiempo de respuesta de Lucía 1,489 segundos
3. Tiempo de respuesta estándar 0,980 segundos
Aceleración
Freno
Velocidad
Volante
3. Un nuevo accidente, con más vehículos implicados
1. Tiempo de respuesta de Alberto 1,892 segundos
2. Tiempo de respuesta de Lucía 2,397 segundos
3. Tiempo de respuesta estándar 1,338 segundos
Aceleración
Freno
Velocidad
Volante
4. Un camión ha derramado parte de su carga sobre la calzada
1. Tiempo de respuesta de Alberto 3,121 segundos
2. Tiempo de respuesta de Lucía 2,743 segundos
3. Tiempo de respuesta estándar 0,903 segundos
Aceleración
Freno
Velocidad
Volante
5. A pocos metros se produce un desprendimiento
1. Tiempo de respuesta de Alberto 1,879 segundos
2. Tiempo de respuesta de Lucía 1,021 segundos
3. Tiempo de respuesta estándar 0,815 segundos
Aceleración
Freno
Velocidad
Volante
Nuestros voluntarios
Alberto Molina
Edad 40
Antigüedad de carné 19
Hábito de conducción 4 días/semana
Alcohol ingerido Ninguno
Observaciones 4 horas de conducción
Velocidad promedio 81,06 km/h
Excesos de velocidad puntuales 24
Toques leves con otros coches 5
Cambios de marcha erróneos 9
Colisiones graves 1
Lucía González
Edad 26
Antigüedad de carné 4
Hábito de conducción Fines de semana
Alcohol ingerido Nada
Observaciones Llegó descansada
Velocidad promedio 88,5 km/h
Excesos de velocidad puntuales 93
Toques leves con otros coches 4
Cambios de marcha erróneos 0
Colisiones graves 1
Opinión del experto
Iñaki Ayúcar, CEO de Simax Virt
Esta semana tenemos a dos conductores que no han ingerido nada de alcohol. Podemos apreciar claramente cómo sus tiempos de reacción, en general, han resultado ser mejores que los de la semana pasada. Aun así, hay claras diferencias entre el primer conductor (Alberto), notablemente fatigado, y la segunda (Lucía), más descansada, quien ha sido capaz de reaccionar más rápidamente en casi todas las incidencias.
Lucía también fue quien reaccionó más rápidamente y condujo más correctamente que los protagonistas de la semana pasada (Felipe y Raquel). Sin embargo, sorprendentemente, ha sido Lucía la que ha sufrido la colisión más grave a pesar de no estar fatigada, ni haber bebido. No pudo reaccionar a tiempo ante una de las incidencias debido a un despiste. Y es que no basta con estar descansado y en buenas condiciones: no debemos olvidar que el grado de atención que se presta a la conducción es un factor fundamental para obtener un nivel de seguridad aceptable. Hay que decir que Lucía sufrió este accidente hacia el final de la experiencia, precisamente cuando comenzaba a costarle más mantener todos los sentidos en el simulador.
Lucía se lo tomó bastante en serio, no había bebido y venía descansada, pero sufrió el peor accidente
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