¡Toda mi admiración, Manolo!

Esta mañana me he enterado de una triste noticia, la desaparición del gran Manolo Domenech. Sinceramente lo primero que se me ha ocurrido es escribir algo en su nombre. Cuando uno lleva la profesión periodística por dentro es lo menos que puede hacer…

De primeras me he conformado con unos simples y miserables 'tweets', pero llevo todo el día leyendo comentarios positivos, agradecimientos y despedidas sobre ti, Manolo, que me he animado a dar un paso más sólo por dedicarte lo que te mereces, mi pequeño homenaje.

No soy ni de lejos el más cercano a ti ni el que más tiempo ha compartido contigo, seguro que hay otros muchos que podrían escrbir libros con anécdotas vividas a tu lado, pero no por eso pienso dejar de decirte algo que probablemente en vida nunca te hubiera confesado a la cara y de lo que realmente me arrepiento, TE ADMIRO.

Evidentemente te admiro como periodista. Profesional, dedicado y experto. Además, has sido un sensacional compañero de viaje. No me cabe duda de que todo el mundo coincide en destacar tu simpatía, cercanía, sinceridad e ironía. Pero lo que es digno de destacar es tu lado humano. Sencillamente eras un buen hombre. Pese a tu sabiduría, experiencia y veteranía siempre has tratado a todos como iguales a los que poder ayudar y facilitar el camino. Así lo hiciste conmigo y ahora te lo agradezco, pero así te he visto hacerlo otras muchas veces.

Toda la profesión ya te echa de menos y no es para menos. Llámame sensiblero, Manolo, será que eso de tener hijos te cambia y te hace más blandorro, pero escribo estas líneas con un nudo en la garganta que no veas... Y no me duele reconocerlo. Un tipo como tu se merece nuestros mejores sentimientos y un momento de sentido homenaje. Has sido, eres y serás allá en el cielo un auténtico ejemplo a seguir. 

No dudes que echaré de menos eso de "¿Hombre, PiloTrillo, cómo te va?" 

D.E.P. Mis oraciones están contigo y con tus seres queridos.

Un abrazo, compañero. Hasta siempre.