Si los políticos condujeran...

La semana pasada me tomé unos días de vacaciones. Mientras me arrastraba por las carreteras españolas a una velocidad ridícula me di cuenta de que quienes nos gobiernan no conducen. Y no conducen porque, de otra manera, se darían cuenta de muchas cosas:

Lo primero, si condujeran, sabrían que en carretera abierta es imposible ir a 110 sin dormirte.

Pero también:

Sabrían que quitar la iluminación de las autopistas es peligroso.

Sabrían que las señalizaciones de obras en autopista que te obligan a reducir la velocidad a 60 por hora son inviables, peligrosas e irreales.

Sabrían que es imposible ir a 50 por calles tan anchas como la Castellana de Madrid o las Ramblas de Barcelona.

Se darían cuenta de que la inmensa mayoría de los radares están puestos para ‘cazar’ y no para prevenir.

Harían campañas para que los conductores fueran por la derecha en autopistas con tres carriles y pusieran los intermitentes en vez de entretenernos con anuncios llenos de accidentes, lloros, etc.

Sabrían que la velocidad no mata  (sí la velocidad inadecuada).

No subiría tanto la gasolina.

Verían que las líneas de la carretera no se ven cuando llueve y que cuando se pintan las amarillas de obras bno queda claro el carril que hay que seguir.

Sabrían que muchas de las señales de la carretera están mal puestas.

Sabrían que la pintura blanca de los pasos de peatones de las ciudades resbala y es peligrosísimo para las motos...

En definitiva, parece que los políticos no viven en el mundo real. Un chófer los lleva y los trae. No salen a la calle. Lo de Zapatero diciendo que el café costaba sólo unos céntimos fue una anécdota, pero una que refleja que los gobiernan para nosotros, pero sin nosotros. Te preguntarás: ¿No tienen asesores? Me parece que tampoco conducen...