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Manolo Escobar: mi adiós a un 'probador' de coches clásicos

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Cuando un personaje conocido fallece y no lo conocías personalmente, es normal sentir cierta lástima, y más todavía cuando se trata de todo un icono de la cultura popular española. Pero ahora y antes, con la muerte de Manolo Escobar, quiero decir adiós al que para mí ha sido un 'probador' de coches clásicos... sin pretenderlo.

¿Por qué? Muy sencillo. Dejando al margen su verdadera aportación artística como cantante a la canción, española, no hay que olvidar que en multitud de películas de sábado por la tarde, (de esas que un servidor sigue viendo con manta y palomitas 'Cine de Zarrio', digo 'de Barrio'), se puede encontrar a Manolo Escobar conduciendo todo tipo de vehículos que ahora son clásicos, como el Citroën Méhari que ves sobre estas líneas, en el film 'En un lugar de la Manga' (Mariano Ozores, 1970).

Conductor, mecánico, cantante (cómo no)... En el plano cinematográfico, Manolo Escobar no fue exactamente el icono del españolito medio de a pie -que tan bien encarnaban José Luis López Vázquez o Alfredo Landa; tampoco era el guapo, desastroso y un poco sinvergüenza que Toni Leblanc representaba en los 50 y 60; y ni siquiera 'a la vejez viruela' -si se me permite la expresión, desde el máximo respeto- se caracterizó por asumir papeles con diálogos 'verduscos' como los que el gran Paco Martínez Soria introducía sistemáticamente en sus películas, o como los que definían las apariciones del 'destape' y el destape tardío de iconos del cine de serie B como Pajares y Esteso.

Y es que 'Manolo', a secas, era el galán patrio elegante y educado pero no relamido -como sí fue Arturo Fernández-, "un caballero español" cuyo nombre era pronunciado con apasionado acento guiri por extranjeras de aúpa entre "sol", "flamencou", "paela" y "olés". Y de hecho, en algo se debió de parecer esto a su vida real cuando en 1959 se casó con la alemana Anita Marx en Colonia.  

Manolo Escobar conquistaba en las películas al género femenino por su tupé, sus patillas y esas canciones que interpretaba -como era habitual en la época- casi sin venir a cuento con la trama. Pero hoy, para cualquier aficionado al automóvil, ver a Manolo Escobar rodeado de coches clásicos es un aliciente más para ver las 'españoladas' con otros ojos. Al menos yo, ya tengo plan para este fin de semana...

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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