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¿Se ha consolidado Peugeot como la marca premium de PSA?

Peugeot 508 GT
Analizamos la situación.

Queda realmente lejos, pero allá por 2013, dentro del Grupo PSA se anunció una voluntad por diferenciar más sus marcas. La idea era dejar a Citroën como marca generalista y acercar a Peugeot al territorio premium. Han pasado ya seis años, un tiempo en el que han ocurrido muchas cosas, como la adquisición de Opel, ¿se ha llevado a cabo el plan inicial?

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Conviene tener en cuenta el contexto en el que se llevó a cabo esta declaración de intenciones. En medio de la crisis, a PSA no le interesaba quitarse mercado a sí misma con modelos similares de dos de sus marcas, por lo que tenía todo el sentido del mundo intentar situarlas en escalones ligeramente diferentes (ala Seat-Volkswagen) para atraer a un público más diverso.

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Un año después de anunciar el camino, DS se desvinculó de Citroën, un arma de doble filo para el plan: por una parte era más fácil consolidar así como generalista a la marca del doble chevrón pero, por otra, situaba a la recién nacida como máximo exponente del territorio premium dentro del grupo.

A esto hay que sumar en 2017 la compra de Opel a General Motors, lo que introducía un nuevo agente dentro de PSA y que, a todas luces, volvía suponer un solapamiento entre los modelos de la marca alemana y Peugeot. ¿Cómo evitarlo? Orientando a la nueva incorporada hacia el camino de la electrificación, algo que poco a poco se está cumpliendo de manera escalona.

Esto nos deja, a día de hoy, cuatro firmas bien diferenciadas dentro del Grupo PSA, cada una con su rol bastante bien definido excepto, quizá, la marca del león. ¿La podemos considerar premium? A todas luces no, pero quizá el objetivo de plantar cara a Mercedes o Audi era algo excesivo. Más racional es haberse situado en el terreno de Volkswagen, algo que también quiere hacer Mazda. ¿Ha conseguido esto?

Mimbres para ello los hay, aunque tampoco rotundos. Mirando modelo por modelo en comparación con Citroën, por norma general los Peugeot tienen un precio superior al de sus homónimos, lo que ya es un factor de diferenciación. Sin embargo, no es suficiente como para afincarla en terreno premium.

Los argumentos para ello son otros tres, bastante más claros. El primero es la evolución del lenguaje de diseño de la firma, que ha cambiado hasta adaptar un perfil más sofisticado, con una presencia más imponente y un protagonismo mayor para los cromados. Esto es bastante patente en los últimos lanzamientos de la casa.

El segundo está en la apuesta por la tecnología, presentando habitáculos más modernos y con una configuración que no agrada a todo el mundo, pero en el que el i-cockpit tiene una importancia capital.

El último está en el lanzamiento de modelos pertenecientes a segmentos no tan de moda, como es el caso del Peugeot 508. La berlina ha demostrado ser todo un acierto, cosechando un enorme éxito entre la crítica y haciendo ver que hay vida más allá de los SUV. Su imagen, sus motores y sus acabados hacen que pueda mirar de tú a tú a modelos de, al menos en teoría, categoría superior.

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Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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