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¿Una Fórmula 1 con bólidos eléctricos? ¿Y por qué no?

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Los típicos y cansinos culebrones veraniegos –esos que ciertos medios de comunicación se empeñan en difundir hasta la extenuación, a falta de noticias seriamente relevantes– han hecho sombra a un anuncio ciertamente curioso e interesante: en 2014 podría haber una Fórmula 1 con coches eléctricos.

He podido leer en las redes sociales cómo muchos se han decantado en contra de esta vuelta de tuerca del automovilismo deportivo. Aducen algunos el hecho de que no tendría mucho que ver con la competición tradicional, con gasolina de por medio. Hace poco leí en Internet que "tradición es una innovación que ha tenido éxito", y creo que agarrarse a la tradición en estos casos no es, a mi juicio, un argumento de peso. Otros muchos se rasgan las vestiduras porque ya no rugirán los motores en la Fórmula 1. Y este argumento me recuerda una conversación que tuve hace unos años con un jefe de Producto de Honda, a quien le pregunté –tras probar el FCX-Clarity, un prototipo eléctrico alimentado por pila de combustible– si no le parecía peligroso de cara a la seguridad de los peatones que un coche fuera tan silencioso. La respuesta fue contundente y completamente lógica: "Y por qué tiene que hacer ruido un coche". Y es que si lo piensas, no le falta razón. Nos hemos acostumbrado a algo tan dañino para el bienestar humano como el ruido que parece no sabemos vivir sin él.

He de reconocer que no soy precisamente un evangelizador de los vehículos eléctricos. Siempre que he conducido un eléctrico me ha parecido una experiencia apasionante, no solo por tener la oportunidad de ponerme a los mandos de una nueva tecnología, sino también por la tensión de no contar con suficiente autonomía para llegar al destino, y puntos de recarga precisamente no abundan. Creo, en este sentido, que aún hay mucho camino por recorrer para poder disfrutar al volante de un eléctrico. Sin embargo, considero que al introducir los vehículos eléctricos en la F1 –y no hay mejor laboratorio que la competición– se podrá investigar y dar pasos de gigante para que la electrificación se convierta en una alternativa real y fiable a los motores de combustión interna.

Es hora de cambiar el chip, de permitir que el automóvil siga evolucionando y que lo haga al mismo tiempo la competición. Si no, aún estaríamos viendo carreras de cuadrigas... ¿Tú qué opinas?

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Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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