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¿Coches mariquitas?

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Antes de que te lances a degüello por sentirte ofendido por el titular, querido lector, déjame que te aclare que no tengo absolutamente nada en contra de los homosexuales; es más, tengo amigos gays, como también tengo compadres que son fanáticos del Real Madrid, muchos que se declaran peperos, otros a los que les chiflan las mujeres de enormes protuberancias mamarias y alguno que otro que odia el queso. Una gama muy heterogénea, pero con una cosa en común: son amigos míos, y a mucha honra.

Este fin de semana se ha celebrado el Día del Orgullo Gay, y para tal ocasión a Fiat se le ocurrió vestir varios modelos 500C con motivos homosexuales: el Fiat 500 Drag (con plumas rosas y tela de lycra con lentejuelas), el Fiat 500 Leather (con tiras de cuero y tachuelas en el capó, el techo y los laterales), el Fiat 500 Lesbo (con carrocería de color oro brillante, que simula una polvera y con un gran pintalabios gigante), Fiat 500 Oso (cubierto con pelo de peluche) y el Fiat 500 Cool (personalizado en metal brillante color plata que simula una bola de discoteca).

Como operación de marketing, ¡muy original, sí señor! Ahora bien, creo sinceramente que ya es hora de superar los rancios estereotipos y tener amplitud de miras. No soy precisamente un ferviente seguidor de la corrección política, pero esto es, a mi juicio, confundir las churras con las merinas.

Y es que si para el Día del Orgullo Gay se han creado estas personalizaciones ad hoc, ¿qué será lo siguiente? ¿Un automóvil con forma de boquerón para la Feria de Málaga. ¿Un coche con barretina y calzado con butifarras con motivo de la Diada de Cataluña el 11 de septiembre próximo? Como guiño está gracioso, pero hasta cierto punto. Porque si se parte de la base de que, por ejemplo, no a todos los catalanes les gusta gastar barretina, tampoco todos los homosexuales son unas locazas que están cantando todo el día el famoso YMCA de los Village People, ni son osos, se disfrazan de drags o les gusta el cuero más que a un tonto un caramelo. Y lo mismo se puede decir de las lesbianas.

Me parece estupendo que las marcas, al calor de un acontecimiento de estas características, pongan su granito de arena para que la homosexualidad sea vista con normalidad y como lo que es, una condición sexual más, pero creo que hubiera bastado con vestir el Fiat 500 con la bandera multicolor sin más.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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