Alerta amarilla en la zona pirenaica

22 de enero del 2013- Alerta amarilla en la zona pirenaica. Después de dos semanas de intenso trabajo consigo un poquito de tiempo para mí. Aprovecho la llegada de la nieve a la península para acercarme a uno de mis lugares preferidos, la carretera que lleva a San Miguel de Aralar.

En Navarra cuando llega el invierno hay tres lugares donde la conducción se hace complicada: Isaba, La Población y Aralar. La carretera que lleva al santuario parte del pueblo de Baraibar y sube por una serpenteante carretera hasta una altura aproximada de 1200 m sobre el nivel del mar. Esta excursión me permite probar el rendimiento de mis nuevos neumáticos Bridgestone BLIZZAK LM-32.

La conducción me lleva por una serpenteante carretera rodeada de un hermoso bosque de hayedos. El asfalto inicialmente oscuro va cambiando de tonalidad según transcurren los kilómetros. Los neumáticos en todo momento me aportan la tranquilidad que necesito para afrontar cada curva, sabiendo que la salida será neutra en todas las situaciones.

La capacidad de agarre, inicialmente en seco y posteriormente en mojado, es excelente y permite apretar el paso.

Y llego a la parte más interesante del día: el firme se encuentra cubierto por una fina capa de nieve. Se nota que ha pasado recientemente el quitanieves, ya que está compactada. Mi BMW con tracción permanente a las cuatro ruedas y estos neumáticos son un binomio inigualable y me permiten disfrutar de un paisaje increíble.

La subida es divertida, con continuos giros a izquierda y derecha que permiten en estas condiciones de circulación diferentes trayectorias. En ningún momento el coche pierde la cara, y no percibo que la situación pueda complicarse: los neumáticos se agarran a la carretera como si estuviera seca. Una vez arriba aprovecho para admirar el paisaje.

Está oscureciendo, y tengo que volver a casa. El próximo día convenceré a mi mujer y mi pequeño para que me acompañen: con los Bridgestone BLIZZAK LM-32 no hay nada que temer. Por último en la bajada aprovecho para utilizar el control de descenso de pendientes que equipa mi vehículo: menudo invento, cómo retiene... Qué gozada encarar las curvas de esta manera.

Llego a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Sé que la experiencia ha sido fantástica y que no será la última...