El GP de Gran Bretaña, novena carrera del
calendario, supone la vuelta de la
competición a los circuitos permanentes tradicionales (Mónaco,
Canadá y Valencia son urbanos y semirubanos). En Silverstone, los equipos montarán los
neumáticos duros y blandos de Pirelli.
La elección de estos dos compuestos se debe al alto poder de
desgaste que tiene el renovado asfalto de Silverstone. Además,
Pirelli va a permitir a los equipos, por primera vez esta
temporada, probar un nuevo compuesto experimental duro (blanco).
Las escuderías dispondrán de dos juegos de estos neumáticos para
las sesiones de entrenamientos libres del viernes. El resto del fin
de semana el neumático duro que se utilice será el mismo que el de
otros Grandes Premios como Malasia y España.
Silverstone tiene algunos puntos en los que los
neumáticos Pirelli tendrán que rendir a fondo,
como la curva “Copse” (la novena del trazado) en la que los
monoplazas llegan a pasar a más de 290 km/h y el neumático tiene
que soportar hasta 5g de fuerza lateral a una temperatura superior
a los 110º.
Por otro lado, y aunque la pista ha sido reasfaltada en parte
tras su remodelación, Silverstone presenta un asfalto bastante
bacheado lo que obliga a los equipos a ajustar la suspensión en
consecuencia. Sin embargo, es un circuito que exige una alta carga
aerodinámica para superar la multitud de zonas rápidas que
contiene. Estas son solo algunas de las variables que pueden
influir de forma determinante en el rendimiento de los
neumáticos Pirelli en el GP de Gran
Bretaña.
Otro factor primordial será el tiempo. La previsión oficial da
lluvia para los tres días del GP de Gran Bretaña. De hecho, en
2011, primer año de Pirelli desde su vuelta a la F1, la carrera se
disputó con los neumáticos intermedios. Todo apunta a que esta
temporada los neumáticos de lluvia de Pirelli
volverán a ser usados en la carrera británica.