Un hombre desafió a GM para mantener el Corvette en los 90
A mediados de los 90, Russ McLean, un trabajador de GM, consiguió un puesto como jefe de la plataforma Corvette, cuando la cuarta generación del modelo perdía unos 1.000 dólares por unidad. Aunque la empresa pasaba por un momento complicado, Lean decidió pedir a su compañía que mantuviese al Corvette alejado de los continuos cambios de estructurales que acometía su empresa con el fin de mejorar la rentabilidad. Lean dijo que quería una organización estable, con lo que se sentía capaz de hacer rentable el modelo, a la vez que mejoraría su calidad.
Le hicieron caso, y Lean logró sus objetuvos; entonces, consideró que era el momento de ponerse con el C5, que GM ya había aprobado. Pero un cambio de política interna cambió estos planes: la idea de la empresa era no empezar con el nuevo modelo, y dejar que el actual muriese. Para alguien que había vivido tantos años con el Corvette, esto era inimaginable, así que ignorí las órdenes.
No le dijo nada a a su equipo, y siguió trabajando como si nada, evitando hablar con su jefe en GM. Continuó con el desarrollo del Corvette C5, y asumió las consecuencias de sus actos.
Dejó de ser promocionado; en 1196, dejó la planta del Corvette, y en 2001, salió de GM. Se compró un par de Corvette clásicos (uno del 63 y uno de 1958).
Nunca le contó nada a nadie hasta este año, cuando el National Corvette Museum le nominó para formar parte del Corvette Hall of Fame, le sugirieron que desvelase esta historia. ¡El héroe del Corvette!
Fuente: Hemmings
Chevrolet
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