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Así diseñó Porsche el primer disco de freno autoventilado

porsche discos autoventilados

Así diseñó Porsche el primer disco de freno autoventilado del mundo en 1965. Desde entonces, esta tecnología ha estado en constante evolución.

La ingeniería detrás de los frenos de un vehículo es enorme. Las compañías trabajan constantemente para mejorar estos sistemas y perfeccionar el arte de detener un automóvil en el menor tiempo y distancia posible. Hoy descubrimos cómo diseñó Porsche el primer disco de freno autoventilado allá por el año 1965.

Curiosamente, a los fabricantes de automóviles les llevó más tiempo descubrir cómo reducir la velocidad de los coches que cómo hacerlos ir más rápido. Para los años 30, los coches de carreras producían ya cientos de caballos y alcanzaban velocidades de más de 100 km/h con cierta facilidad, algo que superaba sin duda sus prestaciones de frenado.

Los frenos de tambor, propensos al sobrecalentamiento y con un rendimiento más inestable, no fueron reemplazados por los frenos de disco hasta la década de 1950, cuando Jaguar, Dunlop y Sir Stirling Moss demostraron su efectividad en un C-Type.

A pesar de ese salto de rendimiento, que permitió a Moss alcanzar una velocidad media de casi 160 km/h y recorrer toda la pista el Gran Premio de Reims de 1952, los frenos de disco seguían siendo una solución imperfecta que llevó al mundo del motor una década de perfeccionamiento hasta lograr un rendimiento a la altura.

Así diseñó Porsche el primer disco de freno autoventilado

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Según Porsche, a pesar de ser una mejora importante con respecto a los frenos de tambor, los discos aún eran propensos a sobrecalentarse, y la fricción los empujaba a temperaturas superiores a los 500 ºC, lo que disminuía su efectividad y, a veces, provocaba el fallo total del sistema de frenos.

En 1965, la firma alemana tuvo una idea brillante. Al preparar el 906-8 Bergspyder para el afamado piloto del Campeonato de Europa de Hillclimb, Gerhard Mitter, Porsche quería mejorar el rendimiento de frenado. No había duda de que el coche de 570 kilos con un motor de ocho cilindros y 260 CV iría rápido, pero la marca quería que disminuyese de velocidad con la misma rapidez.

Para lograrlo, desarrolló el disco de doble pared con agujeros perforados entre las caras del disco. Ahora un elemento común, la construcción de los frenos permitió que el aire circulara de manera más efectiva, manteniéndolos más fríos durante más tiempo y permitiendo que el rendimiento de los frenos permaneciera constante.

La tecnología, instalada en los frenos del eje delantero del Bergspyder, permitió a Mitter atacar las curvas con más fuerza, seleccionando puntos de frenado con más audacia y permitiéndole, en última instancia, ir más rápido. 

De hecho, fue un éxito tan grande que, solo un año después, esta tecnología estaba disponible en el Porsche 911 S, lo que lo convirtió en elemento más importante que Porsche había transferido desde la pista de carreras a la carretera hasta ese momento. Hoy en día, los frenos ventilados son un estándar en todos los vehículos que vende el fabricante alemán.

Etiquetas: Tecnología

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