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Conductores Uber: ¿Autonómos o asalariados?

En Estados Unidos acaba de resolverse una polémica sobre los conductores de Uber acerca de si estos son autónomos o asalariados, que puede que siente las bases del negocio en el que se basan numerosas aplicaciones en todo el mundo.

Qué son los conductores de Uber, ¿autónomos o asalariados? En España, resulta bastante obvio responder a esta cuestión, dado que la figura del autónomo es la más habitual para la mayoría de los trabajadores independientes, incluidos los profesionales del taxi de toda la vida. Sin embargo, la polémica suscitada al respecto en Estados Unidos tiene su razón de ser porque el negocio que se asienta sobre aplicaciones como es el caso tiene numerosas particularidades que podrían hacer pensar que se trata de trabajadores por cuenta ajena.

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De hecho, aunque en las aplicaciones de movilidad como Uber o Cabify que operan en España se recurre a la figura del conductor autónomo, también se está dando el caso de empresas subcontratadas con sus propios coches y conductores, como es el caso de la segunda aplicación mencionada, al menos, en Madrid. La legislación laboral española tiene poco que ver con la norteamericana, pero la solución a la polémica de los trabajadores de Uber, como tantas otras cosas, podría llegar a exportarse a todo el mundo. El origen del asunto, como hoy cuenta Elmundo.es, está en una demanda de los conductores de Uber en los estados de Nueva York y Connecticut que la empresa ha resuelto pagando 88 millones de euros a los 385.000 conductores demandantes.

Calderilla para una empresa que hoy ya está valorada en 8.800 millones de euros y todavía mucho más si se tiene en cuenta que a cada uno de estos conductores de Uber demandantes les corresponderán tan solo 200 euros. ¿Y a qué renuncian? Pues nada menos que a que la empresa les provea de un seguro médico, algo prácticamente invaluable en un país como EEUU sin cobertura sanitaria universal, y a ser siempre los últimos responsables en caso de accidente de tráfico. Por otro lado, Uber renuncia a prescindir arbitrariamente de sus asociados a la más mínima, como venía haciendo hasta el momento.

En mi opinión, es una suerte que la jurisprudencia norteamericana no afecte a España porque el precedente es bastante peligroso. En todo caso, lo que resulta más interesante del caso Uber es que al sentarse ahora que sus trabajadores son autónomos, en teoría, a partir de ahora quienes provean de servicios a una aplicación como los conductores Uber serán autónomos, a pesar de que no tendrán capacidad de fijar precios y de que tengan que pasar obligatoriamente por la intermediación de la app. La cosa no es baladí, ya que en EEUU, la empobrecida clase media ha visto reducidos sus ingresos a consecuencia de la crisis y hasta 0,37% de los trabajadores han necesitado que incrementar sus ingresos a través de una de estas aplicaciones como la propia Uber, AirBNB o Instacart. Y ese es un modelo que sí que acabará llegando a España, por desgracia.

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