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¿Cambio de planes? Todos los países que se replantean retrasar el fin del diésel

Euro 7

La Euro 7 debería entrar en vigor el 1 de julio de 2025, pero cada vez hay más países que ponen en duda su efectividad y se replantean retrasar el fin del diésel.

En julio de 2025, debería entrar en vigor la normativa anticontaminación Euro 7, que endurece significativamente los límites de emisiones de los vehículos. Pero lo decimos en condicional, porque cada vez hay más países que se replantean retrasar el fin del diésel. ¿Estamos ante un cambio de planes?

A partir del escándalo de las emisiones de Volkswagen en 2015, conocido como Dieselgate, el diésel comenzó una caída libre que sigue en la actualidad. Ha pasado de ser la opción preferida por la mayoría de los usuarios en toda Europa a casi caer en el ostracismo. 

El Dieselgate tuvo dos consecuencias principales: la primera fue el descenso de popularidad de los motores diésel en los años siguientes, como se aprecia en las matriculaciones anuales. En 2022, la cuota de mercado de coches diésel fue en torno al 18%, mientras que los coches híbridos representaron algo más del 25%. 

 

La caída de las ventas de vehículos diésel en los últimos años ha provocado que algunos fabricantes dejen de ofrecer modelos impulsados por esta tecnología y sólo cuenten con alternativas de gasolina e híbridas. 

La segunda consecuencia de aquel escándalo de las emisiones fue la aceleración de la electrificación. Esto fue especialmente significativo en Volkswagen y Audi, algo comprensible, pero se puede extender a la mayoría de marcas, alentadas por las autoridades europeas, dicho sea de paso.

Los problemas de la Euro 7

Normativa de emisiones Euro 7 podría ralentizar la transición a la movilidad eléctrica

La Unión Europea no ha parado de endurecer las normativas de emisiones. La Euro 6 ya era especialmente restrictiva, pero la Euro 7 va mucho más allá, ya que introduce tres novedades importantes:

  • Unifica el límite de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) para el diésel y la gasolina
  • Endurece los objetivos de reducción de emisiones para camiones y autobuses.
  • Establece límites sobre las partículas emitidas por los frenos y los neumáticos. Esta medida también afectará a los coches eléctricos que, a priori, deberían ser los ganadores de la Euro 7.

Pero la aplicación de la Euro 7 conlleva una serie de problemas que el sector de la automoción está denunciando, prácticamente, desde que se empezó a elaborar la normativa. 

Uno de los efectos negativos que destaca, tanto las marcas como diferentes empresas del sector es la inversión notable que exige adaptar los vehículos a la Euro 7, lo que obligaría, inevitablemente, a encarecer el precio del producto final

Vehículos más caros

la Euro 7 puede acabar con los superventas del mercado español

En este sentido, La asociación europea de constructores ACEA publicó un informe recientemente en el que calculaba un incremento de los costes directos de producción de turismos, furgonetas, camiones y autobuses de entre el y 4 y el 10% más altos de lo que anuncia la Comisión Europea.

De acuerdo con este informe, con la nueva normativa los costes de fabricación se encarecerán en torno a los 2.000 euros en el caso de los turismos y furgonetas y hasta 12.000 euros por camión y autobús que utilicen diésel como carburante.

Al respecto, la directora general de ACEA, Sigrid de Vries, señaló que “la industria automotriz europea se compromete a reducir aún más las emisiones en beneficio del clima, el medio ambiente y la salud”. 

Sin embargo, la propuesta Euro 7 simplemente no es la forma correcta de hacerlo, ya que tendría un impacto ambiental extremadamente bajo a un costo extremadamente alto”, matiza.

Por su parte, el CEO de Seat y Cupra y presidente de ANFAC, Wayne Griffiths, se pronunció acerca de la normativa europea hace unas semanas y fue bastante contundente: “Si se aplica, significaría dejar de construir coches”.

Una opinión que comparten otras figuras destacadas de la industria del automóvil, como Luca de Meo, CEO de Renault, Oliver Blume, consejero delegado de Volkswagen, y Carlos Tavares, máximo dirigente del Grupo Stellantis.

Todos los países que se replantean retrasar el fin del diésel

Países apuestan por retrasar el fin del diésel

En los últimos meses han aumentado las dudas en torno a la Euro 7, tanto que ocho países de la Unión Europea han dado un paso atrás en lo que respecta a su puesta en marcha. 

Esos países son Francia, Italia, Polonia, Bulgaria, Hungría, la República Checa, Rumanía y Eslovaquia. Curiosamente, entre estos ocho, no se encuentra Alemania, a pesar de que se mostró crítica con la Euro 7 y lideró una alianza para incluir los e-fuels entre las energías limpias que se podrán utilizar una vez se prohíba vender coches nuevos de combustión a partir de 2035.

Los ochos países de la UE mencionados firmaron un documento en contra de la normativa Euro 7, exigiendo que se reduzcan los nuevos límites de emisiones. Según explican, serán necesarios, al menos, otros tres años para que la industria automotriz realice los ajustes que exige la normativa.

Además, algunas figuras destacadas del sector señalan que el estricto endurecimiento sobre las emisiones tendrá consecuencias negativas para llevar a cabo la electrificación.

La razón es que los fabricantes de automóviles están invirtiendo mucho en el coche eléctrico y sería inviable económicamente adaptar, al mismo tiempo, los motores de combustión a la Euro 7. Por ello, esos países exigen que se retrase su entrada en vigor o se rebaje su alcance.

El final del diésel no está tan cerca

Euro 7 fábricas españolas

Por tanto, vemos cómo la Euro 7 implicaría, por un lado, el encarecimiento de los coches al aumentar los costes de producción y, por otro, supondría un obstáculo en el camino hacia la electrificación, que es la máxima aspiración que se pretende alcanzar, en teoría. 

Por último, hay otra cuestión relacionada con lo anterior y que también señalan desde el sector: la pérdida de empleos que puede ocasionar la entrada en vigor de la Euro 7. 

Si los fabricantes tienen que realizar una potente inversión para adaptar los motores de combustión y desarrollar, a la vez, el coche eléctrico (lo cual exige también invertir en nuevas fábricas), será más complicado mantener el 100% de las plantillas. En fin, puede que el final del diésel esté más lejos de lo que algunos creen.

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