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Nueve consejos para moverse en coche eléctrico DE VERDAD

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD
Si quieres circular en coche eléctrico, esta información te interesa (y mucho).

Hoy queremos darte nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD. Los reyes magos me han traído un coche eléctrico (eso sí, debo devolverlo dentro de siete días). Y aunque es asiático no viene de Oriente, que a ver dónde lo enchufas por el camino, sino de un concesionario Nissan a unos kilómetros de la redacción. Es un Leaf nuevecito. Pero lo que nos importa esta vez no es tanto el modelo concreto, sino a todo lo que tenemos que enfrentarnos un día cualquiera desde que lo desenchufas de la pared hasta que vuelves a repostar electrones y respiras tranquilo. ¿Merece la pena cambiarse ya al coche eléctrico?   

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Lo primero que hago es rescatar la llave que tenía escondida en la caja de galletas del cajón de la mesa del trabajo para que ningún compi cogiera el coche sin avisar: unos kilómetros imprevistos en un eléctrico pueden ser letales para la autonomía que has calculado. Y no digamos si lo dejan sin cargar por despiste...

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD 

Una vez abajo, con la mano aún llena de migas y olor a TostaRica de dibujitos, no me atrevo a chuparme los dedos mucho porque tengo que manipular el cable de carga y no quiero disgustos. Tranquiliza saber que este elemento sigue ahí pues vivo con miedo a que me lo choriceen. Ya sé que la toma de corriente cuenta con un bloqueo que se activa con el cierre centralizado y que sería muy peligroso cortarlo, pero si algunos roban hasta los cables de la luz...  

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Todo parece correcto, menos un detalle: con tanto trajín de cargadores y cajetines... ¡Me dejé el portón del maletero del coche eléctrico abierto por error! Suerte que la luz de cortesía no ha restado energía y la iluminación interior la tenía puesta en posición OFF. Por si acaso, veo que dos de los tres LED del salpicadero avisan de que la batería está cargada a dos tercios de su capacidad.

Ya por fin, desenchufo el cable, lo recojo un poco (como roza con el suelo, me he vuelto a manchar las manos, pero de hollín de parking) y lo meto en el maletero, sin esconder, que me da pereza (otro reclamo para los posibles ladrones).

Silencio, se rueda (con coche eléctrico) 

Una vez que arranco (digo, que activo el motor mediante el botón), lo que ruedo no es el coche eléctrico, sino una película de terror cada vez que algún despistado a pie no advierte mi silenciosa presencia: toque de claxon (menos mal que esto no gasta mucha batería) y caras de susto. 

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Para tensión, la mía y no la de la batería. Por cierto, antes de continuar, veo que la autonomía del coche eléctrico ha bajado de manera algo desproporcionada respecto a los kilómetros que realmente he recorrido. Y como no me la puedo jugar porque queda mucho que hacer, pongo el modo Eco, apago el volante y los asientos calefactables, quito el climatizador y, sin darme cuenta, bajo hasta la radio. 

Rebajas

Tengo autonomía suficiente para estrenar las zonas de restricción al tráfico del famoso Madrid Central (escenario anticontaminación 2, para más inri) para las rebajas de enero. Hay que reconocer que hay menos coches circulando, pero todas las plazas de estacionamiento regulado están copadas por residentes o por ¡eléctricos de alquiler! Si yo me hubiera gastado 30.000 euros en este coche y pagara el seguro y los impuestos correspondientes, me sentaría todavía peor que vehículos de empresas privadas me hicieran esta competencia tan ¿desleal? Cuando lo consigo, en zona verde, una controladora se acerca y apunta la matrícula. "Perdone, es eléctrico; no paga", informo. "A mí, como si es radiactivo. No tiene tique de estacionamiento, así que yo meto la matrícula en el sistema y ya verá la máquina si se libra de la multa o no", espeta. Genial. 

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Tras llenar el maletero (por supuesto, sin enchufe alguno en la zona), salgo en hora punta y me veo atascado en un punto de la ciudad, igual que les sucede a los dos diésel de hace 10, 12 y 15 años que me rodean.  Me descubro odiándolos con toda mi alma antes de enfilar solo el carril Bus-Eco-VAO (para Vehículos de Alta Ocupación, motos y eléctricos). De momento me ahorro la salida de la capital, pero cuando se generalicen los enhufables, ¿qué? ¿Más prohibiciones e impuestos? 

'Seguridad' ante todo

Al última hora, llego a un centro comercial gigante en el que solo hay dos plazas con puntos de recarga y escondidas, una de ellas, provista de dos desconcertantes conos rojos para impedir el paso. Enchufo el coche eléctrico antes de subir a hacer compras y el cajetín no da señales de vida.

Como hay dibujada una tarjeta, subo a preguntar si hay que solicitarla. La persona de la caja no sabe nada; los de Información, que tampoco. 
Finalmente, uno de ellos me remite "al de seguridad", que resulta ser la máxima autoridad del parking. Me explica que los conos los pone él para que no llegue gente con coche eléctrico sin intención de enchufarlo. Que los postes suelen funcionar, pero que esta vez, "el compañero Mariano está trasteando en el cuarto de contadores" porque cuando llueve "se van fases de la instalación". ¡Socorro, llevo tres cuartos de hora aquí! 
A mi espalda, Nora, una clienta que conduce un Renault Zoe, recoge el guante: "Soy de Valencia, me gasto el dinero en un eléctrico que puede legar lejos y cuando lo voy a cargar en un sitio así, un enchufe es trifásico y el otro no", se desespera.

El trabajo de llegar al ídem en coche eléctrico 

En casa yo tampoco tengo enchufes aún, así que, antes de acabar el día (ya no voy a dormir ocho horas y el Leaf, tampoco), recurro a unos parientes que sí disponen de uno en el garaje. Pero al llegar, tienen otro coche delante y el cable no llega. Los fabricantes de eléctricos no son amigos de los alargadores (pueden quemarse y perjudicar la instalación eléctrica). Además, llueve. Y aunque esté todo preparado para que el coche eléctrico se recargue a la intemperie, riesgos los justos. 

Tres ventajas y tres inconvenientes del coche eléctrico

Así que, quemado sin éxito mi último cartucho para recargar el coche, llego adonde no quería: tener que sudar la gota gorda para recorrer 50 km hasta el trabajo, con una batería cargada al 26 % (60 km), como cuando hace 10 años los primeros enchufables ofrecían en torno a esa autonomía. Habrá, pues, que ir todo el rato a vela y con el móvil a mano. 
 

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

1. Antes de conducir el coche eléctrico

Sincroniza bien el manos libres y el navegador para optimizar los trayectos y localizar puntos de recarga.

2. Reaprendiendo a conducir

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

Controla los modos de conducción del coche eléctrico con los que puedes ahorrar (modo Eco, B...).

3. Alegría moderada

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

Una conducción tranquila y preventiva siempre es más eficiente. Los acelerones a la hora de conducir un eléctrico disparan el gasto.

4. Zonas restringidas

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Normalmente, tendrás que compartirlas con peatones, bicicletas, motos y patinetes eléctricos... Que tampoco te oirán al llegar. 

5. ¡Échame un cable!

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Si tu coche eléctrico requiere más amperaje que la instalación de tu casa, no enchufes. Tampoco uses alargadores, empalmes caseros ni elementos que la fundan.

6. Ojo si conduces un eléctrico con la lluvia...

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

Aunque todo está diseñado para la intemperie, vigila que no entren gotas en las zonas sensibles del eléctrico.  

7. Aceleraciones y frenazos con el coche eléctrico

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

Los modos de conducción 'Eco' del coche eléctrico suelen retener mucho al soltar el acelerador.

8. A punta de gas

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

No dejes de conducir eficientemente aunque creas que vas a llegar de sobra. Nunca se sabe...

9. ¡Conseguido!

Nueve consejos para moverse en eléctrico DE VERDAD

La aventura no acaba aquí. Vigila que el cable no sobresalga de la plaza, bloquéalo... ¡Y que no se vaya la luz!
 

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