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Prueba Opel Adam Slam 1.0 Turbo: ¡la guinda al pastel!

El Opel Adam es uno de esos urbanos que cumplen a la perfección con todos los cánones de moda que exige el mercado a día de hoy: tiene un diseño personal y atractivo, mucha personalización y propulsores eficientes. Ahora llega un motor de última generación cuyo funcionamiento me ha encantado y que convierte al pequeño Adam en un coche muy divertido de conducir. ¡En esta prueba del Opel Adam 1.0 Turbo te voy a contar todo lo que te puede ofrecer!

Esta prueba del Opel Adam Slam 1.0 Turbo me ha dejado un gran sabor de boca. El Opel Adam ya me parecía un producto más que interesante, con un diseño que entra por los ojos, un interior con estilo y bien terminado y con muchas posibilidades de personalización, eso sí, tiene un gran pero: una gama de motores algo corta. Ahora la marca del rayo le dota de una mecánica realmente interesante, un motor de última generación, tres cilindros, sobrealimentado, que llega a los 115 CV y un generoso par constante de 170 Nm entre las 1.800 y las 4.500 vueltas. Un nivel de potencia que convierte al pequeño utilitario en un coche muy agradable de conducir.

Pero vayamos por partes. El Opel Adam Slam 1.0 Turbo se convierte en el Opel Adam más exclusivo de la gama, colocándose justo por debajo del Opel Adam S, la versión más deportiva. Sin descuentos roza los 18.000 euros, una cantidad más que considerable por un pequeño utilitario de poco más de 3,6 metros de largo. Además, al montar el equipamiento más exclusivo, su nivel de personalización es realmente alto y si de verdad te gusta este coche, podrás dejarlo a tu gusto con un nivel de detalle propio de coches mucho más caros y exclusivos.

No me voy a detener en exceso en el exterior del Opel Adam Slam, ya que lo conocemos de sobra. Este 'pezqueñín' puede montar distintos paquetes de diseño, con combinaciones de diseño tan atractivas como la del 'submarino amarillo' o otras más discretas como mi unidad de pruebas, con pintura bitono y distintos detalles exclusivos como el frontal terminado en símil de fibra de carbono o el interior con toques en azul. Aquí entra en juego tu imaginación, pero es destacable la cantidad de opciones disponibles y un nivel de detalle que poco tiene que envidiar al de rivales más caros como el Mini.

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Me siento en su interior y me gusta tanto el puesto de conducción, con un volante bastante pequeño y completamente regulable, así como unos asientos que recogen bien el cuerpo y con un mullido cómodo. ¿Hace falta que sean asientos 'deportivos' en un utilitario como este? Pues ya lo creo, ya que quizás jamás salgas de la ciudad con tu Adam 1.0 Turbo, pero entonces te estarás perdiendo lo mejor del coche: su chasis es capaz de proporcionar mucha diversión en una pequeña carretera de montaña, con una dirección bastante dura y directa y una suspensión que si bien prioriza el confort, tiene un tarado que permite una conducción decidida sin la presencia de incómodos balanceos. Un conjunto que funciona muy bien y que ahora le pone 'la guinda al pastel' con un motor que me ha parecido, sin duda, lo mejor del coche.

Últimamente Opel se está poniendo muy seria en el desarrollo de sus motores y eso es una realidad de la que el resto de fabricantes deberían tomar nota y preocuparse. Ya me dejó un sabor de boca muy agradable los nuevos motores diésel en el Opel Mokka 1.6 CDTI y en el Opel Insignia 2.0 CDTI, con un refinamiento sorprendente. Ahora, con este pequeño tres cilindros, los chicos de Opel me han dejado sorprendido. Es un motor alegre, siempre dispuesto a lanzarte hacia adelante, con ganas de girar alto y con un refinamiento en cuanto a ruido y vibraciones increíble: es de las primeras veces que en un coche necesito mirar el cuentarevoluciones para saber a que régimen estoy girando, ¡puedes ir a 4.500 revoluciones con un silencio casi absoluto!

Es un motor desarrollado en primera instancia para el nuevo Opel Corsa 2015, no he tenido el placer de probarlo en el 'best seller' de Opel, pero en el Adam, con sus 1.150 kg, es un motor que mueve perfectamente al coche, por lo que en una carretera de curvas, puede seguir ritmos bastante altos para un utilitario de estas características. Acelera de cero a cien en menos de 10 segundos y roza los 200 km/h. Sin duda lo mejor del coche es el motor, pero no todo son cosas buenas, hay cosas que no me gustan.

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La primera de ellas es una gama algo cerrada: si quiero este motor tengo que irme obligatoriamente al equipamiento más caro y pagar 18.000 euros por un Opel Adam, aunque vaya genial, me parece demasiado. No me gusta la ausencia de un motor diésel, aunque en tal caso quizas el Corsa debería comenzar a sufrir. Tampoco me ha gustado lo mal aprovechado que está el maletero, con 170 litros de capacidad estás vendido como quieras viajar con un poco de equipaje y esta cifra está por debajo de coches más pequeños como un Smart Fortwo. Lo mismo ocurre con las plazas traseras, demasiado pequeñas, especialmente en altura: dos adultos viajarán con estrecheces.

El motor responde bien, pero es un motor que pide guerra y si se la das, el consumo se va a resentir...y por ende, debido a un pequeño depósito de 35 litros, la autonomía no va a ser su punto fuerte.

Conclusión

El Opel Adam Slam 1.0 Turbo monta un motor espectacular, pequeño pero súper agradable de conducir, siempre voluntarioso y perfecto para un coche como este. Un propulsor que permite al Adam una respuesta rápida y ágil. Su chasis ya lo conocíamos y si soporta a las mil maravillas los 150 CV del Opel Adam S, los 115 CV no son un problema para él: es cómodo pero si quieres ir rápido puede llegar a ser muy divertido. ¿Lo malo? Su estilosa carrocería prioriza más la estética que la practicidad, en 3,6 metros de largo encontramos coches mejor aprovechados, tanto en las plazas traseras como en el maletero. El consumo medio oficial es de 5,1 litros a los cien, pero a poco que seas generoso con el pedal derecho se te irá a los 7 litros casi sin darte cuenta y entonces la autonomía se queda en unos 500 km. El precio también me parece algo elevado, pero es que al fin y al cabo, esta versión se podría considerar como un capricho y en tal caso, las emociones tienen más peso que los euros. Un coche resultón y efectivo, perfecto para quien quiera ser el más 'cool' del barrio pero también quiera disfrutar de una conducción muy dinámica sin tener que irse a un Mini.

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