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Prueba MV Agusta Brutale 800: hace honor a su nombre

Juan Pablo Esteban

La MV Agusta Brutale 800 nos traslada al universo más deportivo entre las motos naked de media cilindrada. Su motor tricilíndrico es todo nervio y brutalidad, y su parte ciclo piensa más en la efectividad que en el uso diario. ¿Montas con nosotros?

Jugar a ser una deportiva no es la pretensión de la Brutale 800. Simplemente lo es. Tras su apariencia de agresiva naked de manillar alto se esconde una moto radical en muchos aspectos pero tremendamente adictiva y eficaz en su medio, es decir, entre curvas. En nuestra prueba de la MV Agusta Brutale 800 hemos experimentado sensaciones más de circuito que de calle, difícilmente comparables a las que nos pueden ofrecer otras propuestas similares en su categoría.

Pero antes de meternos de lleno en la prueba de la Brutale, veamos qué nos revela su ficha técnica. Para empezar, destaca la utilización de un motor de tres cilindros de casi 800 cc (798 cc), cilindrada muy de moda últimamente. Deriva del bloque utilizado por la marca en su hermana menor, la Brutale 675, y se posiciona en una interesante posición intermedia entre aquella y la más bestia de la familia, la Brutale 1090.

Sea como fuere, lo cierto es que sus 125 CV a 11.600 rpm (15 CV más que la 'brutalina') se nos antojan sobre el papel como una buena potencia, pero sin llegar a ser escandalosos. También nos fijamos en su depurada parte ciclo, más propia de una auténtica deportiva, en la que merece mención especial su equipo de suspensiones. Delante, con una solvente horquilla invertida firmada por Marzocchi; y detrás, con un monoamortiguador de la casa Sachs. En ambos casos, regulables en extensión y compresión, y en precarga de muelle. Continuamos con el equipo de frenos, donde la MV Agusta Brutale también hace gala de una dotación de primer orden, con ese doble disco delantero de 320 mm mordido por una pinza radial Brembo de cuatro pistones, acompañado del disco trasero de 220 mm también con pinza Brembo de dos pistones.

Un conjunto de muy buena calidad y que denota que no estamos ante una naked más del mercado. Como veremos más adelante, todo ello tiene consecuencias tanto en el precio como en la dinámica de la moto.

Prueba MV Agusta Brutale 800: arrancamos...

Tras pulsar el botón de arranque, empiezo a convencerme de lo acertado del nombre de esta moto. El sonido que emite la triple salida de escape es muy personal y no defrauda en absoluto. El tricilíndrico comienza a rugir con fiereza y alguna que otra vibración, más acusadas en torno a las 4.000 rpm, pero tampoco molestas.

Antes de emprender la marcha, te das cuenta de que la posición de conducción inmediatamente invita al ataque. El asiento, de mullido un tanto justo para largos trayectos y de poco agarre (al menos con un pantalón de cordura), está un poco inclinado y nos lleva a cargar el cuerpo sobre el ancho manillar. Da la impresión de que vamos muy encima de la rueda delantera, y nuestras rodillas van más dobladas que en otras naked de su categoría.

En los primeros kilómetros no es una moto agradable de conducir. El tacto del acelerador electrónico es bastante inmediato, y el motor parece titubear a bajo régimen, como si estuviera deseando subir de vueltas para respirar mejor. Pese a ello, el tricilíndrico italiano hace gala de una entrega de par que atisbamos ya muy consistente en toda la gama de revoluciones, permitiendo conducir en marchas largas incluso a baja velocidad.

Atrapada en la ciudad, la Brutale pide carretera abierta. Entre el tráfico es muy ágil (sólo pesa 167 kg), pero el ridículo radio de giro convierte cualquier maniobra en un proceso lento. La acogida agradable que nos suelen brindar las naked de media cilindrada en este caso está matizada por estos detalles que le restan polivalencia para ser una moto de uso diario, si bien tengo que decir que después de varios días uno se acostumbra a estas peculiaridades.

prueba MV Agusta Brutale 800

Y se las perdonas, porque cuando está en el terreno propicio la MV Agusta Brutale 800 es una máquina endiablada realmente excitante. La respuesta del motor varía en función del programa elegido, aunque las diferencias entre paso y paso no son muy acusadas. En el modo 'rain' el acelerador es más dulce, pero no me termina de convencer. En el modo 'normal' se nota que hay más fuerza desde el principio del gas, y es el más equilibrado. En el programa 'sport', más brusco, necesitas más atención y cuando el motor supera las 7.000 rpm te catapulta hacia delante a una velocidad de vértigo. ¡Simplemente brutal! Si no te adaptas a cualquiera de estos modos, todavía puedes configurar otro nivel a tu gusto modificando la sensibilidad del gas tanto al acelerar como al cortar, el mapa de motor, y la señal de advertencia de máximas revoluciones.

Para controlar los desmanes de tanto poderío, la Brutale monta un control de tracción regulable en ocho niveles. A ello se añade un cambio asistido electrónicamente de serie,  el ABS (es desconectable, y también hay versión sin él), o los programas de motor que hemos comentado. En definitiva, muchas posibilidades de ajuste para vivir una experiencia de conducción adaptada a cada uno.

Estas ayudas vienen muy bien teniendo en cuenta que la Brutale es una moto muy seria, que exige buenas manos para dar rienda suelta a su potente tricilíndrico. La ausencia de un amortiguador de dirección, unido a la gran ligereza de todo el conjunto, a menudo provocará que la rueda delantera nos sorprenda con más de una levantada involuntaria. Si el paso por curva es muy rápido, apoyada en unas suspensiones de corte deportivo y un chasis muy eficaz, a la salida del viraje la naked italiana pide concentración máxima. Abrir gas a fondo es un acto que hay que realizar con cautela, pero con algo más de suavidad en la apertura del acelerador se puede ir realmente rápido. Por fortuna, en el momento de la frenada hay potencia de sobra, con un gran tacto de maneta, y además el ABS no es muy intrusivo.

Lo de enlazar marchas sin embrague es algo cada vez más común en las motos modernas. El sistema de la Brutale 800 no es el más preciso que he probado (hay que asegurarse de hacer todo el recorrido de la palanca), y mejora a medida que el motor sube de revoluciones. Desde el panel de mandos se puede desconectar tras pasar por varios menús poco intuitivos, proceso además dificultado por la pantalla digital que sirve de instrumentación y que aglutina muchos datos en un espacio pequeño. Para ver con claridad toda la información, el conductor tiene que desviar demasiado tiempo la vista de la carretera, y especialmente mejorable es la lectura del cuentarrevoluciones. Para incursiones en circuito, ofrece un cronómetro con cuentavueltas, aunque se echa en falta un indicador del nivel de gasolina (sólo dispone de un testigo de reserva).

Prueba MV Agusta Brutale 800: conclusión

Sin duda estamos ante una de la naked más excitantes del mercado. El motor de tres cilindros italiano marca la diferencia por sus prestaciones, declarando una velocidad máxima de 245 km/h y ofreciendo una pegada tremenda a medio régimen. Acompañada de una parte ciclo de auténtica deportiva, es rapidísima, algo que a su vez tiene su contrapunto en nuestro bolsillo. El precio de la MV Agusta Brutale 800 es de 11.695 euros (700 euros más barata si no queremos ABS), y la posiciona en la parte más alta de su categoría. Además, con lo que incita a correr, el consumo es también elevado y su depósito de 16,6 litros no da para hacer muchos kilómetros sin parar, aunque cada metro se disfruta a conciencia.

Fotos: Juan Pablo Esteban

Ficha técnica:

Motor: Tres ciclindros, cuatro tiempos 12 válvulas

Cilindrada: 798 cc

Potencia:  125 CV a 11.600 rpm

Par motor: 81 Nm a 8.600 rpm

Transmisión: 6 velocidades, asistencia electrónica

Velocidad máxima: 245 km/h

Consumo: 7,4 l/100 km

Garantía: 2 años

Precio: 11.695 euros (10.995 euros sin ABS)

Valoración

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La MV Agusta Brutale 800 nos traslada al universo más deportivo entre las motos naked de media cilindrada. Su motor tricilíndrico es todo nervio y brutalidad, y su

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