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Prueba Mercedes-AMG GT S: espectacular

Vencer al Porsche 911 no es fácil: hay que ser bueno en la pista de carreras y, además, mantener el tipo en ciudad. Aquí tienes la prueba del Mercedes-AMG GT S de 510 CV, que ha sido una de las grandes novedades deportivas de 2014. Te demostramos, en esta primera prueba de conducción, sus puntos fuertes… Y débiles, que los tiene.

Es evidente que Mercedes tenía en su punto de mira al Porsche 911 cuando decidió buscarle un sustituto al precioso Mercedes SLS AMG. El Alas de Gaviota del siglo XXI era un coche impactante pero demasiado costoso para competir directamente con toda la familia 911. Mercedes quiere ofrecer un deportivo que sea tan dinámico como su rival y, además, que tenga un confort y grado de utilización similar. A diario en la ciudad y los fines de semana... ¡al circuito! Así es el Mercedes AMG GT S.

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Hay que reconocer que el SLS AMG era un auténtico incordio para subir y bajarse del coche. La parte inferior del marco de la puerta era tan ancha que tenías que saltar dentro del habitáculo. Curiosamente, le sucedía lo mismo al Mercedes 300 SL original de los años 50. Es evidente que la apertura vertical no es una solución muy práctica. 

Así que en el nuevo AMG GT los diseñadores han renunciado a la tradición y este deportivo lleva unas puertas de apertura normal y todo es más sencillo. No obstante, en líneas generales, se han mantenido las proporciones clásicas de los deportivos de Mercedes: morro largo, posición de conducción muy retrasada y, en este caso, un pequeñísimo voladizo trasero. Por cierto, si eres observador y te fijas en la zaga del AMG GT, sobre todo en la forma del cristal posterior, ¿no ves similitudes con el 911? Criterios estéticos aparte, lo evidente es que AMG ha querido hacer un coche de menor tamaño que el SLS: es 92 milímetros más corto y transmite la sensación de ser un coche más compacto.

Desde su presentación en el Salón de París de 2014, Mercedes ha promulgado que era un vehículo con una construcción muy ligera. ¡Cierto! El AMG GT S declara un peso en vacío de 1.645 kilos mientras que rivales como el Porsche 911 Turbo con tracción integral anuncian 1.595 kilogramos y el Jaguar F-Type R Coupé promete 1.650. Te aseguro que los técnicos alemanes han realizado un gran trabajo, porque lo primero que noto al conducir este coche es que es mucho más ágil y directo que el antiguo SLS AMG. 

Madrid, siete de la mañana, tengo que estar todo el día sometiendo a mi particular jornada de pruebas al AMG GT S. Por la tarde quiero irme al circuito a comprobar su dinamismo y prestaciones pero deseo analizar este coche en otra de las zonas por las que más circulará: el centro de una gran ciudad como la capital.

Me siento en este precioso Mercedes, pulso el botón de arranque y el bramido es tal que casi despierto a mis vecinos. Uno de los puntos fuertes de este coche es su sonoridad. El rugido del motor V8 de 4,0 litros está tan afinado que es una melodía para cualquier amante de los coches. Suena muy gordo y, efectivamente, tiene muchos caballos. En concreto, 510 CV en el versión GT S (la que aparece en estas páginas) y 462 en el GT. Además, toda esta orquesta que funciona a base de pistones y válvulas se puede incrementar si utilizas el sistema de gestión AMG Drive Unit. Con solo pulsar un botón tendrás la sensación de que conduces un coche del mismo DTM.  

En ciudad, el AMG GT con el sistema AMG Drive Control (controla la dureza de la suspensión, dirección y modo de funcionamiento del motor) seleccionado en modo Comfort, te encontrarás con un coche con una comodidad aceptable que solo se ve perjudicado por el diseño de su carrocería para sentirse como pez en el agua en la jungla de semáforos, autobuses y coches. Los espejos retrovisores exteriores son muy bonitos pero su posición está demasiado retrasada y su superficie de reflejo es pequeña. Conviene mirar dos veces si no quieres arañar la bonita carrocería de este deportivo. 

510 CV con sistema 'Start-Stop'

No te debe sorprender que el AMG GT equipe de serie el sistema Start-Stop. Funciona muy bien, detiene el motor con mucha suavidad pero, lo mejor de todo, es que lo vuelve a arrancar con total precisión y con un estupendo rugido. Eso sí, este elemento no impide que obtengas unos consumos por encima de los 15,0 l/100 km en todo momento. 

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Abandono la ciudad y pongo rumbo a la pista de pruebas en la que analizaré sus prestaciones y comprobaré si su dinamismo está a la altura del Porsche 911. Por la carretera voy seleccionando el modo de conducción Sport del comentado AMG Ride Control. Al activarlo, el Mercedes comienza a sacar a relucir su lado más canalla. La suspensión y dirección adquieren un reglaje más firme y el motor ofrece mayor empuje. Piso gas a fondo en la incorporación de una autopista y en muy poco tiempo se me ha acabado el carril de aceleración. La capacidad de recuperación del AMG GT, como luego me demostró nuestro equipo de medición al realizar las prestaciones, es asombrosa: de 80 a 120 km/h en tan solo 2,0 segundos. Un 911 Turbo es más lento.

Puedes conducir a diario, con total tranquilidad, el AMG GT S en la configuración Sport, porque no es tan deportivo como dice su nombre y el Comfort te puede parecer demasiado soso. Yo acabo de llegar a nuestra pista de pruebas y voy a subir un escalón más: modo Sport Plus. Con este set-up ya descubres el genio que tiene este coche. No olvides que son 510 CV que se envían al eje trasero con la ayuda de un bendito control de estabilidad y un autoblocante. El AMG GT S tiene mucho par (650 Nm a 4.750 rpm) y tendrás que aprender a dosificarlo en la salida de las curvas. El modo Sport Plus mantiene latente el ESP, pero te deja mucho margen de maniobra. Ideal para disfrutar en una pista de carreras. Por supuesto, te desaconsejo circular en carretera abierta con esta configuración, sobre todo si está lloviendo. Pero yo estoy de suerte, estoy en una pista de carreras y me queda el modo Race. ¡Hoy es mi día!

Lo selecciono y tengo la sensación de que me encuentro a los mandos de un coche de competición. La respuesta al acelerador es instantánea, los cambios de marcha de la caja de cambios de doble embrague se hacen de forma muy rápida y brusca (como en los coches de competición) y el control de estabilidad brilla por su ausencia. Hasta la mismísima Mercedes te dice que reserves este modo de funcionamiento solo para los circuitos de velocidad. 

Llego al final de esta prueba y tengo que darle la razón a los ingenieros de Stuttgart. Efectivamente, tienen un coche práctico, con un maletero de 350 litros que puedo usar a diario y todo un deportivo repleto de carácter para los fines de semana. Sin duda, un rival a la altura del Porsche 911 o el Audi R8. Ahora solo falta que llegue la carrocería descapotable para que también sirva para irse de vacaciones.

Conclusión

Me ha gustado mucho el Mercedes AMG GT S. Los ingenieros alemanes han creado un deportivo repleto de carácter, que no renuncia a valores tradicionales: morro muy largo, posición de conducción muy retrasada y solo dos plazas. Por supuesto, solo está disponible como propulsión trasera. Dinámicamente no es tan efectivo como un Porsche 911 Turbo, pero no me importa. Me encanta el sonido de su motor, las sensaciones que tengo al volante y su exclusividad: está mucho menos visto. 

Valoración

Nota9

Vencer al Porsche 911 no es fácil: hay que ser bueno en la pista de carreras y, además, mantener el tipo en ciudad. Aquí tienes la prueba del Mercedes-AMG GT S de

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