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3 razones por las que están aumentando los atascos

Sin duda, es uno de los temas de conversación este otoño, pero las razones por las que están aumentando los atascos dan para mucho más que como excusa ante tu jefe por haber vuelto a llegar tarde. Y es que la solución podría pasar por ni siquiera ir a la oficina, de vez en cuando.

Saber por qué están aumentando los atascos, quizá no te ayude a evitarlos tanto como sopesar usar el transporte público o utilizar una app como TomTom Traffic o Waze para elegir una ruta alternativa, pero te ayudará a entender cómo es posible esta inmensa pérdida de tiempo. De media, el conductor español gasta en atascos unas 18 horas al año, pero esto es solo la media porque si vives en Madrid o Barcelona a lo mejor tienes la impresión de que ese es el tiempo que pierdes a la semana, y a lo mejor tienes razón.

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No voy a entrar aquí en quién se encarga de valorar el tiempo perdido en los atascos y sobre todo cómo se calcula algo así, pero en mi caso las cuentas son claras: si cuando no hay coches tardo 30 minutos en llegar a mi trabajo, todo lo que me lleve de más se lo apunto a la mala circulación, sea cual sea la razón del atasco. De hecho, las máquinas que se encargan de evaluar la conducción excesivamente lenta como un embotellamiento, suelen tener el límite por debajo de los 10 km/h, que son los que puede recorrer una persona en forma caminando rápidamente. Por eso se suele decir eso de "habría ido más rápido a pie" y no es una exageración muchas veces.

Tampoco es lugar para analizar científicamente por qué hay más tráfico ahora, pero sí hay algunas posibles razones por las que están aumentando los atascos fácilmente comprobables. De hecho, voy a apuntar tres causas de por qué están aumentado los atascos, sobre todo, desde los meses del verano hasta ahora. Además, por supuesto, según todos los indicadores, como las estadísticas oficiales del Ministerio de Fomento o los datos públicos de TomTom, desde 2012, el número de desplazamientos y la distancia total recorrida por los conductores españoles se está recuperando.

Razón 1: ha aumentado el uso del vehículo particular

En ciudades como Barcelona o Madrid, de hecho, el nivel de tráfico está ya acercándose a los máximos históricos registrados en 2006, casualmente, el último año anterior a los primeros efectos de la crisis económica. A pesar de que los hábitos de movilidad han cambiado en una década y de que la situación laboral se califica como peor por los sindicatos y diversos estudios, para muchos, recuperar el trabajo es volver a la rutina de usar el coche particular para desplazarse. Quizá, también el relativamente bajo precio actual de los carburantes esté animando a muchos a ello. Si a la gente no le da la gana prescindir de su coche, a pesar de los atacos y de que les cueste un dinero, no vale con seducirles para usar el transporte público, hay que ofrecerles uno que sea mejor que lo que tienen.

Razón 2: sin el PIVE, hay más coches en la calle

Desde el mes de junio, no hay plan Pive, no es lugar para valorar si esto ha afectado a las ventas, pero en junio se entregaron unos 100.000 vehículos y, más o menos, en julio, agosto, septiembre y octubre unos 80.000 al mes en toda España. Seguro que más de uno ha llevado su viejo automóvil a achatarrar porque, entre otras cosas, hay fabricantes que siguen ayudando a mejorar el parque con descuentos por ello, pero no lo habrán hecho los 180.000 compradores. Tampoco con el Pive cada nuevo vehículo equivalía a otro viejo que se ponía fuera de circulación, pero seguro que 30.000 o 40.000 antiguallas rodantes hay por ahí de más desde que se quedó sin fondos y a más coches, más atascos. Además, estos no solo son más peligrosos para sus ocupantes y peatones, también emiten mucho más CO2 y NOx.


Razón 3: las ciudades están mal diseñadas

Lo veo todos los días por la A-42: a cualquier hora entre las 6.30 y las 10.15, te puedes encontrar un atasco a 25 km de Madrid, adjunto foto de la semana pasada a las 6.45h. El motivo de este atasco tiene que ver con la corrupción política que asoló la Comunidad de Madrid y Parla, pero el problema de los accesos a las grandes ciudades suele ser más bien estructural. Al menos en Madrid, no existen los aparcamientos disuasorios, más allá de apeaderos de tren de cercanías y los grandes accesos son unas siete carreteras que cada una deben dar servicio a poblaciones cercanas que suman medio millón o más de habitantes. Hay otras vías para entrar, pero con semáforos, radares, semáforos con radar, etc. Ampliando el número de accesos y de salidas para evitar los atascos de entrada a la tarde parece una necesidad obvia.

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