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Tres V12 para soñar

En la era del 'downsizing', en que la tendencia a seguir son los motores de poco cubicaje y pocos cilindros para reducir consumo y emisiones, rescatar los pocos modelos V12 que quedan es un auténtico placer. Hemos conducido los tres representantes más apasionantes de esta especie en extinción.

Motorizaciones comparadas:

Nos guste o no, el futuro no es de los motores de 12 cilindros. La tendencia es la contraria, a reducir tamaño y número, de manera que hoy juntamos aquí a tres ejemplares que aún resisten en su defensa de los motores supervitaminados. Y es que aún están bastante aceptados los seis cilindros, los ocho e incluso los 10. Pero los de la docena han ido despareciendo a ritmo vertiginoso en los últimos años. ¿Estamos a las puertas de la extinción?

Por si acaso, nosotros vamos a disfrutar de tres ejemplares equipados con V12… Y te invitamos a que los disfrutes con nosotros. ¡Deléitate con las imágenes de nuestra galería!

Rolls-Royce Wraith 

No es el primer ‘Rolls’ de dos puertas, pero sí podríamos decir que es el primer coupé auténtico de la marca. Bajo el capó bombea un V12 biturbo de 6,6 litros desarrollado con BMW que rinde 632 CV y mueve con pasmosa energía la 2,4 toneladas que pesa: cubre el 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y velocidad máxima está limitada 250 km/h, pero es probable que sin limitador la aguja llegue bastante más allá.

Su aspecto es imponente con 5,3 metros de largo, si bien la apariencia es la de un Ghost de dos puertas con un toque más deportivo y por supuesto ese aire clásico de todos los modelos de la marca.

Como curiosidad (¿o exclusividad?) las puertas se abren en sentido contrario al habitual, y se cierran de forma eléctrica, lo que se agradece dado su tamaño y peso.

Como no podía ser de otra manera en una marca como esta, el lujo preside un interior extremadamente refinado, recubierto en sus totalidad en piel, maderas nobles, lana, plásticos de calidad y un techo con más de mil bombillas diminutas de fibra óptica para recrear un cielo estrellado. 

Mercedes S 65 AMG 

Se tarta de un Clase S, de modo que no voy a perder mucho tiempo contándote algo que ya sabrás de sobra: su interior llega al cénit en lo que a ajustes y acabados de materiales se refiere, con un entorno aún más refinado si cabe en esta variante, que para eso es tope de gama: cuero napa, revestimientos cromados, gran pantalla táctil que se maneja mediante el revolucionario ‘touchpad’ (puedes escribir las órdenes a mano) y unos asientos específicos AMG (con ajuste eléctrico, función de memoria, control de temperatura y regulación de soporte lateral) que, además de cómodos, sujetan el cuerpo como merece en un coche de esta potencia.

Y ya que hablamos de potencia, miremos bajo el capó: allí se aloja un V12 biturbo de 6 litros  y 630 CV de potencia. ¿Sorprendido? Pues espera a oír su par máximo: 1.000 Nm. Por eso no extraña que sus prestaciones sean dignas de un superdeportivo: cubre los 100 km/h en solo 4,1 segundos y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h.

Ferrari FF  

El 6,3 litros V12 de 2011 permanece invariable con sus 660 CV, y sigue siendo el motor con mayor cilindrada que ha fabricado Ferrari jamás. Una mecánica con mucho potencial, como demuestra el hecho de que haya sido la base para los motores del F12 y el LaFerrari, de 740 y 800 CV, respectivamente.

Pero volvamos al que nos ocupa: su controvertida línea ha dado lugar a mil debates, pero en cuanto uno lo ve al natural se le despejan todas las dudas: esta mezcla de coupé y hatchback entra por los ojos desde el primer momento: es bello, deportivo y elegante.

Además de su colosal potencia rinde un generoso par de 683 Nm. Eso le permite unas prestaciones de infarto, como es acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y alcanzar los 200 km/h en solo 11. Sin duda es el más deportivo de los tres que presentamos aquí, con un agarre en curva abrumador, una estabilidad en recta que te permite acelerar sin recato y con total seguridad (lleva tracción integral) y un sonido del motor que te enamora cada vez que reduces y pisas el acelerador. 

En definitiva: pocas letras hay tan apasionantes en el mundo del automóvil como la V. Y si va acompañada de un 12, la subida de emoción y adrenalina está garantizada. ¿Volveremos a sentir algo así en la era del ‘downsizing’?

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