Bentley Continental GT Speed
Es una mole, un coloso cuyo poder se despliega en toda su inmensidad cuando la aguja del cuentarrevoluciones llega su cénit. Por ejemplo, en un adelantamiento complicado, transmite la sensación de que pesa unos cientos kilos menos. Y es que las sensaciones empiezan desde que arranco: piso el acelerador e inmediatamente siento la presión del turbo en mis carnes, con todo el poderío de sus descomunales 820 Nm de par.
Me pongo en marcha y me sorprende lo inquebrantable que es su tracción integral a la hora de digerir las 2,4 toneladas de peso. Solo invierte 13,3 segundos para ponerse a 200 km/h, y no para hasta alcanzar los 331.
A esta variante Speed la diferencian elementos específicos como el difusor o unos nuevos escapes. Dentro, combina el estilo británico con la solidez de Wolfsburgo. Como todo en este Bentley, el uso de carbono no busca impresionar, sino llevarte al séptimo cielo con en ambiente más exclusivo.
El motor W12, masivo desde cualquier ángulo, anima el comportamiento de este coloso, pero también lo lastra. Y es que el Continental es un GT llevado al paroxismo, tiene un rodar feudal, con equipamiento exquisito… Y costes estratosféricos. Pero hay algo en su comportamiento que deja claro su talante: no es que el Bentley no pueda ser más deportivo; es que no quiere serlo. Seamos claros: comparte la plataforma del ya anticuado Phaeton. No está destinado a realizar divertidos ‘drifts’ con la zaga, y su dirección pretende ser suave y cómoda antes que precisa y directa. Eso sí: si te pones en el carril izquierdo de una autovía y pisas a fondo, habrá pocos coches a mil kilómetros a la redonda capaces de seguirte el ritmo. Con todo, no logra el compromiso entre deportividad y confort del Mercedes, y es considerablemente más caro (249.781 euros). Por eso se queda con el tercer puesto.
Aston Martin Vanquish Carbon Edition
Aquí las sensaciones se van al otro extremo. Es mucho más directo, rígido, preciso, y gira más ágil que sus rivales. Desde el minuto uno sientes lo afinado de su carrocería y su chasis tecnológicamente avanzado, con componentes en fibra de carbono.
Pero sus virtudes no solo están en el interior: una vez más, la silueta de un Aston Martin nos cautiva y nos enamora sin remedio con esas proporciones perfectas.
Esta versión, la Black Carbon Edition, lleva además varios detalles en el habitáculo en carbono negro. Un ambiente tan refinado como dotado de espíritu racing, que se nota en detalles como el cronómetro integrado en el sistema de navegación.
Pero no hace falta irse tan lejos: el volante, en posición muy vertical, es al tiempo ergonómico y se empuña con precisión. El botón Sport encoleriza aún más el sonido y la respuesta, y está justo a la altura del dedo pulgar.
El V12 atmosférico situado en posición central compone una melodía embriagadora, y solo puede ser domado con los portentosos frenos cerámicos que equipa este Aston. El cambio secuencial por levas te permite saciar el hambre de revoluciones de este coche, al tiempo que todos y cada uno de sus componentes trabajan para mantener la trayectoria ideal… Hasta que llegas a una carretera de montaña.
Y no es porque sea impreciso, pero su tendencia a subvirar y un balanceo de la carrocería no del todo controlado decepcionan un poco ante lo que transmite su agresiva figura: esperábamos un precisión total.
En definitiva: es un coche al que le gusta enlazar curvas, pero no devorarlas. O dicho de otro modo: si dividimos los coupés en deportivos y GT, lo cierto es que el Vanquish se encuentra justo en el punto intermedio. Eso sí: no llega no de lejos al nivel de confort de sus dos rivales. Por eso se queda con el segundo puesto.
Mercedes S 63 AMG Coupé 4Matic
Es 260 kilos más ligero que el Bentley, aunque no tan rápido, ya que su velocidad máxima está limitada a 300 km/h. Su V8 con doble turbo rinde 50 CV menos (585), aunque arroja 80 Nm más de par, hasta unos estratosféricos 900. Y su tracción integral es hora más afinada, de modo que no echa a perder el 0 a 100 km/h, como hacían antaño los Mercedes CL.
Su revolucionario puesto de conducción no convence tanto. El manejo es complejo, y no es tan refinado como el del británico. Pero sus ventajas salen a relucir en cuanto pisas a fondo, ya que es el único de la comparativa capaz de cubrir el 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos. La función Racestart tiene mucho que ver en esto, con un control añadido del doble embrague en arranque, de modo que la electrónica no se vea superada a la hora de protegerlo ante tamaño despliegue de par.
Y respecto al Bentley es más deportivo, con una subida de marchas más enérgica, un agujero del turbo menor y una ventaja en aceleración incluso para llegar a los 200 km/h. Y con un comportamiento en curva más aplomado y preciso. Y es que, a diferencia del británico, ese Mercedes logra combinar a la perfección dinamismo y lujo máximo. El confort lo hereda el S63 de dos puertas tal cual de la berlina, pero en comportamiento tiene un enfoque más decidido: batalla más corta, un tarado más preciso, dos tercios de la fuerza del motor en el eje trasero. Sabe comportarse como un Clase S, pero es sobre todo un coupé.
Así, este coche bipolar te permite viajar con la máxima comodidad, disfrutando de un ambiente de acabados impecables y de funciones como el masaje de los asientos. Da igual la cantidad de kilómetros que recorras, siempre irás relajado.
Pero si un día optas por una conducción más decidida, te encontrarás con un verdadero atleta debajo de la carrocería.
La pregunta: ¿llega a la deportividad del Vanquish? Sí y no. En cuanto a ‘feeling’ deportivo, el Aston Martin se pone claramente por delante. Es más directo, rígido y ágil en los giros. Pero lo cierto es que el Mercedes no es más lento. Cierto que balancea algo más en curva, pero sus movimientos son tan comedidos que permite conducirlo muy rápido y con precisión.
En definitiva: logra el nivel de confort del Bentley para el día a día, pero tiene un comportamiento al nivel del Aston Martin. Y todo siendo más cómodo, moderno… Y barato que sus rivales (203.300 euros). Esto le de inevitablemente el primer puesto.