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El Papa, manifestación y maratones. Y Berlín se colapsó

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El más difícil todavía es muchas veces posible. El pasado fin de semana, Berlín vio cómo se cortaban la mayoría de las arterias de su circulación. Y no es para menos: visita de Joseph Ratzinger en calidad de líder espiritual (con su correspondiente manifestación en contra), maratón de patinadores el sábado y de nuevo maratón el domingo, esta vez de corredores (donde, por cierto, se batió el récord mundial). ¿Quién da más? Vayamos por partes:

turistas berlin

Unos turistas se informan en una de las muchas calles cortadas al tráfico

La semana pasada, el Papa aterrizó en la capital alemana. Su llegada conllevaba cortes de calles e incremento de la seguridad por doquier. Bien es cierto que la mayoría de eventos que protagonizó el líder religioso se realizaron en las cercanías del estadio Olímpico, algo alejadas de la zona más turística. Aunque eso no quita que los berlineses sufrieran los típicos inconvenientes.   

 

Los conductores quedaron encerrados en las retenciones de muchas zonas de la ciudad; en la parte Este, los barrios más afectados fueron Kreuzberg y Neukölln (zonas con un alto índice de población turca) y las proximidades del Estadio Olímpico. En la parte occidental, algunos días los atascos alcanzaron los kilómetros de longitud, algo a lo que la ciudad no está del todo habituada. Solo pudieron desplazarse con tranquilidad aquellos que lo hicieron en metro, tren o en bicicleta.

La polémica (y el morbo) estaban servidos en esta visita de Ratzinger: su programa contemplaba el saludo (y posterior discurso) en el Bundestag (el Parlamento alemán) ante el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, quien abiertamente se ha declarado homosexual; la cancilleresa, Angela Merkel, y el presidente de la República Alemana, Christian Wulff, católico casado en segundas nupcias. La recepción al líder espiritual en un lugar destinado claramente a la política enfadó a muchos. Algunos diputados no asistieron como símbolo de protesta y se convocó una manifestación, que bajo el lema “Keine Macht den Dogmen(“Ningún poder a los dogmas”) sacó a calle a unas 15.000 personas, entre las que se contaban políticos de izquierdas, homosexuales y víctimas de abusos sexuales por parte de la sacerdotes o clérigos católicos. La protesta estaba convocada legalmente y contó con su espacio para celebrarse en el centro de la ciudad. Es decir, más cortes estradales.

La Strasse des 17. Juni, una avenida que corta transversalmente Berlín y que casi roza la mismísima Puerta de Brandemburgo, también veía el fin de semana cómo se cerraban sus puertas al tráfico. Y no era la única. Aunque esta vez, Joseph Ratzinger no tenía nada que ver. El motivo: durante todo el fin de semana, dos de las competiciones deportivas más sacrificadas (sobre todo, una) iban a tener lugar aquí: una maratón de patinadores y otra de corredores.

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Cerca de 9.000 personas recorriendo en patines más de 42 kilómetros de calles berlinesas a toda velocidad es un espectáculo digno de verse en directo. El vertiginoso ritmo de los que iban en cabeza hacía derrapar al coche que les abría camino

Una mítica cifra que a todo atleta pone los pelos de punta: 42.195 metros. Yo he corrido las últimas dos ediciones de la Maratón de Madrid, y el pasado domingo me emocionaba cuando, a la altura del kilómetro 41, veía pasar a todos y cada uno de los participantes. Cualquiera que haya intentado terminar esta implacable distancia sabe de lo que hablo. "Susana, ¿y qué le importa a la gente que tú hayas corrido dos veces la maratón?". Ya está aquí, es mi conciencia periodística. Sí, sí, lo sé, viene poco a cuento en este blog, pero, qué quieres que te diga, lo menos que me merezco después de haberme marcado esa machada es poder presumir de ello, déjame tranquila.

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Unas 40.000 personas participaron en la Maratón de Berlín


Repito, mítica cifra para las más de 40.000 personas que participaron (y para el keniata Patrik Makau, que batió el récord del mundo) y para las 9.000 que el sábado la recorrieron sobre patines en línea (impresionante espectáculo). Pero fatídica para muchos de los habitantes de Berlín que durante este fin de semana, vieron cómo el centro de su urbe se volvía aún más caótico para el tráfico a la vez que sus aceras se llenaban de turistas (era más fácil ganar la maratón que encontrar una habitación de hotel). Se mire por donde se mire, 42 kilómetros son muchos kilómetros, para quien los corre y para el que ve como las calles no son transitables. Era prácticamente imposible moverse en coche; si querías desplazarte por la capital alemana, lo mejor era hacerlo en transporte público, o en esa maravilla para el tráfico urbano llamada bicicleta.

Santa paciencia la que tienen estos berlineses.

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 El keniata Patrick Makau batió el récord mundial de maratón (hasta ahora en poder de Haile Gebreselassie) al terminar el recorrido en 2h:3':38". Sobrehumano

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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