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Newey arregló el coche de Vettel con una foto

Sebastian Vettel - Red Bull - Brasil 2012

José Armando Gómez

El genio de la F1, Adrian Newey, reaccionó en minutos ante la avería de Vettel en Brasil que le podría haber costado el título de Campeón del Mundo.

Adrian Newey es ese hombre que pasea por el paddock de la F1 agarrado a una libreta como la que usábamos en el colegio. Un genio que se cayó en Red Bull tras haberlo ganado todo en otros equipos por el simple hecho de afrontar el reto y que ha conseguido hacer tres coches invencibles de forma consecutiva para Vettel, dibujados sobre las hojas de su inseparable cuaderno.

En el pasado Gran Premio de Brasil, nada debía salir mal y 'casi todo' podía torcerse. Sin ir más lejos, en la primera vuelta de la carrera, cuando desde el muro, las gradas y los televisores, todo el mundo contenía la respiración de la salida, Bruno Senna embestía a Sebastian Vettel por el lado izquierdo provocando el trompo del alemán, que reanudaba la marcha en último lugar. 

Sebastian Vettel - Red Bull - Brasil 2012

El golpe, lejos de quedarse en un simple toque, había dañado el flanco del coche de Vettel, que avisaba por radio de que 'algo' se había roto. En el equipo austriaco revisó la telemetría inmediatamente y, tras ver que el monoplaza podía seguir en pista tranquilizaron al alemán. Solo el micro de Vettel y algún otro indicador en el volante del alemán parecían no funcionar correctamente. 

Sin embargo, en la primera parada en boxes de Vettel, Adrian Newey ordenaba hacer una foto de la parte golpeada para evaluar los daños. El fotógrafo disponía de apenas tres segundos para hacer la 'radiografía'. Unos momentos después, Newey analizaba con Horner en el muro la imagen del golpe  y decidían obligar al piloto a que cambiase el mapa motor. El sistema de escape tenía un golpe enorme y podía sufrir un sobrecalentamiento que acabase en avería. Así que optaron por sacrificar algo de rendimiento para garantizar la durabilidad de la pieza. La lluvia ayudó en esto para que Vettel no tuviese que exprimir el potencial mecánico del RB8 al límite. ¿Un golpe de suerte? Quién lo diría. Lo que si estuvo claro fue la capacidad del equipo técnico de Red Bull, con Adrian Newey a la cabeza, para evaluar la situación y tomar decisiones acertadas bajo presión.

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