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Galileo, el GPS europeo que arrancará en 2020, ya funciona

Galileo, el GPS europeo que arrancará en 2020 de manera oficial, se ha puesto en marcha esta semana en fase de pruebas, pero de manera plenamente funcional. El sistema europeo de navegación global está financiado con fondos públicos y pretende superar al sistema GPS americano en cuanto a precisión de posicionamiento. Cuando entre en funcionamiento, el margen de error de los navegadores GPS será mucho menor.

El proyecto Galileo, el GPS europeo ha entrado en funcionamiento esta semana. Tras más dos décadas de uso comercial del sistema GPS, el Galileo (sistema europeo de posicionamiento global, enlace a su web oficial aquí) ha recibido el último y decisivo impulso con el lanzamiento de los dos primeros satélites el pasado viernes. No obstante, el Proyecto Galileo, que permitirá a los navegadores GPS ofrecer un posicionamiento más preciso, no estará plenamente operativo hasta 2020. Sin embargo, ya hay un smartphone de la marca española BQ que lo utiliza para posicionarse, por ahora, es el único disposito comercial que lo hace. La clave de este sistema es que permitirá el pago por uso de las carreteras.

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El sistema de navegación europeo Galileo pretende garantizar la independencia del Viejo Continente en la navegación por satélite (actualmente se usa el sistema de posicionamiento estadounidense GPS y el ruso GLONASS) y mejorar su posicionamiento. Hay que recordar que el GPS es de origen militar y, si lo vieran necesario, el gobierno de EEUU puede interrumpir o limitar su uso. Numerosos problemas han retrasado la puesta en funcionamiento del Proyecto Galileo. Estos satélites permitirán poner a prueba el diseño del sistema de navegación europeo del que dependerán los futuros navegadores GPS, entre en funcionamiento al servicio del ciudadano en 2014 con una red inicial de 18 satélites.

En juego está algo más que el prestigio de Europa, su independencia comercial de China y Estados Unidos, que utilizarán su propio sistema de navegación global y la evolución del GPS, respectivamente. Que el comercio aéreo, marítimo y por carretera dentro de la Unión dependa de una tecnología al servicio del ejército de los Estados Unidos y esté controlada por él no es la única razón para la enorme inversión de, hasta ahora, 10.000 millones de euros, que harán falta para culminar el sistema europeo de navegación global representan muy poco dentro del gigantesco presupuesto de la Unión Europea. 

VÍDEO: ¿Quieres saber cómo funciona el sistema Galileo de GPS?

Las autoridades recuerdan que esta cantidad es, más o menos, lo mismo que cuesta construir unos kilómetros de autopista, pero sin embargo la inversión en Galileo será más que lucrativa, puesto que se espera que para el año 2022, los servicios telemáticos ligados a la navegación tengan un mercado en todo el planeta de 250.000 millones de euros al año. Según datos de la ESA, Agencia Espacial Europea, Galileo reportará a las arcas de la UE 90.000 millones de euros durante sus primeros 20 años de funcionamiento.

El pago por el uso, la clave de las aplicaciones

Además, se generarán hasta 150.000 puestos de trabajo directos. Por otro lado, está previsto que Galileo juegue un papel clave en el aumento futuro de la demanda de infraestructuras que causará el mayor parque de vehículos en Europa. Este papel reside en la precisión de posicionamiento que proporcionará el sistema europeo de navegación: será el único que otorgará el valor de certificación a la posición, con un margen de error de unos centímetros. Justo lo que necesitan los autonomóviles (coches autónomos) Las aplicaciones que se desarrollarán están, en primer lugar, destinadas a la gestión de las grandes flotas del transporte de mercancías. Así, Galileo debería permitir a los estados ahorrarse el enorme gasto que representa el actual sistema de gestión, basado en la instalación de pórticos cada pocos metros.

Pero el Proyecto Galileo también representará una revolución para los usuarios particulares: la clave estará, nuevamente, en la posibilidad de pagar por el uso de las infraestructuras o servicios. En esta línea se están desarrollando aplicaciones para, por ejemplo, pagar según la distancia recorrida en un taxi o en un coche de alquiler, para aplicar nuevos sistemas de tarificación en las pólizas de seguros de los coches, para la reconstrucción de accidentes... Es posible que alguna de estas aplicaciones no se lleve a cabo e incluso que Galileo sea todavía mucho más importante en los próximos años. Lo que está claro es que el Proyecto Galileo será fundamental en el funcionamiento de los futuros navegadores GPS, a los que proporcionará mayor precisión de posicionamiento.

Los competidores de Galileo

La carrera por poner en marcha el Proyecto Galileo tiene otro motivo fundamental: si se demora un poco más, se quedará sin mercado. Sus dos principales competidores en el siglo XXI serán el sistema GPS2 norteamericano -evolución del actual- y Beidou -nombre que los chinos dan a la Osa Mayor y con el que han bautizado su sistema global de posicionamiento-. El primero promete las mismas capacidades del Galileo, mientras que el segundo debería tener plenamente operativos todos sus satélites (alrededor de 30) en 2020. El actual GPS (Global Positioning System) está constituido por 27 satélites que giran alrededor de la Tierra a un ritmo de 2 ciclos cada día y a una distancia de 20.000 km del suelo (al menos ocho de ellos pueden verse en todo momento desde cualquier punto). 

Cada uno de ellos está provisto de un reloj atómico: estos sistemas, llamados másers, son tan pequeños como un circuito integrado y tienen un retraso estandarizado de un segundo cada 300.000 años. Ésta es una de las claves por las que Proyecto Galileo será más preciso que el GPS, ya que se han producido grandes innovaciones en este campo. Se trata de la evolución de una práctica inherente al hombre a lo largo de miles de años: mirar a las estrellas para determinar su posición en la Tierra. Ya en los albores del siglo XX todavía se utilizaban aparatos como el astrolabio; pero la invención, primero de la radio y luego del radar, durante la Segunda Guerra Mundial lo cambiaron todo.

Las tecnologías de la información abrieron la posibilidad de conocer en tiempo real la posición de un objeto en cualquier punto del planeta. El receptor móvil de un navegador GPS busca continuamente la señal de varios satélites en órbita, y siempre está recibiendo la señal de cuatro distintos. El receptor decodifica esta señal que contiene dos datos fundamentales: la posición en la que estaba el satélite al enviar la información y el momento exacto en el que ha sido enviada. Siempre que el receptor GPS reciba la señal de, al menos, tres satélites procederá a realizar una sencilla operación matemática, denominada triangulación, por medio de la cual podrá calcular la posición en la que se encuentra. Actualmente, el error máximo del resultado es de unas decenas de metros.

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