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Los tuning más locos

El 'tuning' puede ser dos cosas: o un coche personalizado y mejorado, o un coche ridículo. Por desgracia, de estos últimos hay muchos rodando por las carreteras de todo el mundo. Suelen ser creaciones de aficionados al destornillador que deciden montárselo por su cuenta y tienen algo en común, o mejor dicho, no lo tienen: sentido del gusto. Te enseñamos las preparaciones más absurdas.

El 'tuning' ha pegado, pega y pegará fuerte. Tiene tantos detractores como correligionarios. Hablamos con uno del segundo grupo. Según J.L., tunero veterano de Tarragona por cuyas manos han pasado un Peugeot 205, un BMW Serie 3 y –cómo no- un Seat León de la primera generación, “es mucho más que ser aficionado a los coches. De hecho, tenemos poco que ver con ellos; no compramos revistas de motor, por ejemplo. Los tuneros tenemos una cultura aparte que tiene mucho más que ver con la diferenciación, con sentirte único, que con el coche en sí”.

Y luego está la música, claro. “Es otra de las cosas que nos diferencia”, prosigue J.L. “A un tunero de verdad le encanta la música, o más bien, que esa música suene mejor que en cualquier otro equipo. Por eso los alerones, los revestimientos interiores, o los kits de motor tienen que ir acompañados de un equipazo potente con una buena etapa de potencia para que la preparación sea tuning como Dios manda”. Hay matices dentro del concepto ‘tuning’, claro, que además suelen tener que ver con el país donde se practica.

En Alemania, por ejemplo, hay una cultura arraigada, gracias a preparadores de prestigio como AC Schnitzer (especilizado en BMW) o Brabus (en Mercedes). Sus creaciones tienen poco que ver con colores chillones o alerones descomunales. Aplican a sus preparaciones una serie de elementos sutiles que logran mejorar el modelo de fábrica sin llamar mucho la atención, hasta el punto de que muchas veces las propias marcas recurren a ellos para versiones especiales (ahí está el Smart Brabus, por poner un ejemplo cercano). Aquí te vamos a presentar creaciones que son todo lo contrario, y muchas de ellas llevadas a cabo, precisamente, en Alemania. No hay nada peor que un aficionado al destornillador con mal gusto. ¿Quieres ver el resultado? Echa un vistazo a nuestra estridente galería de arriba.


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