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Nissan Juke-R en Nürburgring: una bestia anda suelta...

Nissan Juke-R en Nürburgring: una bestia anda suelta...

Marcos Diego

Con sus 485 CV el Nissan Juke-R pedía a gritos una vuelta en el circuito de Nürburgring, pero AUTOBILD.ES lo ha metido en el 'verdadero Infierno Verde'. Conduzco esta pequeña 'bomba' por los alrededores del mítico circuito alemán. ¿Te cuento cómo va?

La vuelta al circuito comienza como siempre. Un señor con un chaleco fosforescente nos desea buen viaje y por la derecha nos adelanta un aficionado que hace la imagen de su vida: el velocímetro. ¿Lo has visto? ¡Llega a los 340! así es el Nissan Juke-R, ¡hombre!

Hace un calor infernal en el Nissan. Los orificios del capó de color negro mate expiran un humo reluciente, pero por fin nos ponemos en marcha. He decidido no seguir el circuito de carreras y, en su lugar, voy a escoger el camino donde se colocan los espectadores, justo detrás de la valla. Queremos dar una vuelta 'offroad' al circuito, es decir, vamos a hacerle pasar al Nissan Juke-R por lo que es un auténtico 'infierno verde'.

Nissan Juke-R

Este pequeño monstruo, uno de los dos únicos modelos que existen -por ahora-, presume de su lujoso estilo de vida en ferias y espectáculos automovilísticos ante felices niños de seis años y 60 millones de ¡guaus! que se suceden al ver a este super-GTI. Para conseguir tal proeza, Nissan ha tenido que apretujar el corazón de su bestia de tiro, el Nissan GT-R, dentro del cuerpo flacucho del pequeño Nissan Juke, junto a su tracción integral, a su caja de cambios automática y sus llantas de 20 pulgadas que emanan de este mini SUV. Los neumáticos planos de carreras son, sin embargo, un complemento tan offroad como querer ponerte a hacer alpinismo con pantuflas.

Los neumáticos que calza el Nissan Juke-R son un complemento tan 'offroad' como querer hacer alpinismo con chanclas

Probamos a mezclarnos entre la marea de tiendas de campaña de los visitantes del circuito que hacen noche junto a la carretera y que anuncian ya el lunes al mediodía la apertura del próximo fin de semana de carreras a base de cerveza y salchichas. Se trata de un público altamente experimentado que reconocen enseguida al bicharrajo. “¿Y cuánto dices que cuesta?” 450.000 euros. Por cómo me miran, me da la sensación de que esta gente calculan las cantidades midiéndolas en cervezas…

Los de Nissan me han incluido en el paquete a Xavi, un catalán fan del Barça, y guardián implacable del Nissan Juke-R, que ante la más mínima irregularidad del terreno se baja para marcarme por radio centímetro a centímetro el camino exacto que tengo que tomar. Su palabra preferida es “slow” (lento en inglés).

Nissan Juke-R en el infierno verde

Junto al puente de Hocheichen, el guarda forestal de la parcela, Rolf Lück, nos abre la verja para atravesar la pista de tierra en dirección a Schwedenkreuz. “Sin que sirva de precedente”, nos dice y nos hace prometerle que mencionaríamos bien clarito que los automóviles aquí están totalmente prohibidos. El circuito de Nürburgring tiene al menos algo bueno y es que hasta al guarda forestal le entusiasman los coches.

Al Nissan Juke-R no hay quien le pare: en cuanto le das caña, salen todas las piedrecitas disparadas

A nuestra izquierda, en Schwedenkreuz, pasa el lugar por el que los bólidos vuelan a más de 200 km/h. Hoy el circuito está cerrado por obras. Nosotros, por el camino de tierra, tenemos que llevar un trote tan lento que hasta dos ciclistas con sus mountain bikes nos adelantan. En una de las veces que Xavi se baja, me tomo la libertad de darle caña al Juke sin que se de cuenta. Un montón de piedrecitas pequeñas empiezan a salpicar a izquierda y derecha, por delante y por detrás, y por los huecos de las ruedas mientras el Nissan Juke-R sigue arrastrándose hacia delante. Por la radio escucho una vocecilla “Slow, slow! crazy?”

A este automóvil, bien parecido a un cochecito de bebé para Godzilla, ya no hay quien le pare. Su carrocería de deportivo me tiene aplastado hacia lo más profundo del automóvil, la jaula de seguridad me rodea allá donde quiera que ponga la vista y el cinturón te ata el cuerpo al Nissan Juke-R por nada menos que cinco puntos. La empresa inglesa, RML, de la que proceden los dos modelos que existen, parece haberse olvidado de instalarle un climatizador y la ventilación tampoco funciona. Con esta maquina infernal sobre las rodillas, me estoy empezando a asar de calor.

Juke-R

En la sección del Adenauer Forst, Xavi mide la profundidad de un charco por el que un Golf pasaría como un loco. La cuestión es que el Nissan solo tiene doce centímetros de altura libre al suelo y su frontal huele el suelo tan de cerca como la nariz de un jabalí. Este juguetito es realmente lo contrario a un SUV. Solo un Fórmula 1 podría tener menos talento offroad.

Me alegro de que, al menos, el Nissan Juke-R tenga la capacidad de azotar la carretera. Me hubiera gustado quedarme a ver la cara que se le quedó a uno que conducía un Volkswagen Touareg cuando lo vio por el espejo retrovisor… lástima que el Nissan empezara a ponerse serio y en cuestión de segundos la cosa cambiara a 220, a 230… ¡tranquilo, chico! Con su corta longitud de batalla, este SUV vitaminado se pone a brincar aquí y allá por el lado izquierdo de la carretera hasta llegar al límite de los 257 km/h, y no te estoy exagerando. En cuanto al consumo, no te voy a mentir: sale casi más rentable sacarle su propio pozo de petróleo justo al lado del circuito.

La gracia se acaba cuando Rolf Lück nos quiere llevar por un camino estrecho y cubierto de vegetación. El Subaru Forester del guarda forestal pudo salvarse, pero el pobre Juke-R tuvo que quedarse atrás, igual que un Jeep en un safari ante un encuentro inesperado con rinocerontes.

Nissan Juke-R en Nürbungring

Sin poder hacer más, cogimos la carretera hasta la famosa cuesta, un viejo trozo del recorrido que atraviesa el bosque. “Backstage de la sección norte” dice un cartel. Por ahí no hubiera pasado el Nissan Juke-R ni en sus mejores sueños. La inclinación del 27% de la cuesta pilla a la tracción 4x4 sin nada más que una pobre sonrisilla picarona.

Al llegar a Galgenkopf, el cronómetro nos marca 7 horas y 30 minutos. “En la pista es posible hacerlo en menos de ocho minutos” nos dice el piloto Frank Eickhold, “pero, claro, tienes que tener valor”. La diferencia ha quedado clara.

Pequeño SUV, gran motor

Nissan Juke y Nissan GT-R

Recordemos la idea del GTI: tomar un automóvil pequeño (por ejemplo, un Golf o hasta un Juke) y un motor potente (de seis cilindros, turbo, con inyección directa). En este caso, un par de locos por la velocidad de Nissan han transplantado el motor de 3,8 litros y 485 CV del icono deportivo, el Nissan GT-R, y la tracción 4x4 completa. El Nissan Juke-R sirve como reclamo publicitario para una marca anteriormente conocida por la robustez de sus todoterrenos y que, ahora, cosecha también sus éxitos con SUV compactos. El mayor 'best seller' de Nissan en España es el Nissan Qashqai. El Nissan Juke, cortado por el mismo patrón, alcanzó en 2011 casi 10.000 unidades vendidas.

Conclusión

Ha resoplado, temblado y asado de calor. He abusado del Nissan Juke-R y lo he llevado allí donde los 'modelos de pre-serie' jamás se han atrevido a pisar: el más allá de los circuitos de carreras. Tanto el automóvil, como los 'sufridores' de Nissan han aguantado como campeones ¡las siete horas y treinta minutos! que hemos tardado en completar el circuito. Un tiempo que permanecerá para siempre, pues a partir de ahora vuelve a quedar terminantemente prohibido cruzar la valla. Qué pena que no lo hayamos podido meter por la tortuosa zona anexa a la sección de Brünnchen… ahí sí que yo hubiera resoplado, temblado y me hubiera asado de calor...

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