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Luis Salom: un guerrero de pulcra armadura mexicana

Luis Salom: un guerrero de pulcra armadura mexicana

Diego de Arístegui

Este es nuestro humilde y cálido homenaje a Luis Salom, un guerrero de pulcra armadura mexicana. Su recuerdo pervivirá siempre en la historia del motociclismo.

El mundo entero se vuelca con Luis Salom en las redes sociales

Hoy el motociclismo nos ha vuelto a asestar una certera y profunda bofetada que nos ha dejado noqueados en medio del ring. Mientras el árbitro va haciendo la cuenta antes de decretar el KO definitivo, aparece la imagen de Luis Salom, un guerrero de pulcra armadura mexicana que no se ha ido, sigue estando ahí y siempre va a estar presente entre nosotros. 

Este es un deporte inmenso, que es capaz de hacerte levantar de tu sofá y de pegar un grito a las 4 de la mañana cuando un piloto da una patada a otro y se desata la madre de todos los huracanes. También tiene la capacidad de hacer que todo merezca la pena con tal de ver a un grupo de valientes subirse en verdaderas bestias de la velocidad jugándose el bigote a cada instante. Ese coqueteo incesante con el riesgo también ensalza nuestro deporte y remarca su diferencia de los demás. 

Luis Salom Qatar
Su podio en Qatar fue un momento de gran emoción para Luis

Pero lamentablemente tiene su cara negativa, una vertiente oscura muy pequeña que pocas veces hace acto de presencia, pero cuando lo hace cuesta muchísimo recuperarse de su maquiavélico embrujo. Hoy ese lado oscuro nos ha sacudido con la muerte de Luis Salom. Un piloto como la copa de un pino, y no es que el resto no lo sean, pero el conocido por todos como El Mexicano siempre despertó un aura especial dentro del paddock. 

El GP de Catalunya sigue, utilizando el trazado de la Fórmula 1

Su suerte siempre la fiaba a un ángel de la guarda que nunca le abandonó y al que siempre suplicaba tendido sobre sus rodillas para que este velase por su destino. Junto a él, una madre coraje única e indescriptible. Compañera de aventuras, de reflexiones y de mil y una discusiones, porque lidiar con Luis era en algunos momentos un verdadero cóctel molotov. Si no lo agarrabas por donde debías corría el riesgo de explotar. 

Esa siempre fue su cualidad más reconocida, su agresividad y su obsesión desmedida por el éxito, por el triunfo y por tenerlo todo en su sitio. Un estilo que le llevó a batirse el cobre en Moto3 con dos monstruos como Maverick Viñales y Álex Rins, dos de los grandes talentos del futuro de nuestro motociclismo pertenecientes a un grupo en el que también figuraba el nombre de Luis Salom

Luis Salom Maverick Viñales
Para Maverick Viñales, Salom fue un rival, su mejor compañero y un gran amigo

En Moto2 era un hombre consolidado en la categoría más injusta del Mundial y donde la meritocracia nunca es una cualidad que se tenga en cuenta. Esto Salom lo sabía y por ello siempre que no daba el máximo de sí mismo estaba cabreado y no lo ocultaba. Hombre de palabra, de tesón y con un estilo basado en el amor profundo hacia el mundo de las dos ruedas. 

Por este motivo su armadura sigue pulcra, reluciente como el primer día que aterrizó en el paddock. Luis nos ha dejado, pero lo ha hecho demostrando que las pasiones hay que seguirlas y nunca jamás dejarlas atrás. El corazón siempre te dará más felicidad que tu cerebro, y Luis Salom era un piloto con un corazón inmenso, tanto como uno de los muchos tatuajes que lucía en su brazo derecho. ¿Sabéis qué es lo que ponía? ¡LUIS SALOM!

Envuelto en las rosas que lucía tanto en su cuerpo como en su casco y en su mono. En los colores vivos y primaverales de su dorsal y en la pulcritud de su honradez y de su nobleza. Un piloto vivo, seguidor de los afectos y del cariño, unos valores que le han convertido en lo que es hoy, un auténtico campeón del que cualquier aficionado español ha de presumir y sentirse orgulloso. Hasta pronto, Mexicano, ride in peace. 

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