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Los coches de los maharajás: extravagancia sobre 4 ruedas

Los coches de los maharajás: extravagancia sobre 4 ruedas
Hace tiempo que los maharajás dejaron de regir los designios de los distintos estados de la India, pero sus historias y, sobre todo, sus espectaculares automóviles, todavía perviven. Amantes de los Rolls-Royce, también coleccionaban coches muy peculiares, donde el lujo, la curiosidad y la extravagancia estaban patentes.

Hace tiempo que los maharajás dejaron de regir los designios de los distintos estados de la India, pero sus historias y, sobre todo, sus espectaculares automóviles, todavía perviven. Amantes de los Rolls-Royce, también coleccionaban coches muy peculiares, donde el lujo, la curiosidad y la extravagancia estaban patentes. En la actualidad algunos dirigentes como Gadafi se suben al carro del diseño de coches, aunque eso ya es historia.

Hace más o menos un siglo se produjo en India una revolución parecida: la llegada del automóvil. Teniendo en cuenta la particular idiosincrasia de la India, los primeros coches fueron a parar a manos de los maharajás, una suerte de reyes de los distintos estados que conforman la península hindú. Rajá es un término de origen sánscrito que significa 'quien gobierna'. Algunos de estos rajás llevaban, además, el prefijo maha, que se corresponde  con 'grande'. De esos dos términos surge maharajá.

Dos princesas de Cooch Behar a bordo de un De Dion

Si por algo se podían caracterizar los maharajás es por sus singulares gustos. El autor de El libro de las Tierras Vírgenes, Rudyard Kipling, lo definió mejor que nadie: “La providencia ha creado a los maharajás para ofrecer un espectáculo al mundo”. Lo que da una idea de la calaña de estos personajes.

Para los maharajás la extravagancia era una forma de refinamiento y la ponían en práctica en todos los aspectos de la vida. Así, por ejemplo, el maharajá de Junagadh –allí llamado nabab– invitó a más de 300 personas a la boda de su perra favorita, mientras que el del estado de Kapurthala, se hizo construir un palacio a imagen y semejanza al Eliseo de los presidentes de la República Francesa.

Con estos antecedentes, es fácil imaginarse que los maharajás hicieran lo propio en lo que a los automóviles se refiere.

El primer automóvil

Según cuenta Sharada Dwivedi en su libro The Automobiles Of The Maharajas (Los automóviles de los Maharajás), fue en 1897 cuando recaló el primer automóvil en India. Desde el primer momento, los llamados horseless carriage (los carruajes sin caballo) causaron sensación entre la población –que vio cómo los vehículos asumieron los trabajos de transporte que otrora hacían los animales– y, sobre todo, de los maharajás, que descubrieron una nueva pasión. Al mismo tiempo se creó una nueva necesidad, pues todo aquel que pretendiera ser alguien en la India tenía que poseer un coche, y si era una limusina, como un Rolls-Royce –epítome de la elegancia y el lujo–, mejor.

Antes de que llegara el coche, éste era uno de los medios de transporte

Si el único medio de transporte era un Rolls, tenía que valer para todo, incluso para ir por el agua

El maharajá Madhavrao Scindia de Gwalior fue el primero en poseer un Rolls, aunque de segunda mano: un Silver Ghost de 6 cilindros y 40-50 CV. Este Rolls adquirió fama al poco tiempo y pasó a ser conocido como 'la perla del Este', pues en un alarde de excentricidad, el maharajá, gran amante de las perlas, lo hizo cubrir con una pátina de polvo de perlas.

Pero para extravagancias, la de un millonario armenio residente en Calcuta, de apellido Phillips. Este personaje se hizo construir el Swan Car (coche cisne), un coche de vapor con forma de cisne. Según cuentan algunas fuentes, las autoridades prohibieron la circulación de este peculiar artefacto con ruedas por el tumulto que provocaba, pues, al parecer, además de expulsar vapor por los orificios de la nariz del cisne, cuando se paraba, se agitaba y luego soltaba un ¡huevo de oro puro! ¡Qué grande...!

El Swan Car (coche cisne), otrora del maharajá de Nabha, estaba hecho en oro, yeso y otros materiales

Como explica Dwivedi en la entrevista concedida a AUTO BILD (véase más abajo), con los automóviles había surgido una nueva forma de competición entre los distintos maharajás por quién tenía más y mejor. Así, mientras uno de estos virreyes había cometido la machada de adquirir 5 Rolls de una vez, otro se llevó 6, hasta que llegó el maharajá de Patiala y zanjó la cuestión al comprar 35, cada uno de ellos para un cometido distinto: para pasear, para correr, para ir de excursión o incluso para ir a cazar.

De caza en limusina

Y es que otra de las muchas aficiones de los maharajás era el shikar, el arte de la caza, que practicaban en sus cotos particulares. Para ello, conducían sus Rolls-Royce, Hispano Suiza, Daimler o Mercedes por todo tipo de terrenos y los preparaban para la ocasión con focos y proyectores e incluso fusiles fijados a la carrocería.

Una de las aficiones de los maharajás era abatir animales

Cabe destacar que si en algo se adelantaron a su tiempo los maharajás fue en la técnica del tuning. Pues estos adinerados personajes fueron los primeros en personalizar los automóviles según su extravagantes gustos: carrocerías de oro o plata y bajorrelieves en el exterior e imaginación al poder en el interior con salpicaderos dorados, tapicerías de cuero de cocodrilo o finos paños, relojes suizos hechos a mano y moquetas exuberantes de piel de castor. Todo valía.

Trabajo fino: este Ford Model A fue embellecido artesanalmente con bajorrelieves de plata y cortinas de encaje

 La carrocería del Daimler ‘Star Of India’ fue contrachapada en níquel para el maharajá de Rewa

Pero de todas las excentricidades conocidas me quedo con ésta: el maharajá de Gujarat se hizo instalar en su Rolls-Royce Phantom III un panel con botones para indicar la dirección al chófer: L, R, H y M. La “L” de “Left” (izquierda), “R” de “Right” (derecha), “H” de “Home” (casa) y “M” de “Mistress” (amante). Para qué andarse con secretismos...

Una maravilla del siglo XX, el carísimo y exclusivo Farman A6B Supersport de carrocería de aluminio, construido especialmente para el maharajá de Idar

The vintage & classic car collection: el Rolls de ‘Octopussy’ y 21 coches más

Muchos de los descendientes de los maharajás aún mantienen las envidiables colecciones de automóviles. Una de las más importantes es la que pertenece al maharajá Shriji Arvind Singh Mewar de Udaipur, y que AUTO BILD tuvo la oportunidad de visitar. Se trata de una fascinante colección formada por 22 coches de época y abierta al público general, que, por una cantidad módica (100 rupias; 1,7 euros), puede contemplar por dentro y por fuera auténticas joyas sobre ruedas.

Entre los modelos que atesora el maharajá Shriji Arvind Singh Mewar destacan varios todoterrenos, otros tantos Mercedes, un Chevrolet Truck de 1946, un Cadillac Saloon V8 de 1938 o un Ford Convertible 4 cilindros de 1930. Pero, sin duda, la mayor atracción de esta singular colección es un Rolls-Royce Phantom II de 1934, que se utilizó en el rodaje de una de las secuelas de la saga de 007 James Bond, Octopussy, película que, por cierto, transcurre en la ciudad de Udaipur.

Made in India: además de automóviles europeos y americanos, el maharajá cuenta con un Mahindra

El maharajá tiene varios Mercedes, entre ellos un 180 de 1953

Para todos los usos: además de automóviles clásicos como el Ford Convertible...

... la colección incluye una furgoneta Chevrolet

En el garaje de Singh Mewar hay dos Morris, un Minor (a la izquierda) 
y un Oxford, del que deriva el coche indio Hinduistan Ambassador

La joya de la corona: 
el Rolls-Royce Phantom II, utilizado en la película ‘Octopussy’

Rolls-royce: un ‘espíritu’ con sabor español

Una de las marcas favoritas por los maharajás es, sin duda, Rolls-Royce, pues sus modelos reúnen todo aquello que fascinaba a los maharajás: elegancia, grandiosidad, poderío, potencia y exclusividad. Cabe destacar que el origen del emblema de Rolls-Royce, “el espíritu del éxtasis”, tiene cierta relación con España e India.

Lord Edward Douglas-Scott-Montagu, quien además de mando militar de una unidad del Ejército británico en India era editor de la revista The Car, encargó a su amigo Charles Sykes, afamado escultor, una mascota para su Rolls-Royce Silver Ghost. Sykes utilizó como modelo para la estatuilla que había ideado a la amante de Montagu, Eleanor Velasco Thornton, de origen español. Y la idea tuvo tanto éxito, que Rolls-Royce comenzó a incorporarla en todos sus modelos.

 Eleanor Velasco Thornton

Entrevista

3 Preguntas a... Sharada Dwivedi, coautora del libro The Automobiles Of The Maharajas (Los automóviles de los Maharajas)

“Querían lo mejor y lo más caro”

AUTO BILD: ¿Por qué algunos coches de los maharajás son tan extravagantes?
Sharada Dwivedi: Los maharajás fueron los legisladores de varios estados de la India. En muchas ocasiones, ellos querían lo mejor y lo más caro que se pudiera adquirir, y eso mismo ocurría con los automóviles. Asimismo, se trataba de una sana competición por ver quién conseguía más que el otro.

AB: ¿Acaso no tenían otra forma de gastar el dinero?
SD: En aquellos estados que estaban bien gobernados, se destinaban importantes cantidades de dinero para fines sociales. Los maharajás eran grandes mecenas de artes plásticas y dramáticas incluido pintura, escultura, danza y música, y mucho de ese dinero se destinó a esos fines. Otros maharajás gastaban su dinero en bienes de lujo y viajes al extranjero.

AB: De los automóviles de los maharajás, ¿cuál es el más lujoso que ha visto jamás?
SD: En Indore pude ver el Bentley 4.5 de 1936 del maharajá Yeshwantrao Holkar. Este coche era el último que había adquirido y había sido acabado al estilo de Holkar, es decir, pintado en negro y con rayos de sol. Además, los tiradores de las puertas estaban diseñados con motivos de Art Deco. El salpicadero estaba realizado en madera de ébano con los relojes con fondo naranja y los números en blanco. El coche llevaba impreso tanto en el frontal como a los lados el escudo de armas del maharajá y las iniciales YH (Yeshwantrao Holkar), igualmente en estilo Art Deco, con dos pilotos gemelos en las defensas: rojo por el maharajá y azul por la maharani (mujer del maharajá). Si las dos luces estaban encendidas significaba que ambos viajaban a bordo.

Fotos: Eminence Designs PVT Ltd, fabricante y AUTO BILD España

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