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Un Hummer 'esquiando' en Nürburgring

Un Hummer 'esquiando' en Nürburgring
La nieve ha llegado al circuito de Nürburgring (Alemania), y con ella un obligado descanso. ¿Obligado? Bueno, no. Un redactor de AUTO BILD está dispuesto a "dar la nota": su objetivo es probar las prestaciones de un Hummer H3 equipado con un sistema de oruga. Un test ligeramente diferente en la mítica Nordschleife: ¿será tan apasionante la nieve como el asfalto?

La nieve ha llegado al circuito de Nürburgring (Alemania), y con ella un obligado descanso. ¿Obligado? Bueno, no. Un redactor de AUTO BILD está dispuesto a "dar la nota": su objetivo es probar las prestaciones de un Hummer H3 equipado con un sistema de oruga. Un test ligeramente diferente en la mítica Nordschleife: ¿será tan apasionante la nieve como el asfalto?

No soy para nada seguidor de los deportes modernos porque no soy ni moderno ni deportista. Pero sobre todo soy demasiado conservador para ideas tan retorcidas. Por ejemplo, el skysurfing: tirarse con un paracaídas y un snowboard desde un avión para hacer un par de curvas abruptas en la atmósfera. Para algunos eso es genial; a mí me parece de tontos.

¿Y ahora qué? Ahora me veo en una situación que me obliga a tragarme mis propias palabras. La Nordschleife del circuito de Nürburgring lleva semanas intransitable debido a la cantidad de nieve que ha caído. Acudo a la convocatoria del preparador de coches norteamericanos Karl Geiger, de Múnich. Geiger acaba de convertir un Hummer en un vehículo oruga.

Juegos de invierno muy particulares: el Hummer oruga en el nevado Nürburgring, concretamente en el sector Schwedenkreuz. El sistema de oruga de la empresa Mattracks está disponible para todos los coches con tracción integral desde 8.300 euros. La versión de la imagen cuesta unos  26.000 euros

Nieve profunda+ Nordschleife + orugas en lugar de neumáticos = he inventado un nuevo deporte: el Nordic oruging. Queda por ver cómo funciona. Y si funciona...

Hemos quedado en la región alemana de Eifel. Los oriundos me cuentan que hace tiempo que no había tanta nieve ni durante tanto tiempo. El legendario circuito lleva desde principios de año dormitando pacíficamente bajo un manto blanco que en ciertos tramos es de hasta un metro de espesor. ¿Se puede circular? No a finales de febrero de 2010. El guarda, sacado de la hibernación y, por tanto, de bastante mal humor, me abre incomprensiblemente la puerta de la pista. “Por tu bien no te quedes estancado, porque el equipo de montaña está de vacaciones y porque no hay ningún vehículo que pueda ir a buscarte”, me dice refunfuñando. Y me advierte de que tenga cuidado en el sector Breidscheid: están instalando pantallas antirruido. ¡De acuerdo, jefe! De todos modos, no pensaba ir a tope...

A simple vista el Hummer H3 es como el de serie. Monta un motor de gasolina V8 de 5,3 litros y 305 CV y caja de cambios automática de cuatro relaciones. Pero por abajo es exotismo puro. En lugar de llantas de aluminio con neumáticos en tamaño 265, calza ruedas de oruga que evitan que el Hummer se deslice indefenso por la nieve.

El Hummer H3 tiene un peso de 2.400 kilogramos, pero con las inmensas orugas que calza alcanza las tres toneladas

A un golpe de gas, las cadenas de goma se hincan en la nieve blanda y el corpulento SUV avanza sin piedad. No es de extrañar: cada una de las cuatro ruedas mide 40 centímetros de ancho y 1,50 metros de largo. Eso da una superficie de ataque total de 2,4 metros cuadrados. A ello se suman las láminas que tiran de la nieve endurecida como las palas de una excavadora. Dicho de otro modo: comparado con unos neumáticos todoterreno convencionales, son como botas de montaña en contraste con unos finos zapatos de tacón.

El sistema de orugas es de la empresa americana Mattracks. Su montaje es casi tan rápido como el cambio de neumáticos, pero algunos coches con tracción integral antes deben de ser elevados. Tras pasar el Galgenkopf (arriba) se entra directamente a la larga línea de meta (abajo).  Velocidad máxima: 65 km/h.  Las orugas no dan para más. Con neumáticos normales, el Hummer está limitado a 158 km/h

La dirección no enamora, pues parece como si al Hummer le costara hacer caso. Si se levanta el pie del acelerador, la cosa mejora. En suma, el titán de las nieves profundas se maneja casi como una moto de nieve. O como una lancha motora.

La diversión que Geiger ofrece en Alemania –y la empresa Track Systems (www.tracksystems.eu) en el resto de Europa para todos los coches 4x4– no es barata precisamente. Parte de 8.300 euros, y el conjunto montado en este Hummer cuesta alrededor de 26.000 euros. ¿Su homologación? Está en proceso.

Hatzenbach, Hocheichen, Flugplatz: los sectores de la legendaria Nordschleife me los sé de memoria. Sólo que por ellos suelo ir más rápido,  pues con este luchador de sumo con cadenas no se pueden superar los 65 km/h. Y la recuerdo con  más tráfico...

Sólo hay huellas de otros usuarios de la pista. Delante de mí se cruza lo que podría ser un conejo de campo. Ahí atrás creo ver un ciervo, ¿o es un jabalí? Es que los artiodáctilos me son menos familiares que los biturbos...

Como si vieran un ovni

Paso por Metzgesfeld volando. Luego lo hace un desconcertado esquiador de fondo. Poco después Kallenhard, Wehrseifen. Y una señal de 30 km/h: obras en Breidscheid. “Cuidado, prueba de esfuerzo para la barrera de sonido”, les grito a los trabajadores, mientras dejo que el V8 gruña enojado. Miran como si hubiera aterrizado un ovni en el aparcamiento del Carrefour. ¡Vamos, muchachos, sólo es una broma! Y es que alguien tiene que jugar a ser el malo en este paraíso invernal...

Kilómetro 13. Parece como si fuera en un barco y no en un H3: entro de lleno en la pronunciada curva del famoso carrusel. Me meto muy adentro, me mantengo en la pendiente y salgo en plano a todo gas. El que sabe, sabe. Lo único diferente hoy es la velocidad, el color del asfalto, los copos de nieve salpicando... De alguna manera todo es diferente.

El Hummer oruga a su paso por la pronunciada curva del famoso carrusel. Cuatro orugas proporcionan una superficie de apoyo de 2,4 metros cuadrados. Unos neumáticos normales se las tienen que ingeniar con apenas 0,2 metros cuadrados. Asimismo, los conductores privados dan unas 300.000 vueltas al año al circuito. A -5°  a finales de febrero estamos completamente solos.

Detengo el tiempo detrás de la Döttinger Höhe después de pasar por meta. Desde mi salida 21 kilómetros atrás han pasado nada menos que tres cuartos de hora. No es que sea mi récord personal, pero sí que es una nueva dimensión de la diversión. ¡Gracias, querido Karl Geiger, por este vehículo! ¡Gracias, querida Nürburgring GmbH, por tanta comprensión! ¡Y gracias, queridos amantes de los deportes de moda, por una idea completamente nueva! Recuerda este nombre: Nordic oruging.

Refrigeradas por nieve las orugas de goma se comportan impecablemente. A partir de los 26º y sobre asfalto se calientan tanto que hay que hacer una pausa tras 22 kilómetros, según su distribuidor, Geiger (geigercars.de).  El récord de la Nordschleife logrado por un vehículo de calle es de 7:12 minutos. Este Hummer oruga necesita 45 minutos

¿Quieres más? Dame un par de patines en línea y un acantilado vertical y haré patinaje en línea en montaña. ¿O ya está inventado?

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