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El día que Valentino Rossi perdió los papeles

El día que Valentino Rossi perdió los papeles

Diego de Arístegui

Lamentablemente para cualquier aficionado al motociclismo, la fecha del 25 de octubre de 2015 será recordada por ser el día que Valentino Rossi perdió los papeles y enterró su mito por tirar de mala manera a Marc Márquez.

25 de octubre de 2015. 15.18 horas en el Circuito de Sepang, 08.18 en España con el reloj bien ajustado. Los aficionados al motociclismo tienen la mala fortuna de asistir a uno de los episodios más inesperados de toda la historia, el día que Valentino Rossi perdió los papeles y borró de un plumazo todos los logros deportivos que había cosechado con anterioridad, los cuales le habían granjeado una reputación que parecía inexpugnable. Todo ello despareció del mapa cuando Rossi bajó del cielo para ser durante unos segundos el peor de los demonios, y que tiró a Marc Márquez en la curva 14 del trazado malasio de la peor de las maneras imaginables para cualquier humano cuerdo, con una patada. 

Así fue como Rossi tiró a Marc Márquez en Sepang

Puedo afirmar abiertamente que me declaro rossista y que esta mañana he sido de los que ha gritado a los cuatro vientos "¡Qué haces!" cuando he visto la jugarreta del mago de Tavullia sobre Marc Márquez. Por un momento no sabía si estaba teniendo una pesadilla de mal gusto, porque ahí se juntaba la peor acción imaginable para un deporte tan bello y auténtico como el motociclismo, junto al protagonista último del que esperarías una cosa así. Pero es que Valentino Rossi también es humano y hoy lo ha demostrado con mayúsculas. 

Especialmente grave es la película que tiene en su mente desde el jueves el 46 y que, después de hoy, sólo ha servido para que él crea en sí mismo y en su historia. No sé si decir que es el único que la cree verdaderamente, aunque seguro que muchos también la comparten por lo que representa este hombre para el motociclismo y para el deporte en general. Pero hasta los grandes merecen reprimendas, por oportunistas que puedan resultar las críticas. Y para mí, al igual que para mucha gente, hoy se ha caído uno de los mitos más fiables de toda la historia

Arrancamos el jueves con las polémicas declaraciones de un Valentino que, al verse con opciones reales de ser campeón del mundo a los 36 años, parecía estar más nervioso que de costumbre. Cuando todos pensaban que el foco de su presión psicológica, ese arte que tan bien maneja el transalpino, había de dirigirse a Jorge Lorenzo, Rossi cambió de rumbo de forma inexplicable y centró su ira en Marc Márquez, ese piloto con el que 'Vale' se siente tan identificado y al que tanto apreciaba. 

Rossi: "Con la sanción, el plan de Marc Márquez ha sido un éxito total"

Como si se tratase del niño pequeño con peor mal perder de todo el recreo, Rossi comenzó a despotricar contra la acitud de Márquez en Australia, donde el de Cervera hizo lo que tenía que hacer, ganar. De hecho, si el italiano por un casual consigue su décimo título en Valencia, se lo deberá a ese compañero que hoy en Malasia ha ninguneado de muy mala manera, tirándole de su moto con un estúpido puntapié. Y lejos de que el piloto de Cervera tuviese ganas de cerrarle la boca a Rossi, este decidió hacer caso omiso a sus provocaciones y centrarse en su trabajo. Pero era demasiado tarde. 

El temido encontronazo lo hemos tenido hoy en carrera. Una serie de 3-4 vueltas en la que los dos pilotos de MotoGP más capacitados para levantar a cualquier mortal o ser inerte de su sofá volvieron a deleitarnos con un duelo de alto voltaje, pero siempre regido por los cánones de la nobleza y del respeto que supone subirse en una máquina capaz de superar los 350 kilómetros por hora. 

Con lo que no contaban las reglas del juego era con el propio Rossi, o más bien su obsesión. No sé si por la ansiedad que supone verse en una situación inmejorable para ganar o por Márquez, ese piloto que le admiraba y que le respetaba como el mejor fan que puede tener cualquier persona. Valentino no tuvo en cuenta nada de esto último y decidió hacer algo sólo al alcance de los grandes, porque este tipo de jugarretas sólo se vislumbran en las mentes de los grandes campeones, conscientes de su talento pero no de la realidad y del peligro. Rossi cogió todas estas recomendaciones y las prendió fuego.

En la lucha del orgullo el de Tavullia quería negarle a Márquez por tercera vez después de Argentina y Holanda, aunque su discípulo y alumno aventajado había aprendido mucho, quizás demasiado para Rossi. El italiano se vio dueño de la situación hasta que vio que esta no iba a provocar el resultado que él esperaba, y mandó a Márquez al paredón, provocando la acción más antideportiva de todas las que se recuerdan en el motociclismo mundial. Tres veces fueron las que Rossi observó el rostro impertérrito de Márquez. Después vino la patada. 

Márquez: "Nunca pensé que en motos se pudiesen dar patadas a otro piloto"

Un choque incontrolable y del que uno sólo extrae tristeza. Tristeza por ver que el deporte queda manchado por un gesto tan grotesco como innecesario y por una sanción que más que crear un precedente lo que hace es dar barra libre para cuestionar la seguridad de cualquier piloto de motos. Dirección de Carrera aprobó la maniobra de Rossi como un lance de carrera más, pero le quitó tres puntos para asegurarle que el límite está ahí, y el italiano, como buscador empedernido del mismo, lo había encontrado

Lo que se presentaba como el Mundial más emocionante de la última década se convertirá dentro de dos semanas en el más aguado de los cafés. Una coyuntura incómoda para Rossi, para Márquez, para Lorenzo, para sus equipos, para Dorna, para la FIM, para cualquier niño que quiere ser piloto, para todas aquellas personas que han movido tierra y mar para estar en una de las butacas del Circuito Ricardo Tormo y para todo el mundo en general y el motociclismo en particular. No sirve de nada decir aquello de que ojalá esto sirva para que no vuelva a ocurrir. NO TENDRÍA QUE HABER SUCEDIDO. 

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