Prueba Volkswagen Tiguan 2.0 TSI 180, ¡la gasolina existe!

Pruebo el Volkswagen Tiguan 2.0 TSI. Sí, un gasolina. Durante años, los motores de gasolina han estado desterrados. Nadie les prestaba atención, el mix de ventas era de un 90% para los diésel y un triste 10% para los gasolina. Pero esta tendencia va a cambiar, sobre todo desde que ayuntamientos como el de Madrid anunciaran duras medidas para los automóviles diésel. 

Además, la misma Comisión Europea está imponiendo a las mecánicas de gasóil unas estrictas normas que les serán muy complicadas de cumplir. Por ello, fabricantes como Volvo ya han dicho que no desarrollarán más motores diésel. Así que es previsible que los motores de gasolina (productos estrella en las motorizaciones de los años ochenta) vuelvan con más fuerza. Esta ocasión he probado el VW Tiguan, pero no con el típico motor diésel TDI, en este caso he analizado el 2.0 TSI y te puedo adelantar que para mí ha supuesto un retorno al placer de los propulsores de gasolina. ¡Los había olvidado en un práctico SUV!

El motor 2.0 TSI es un viejo conocido en la familia Volkswagen. Se trata del mismo bloque turboalimentado que estrenó en 2004 el Golf GTI V. Este deportivo compacto ofrecía 200 CV y el Tiguan de estas páginas tiene 180 CV, pero este propulsor puede desarrollar hasta los 310 CV que tiene el Golf GTI Clubsport S. En el caso del SUV, me encuentro con un motor de gasolina con cierto funcionamiento a diésel. Me ha llamado la atención las pocas revoluciones a las que desarrolla su potencia máxima: a solo 3.940 rpm. El 2.0 TDI de 184 CV obtiene su potencia máxima a 3.500 vueltas. Así que, te puedes hacer una idea del carácter de este motor de gasolina: parece que ha sido creado para que funcione como uno de gasóil. Es decir, mucha fuerza a bajas revoluciones y una zona media repleta de energía. El par motor también lo desarrolla muy pronto (a solo 1.500 vueltas), así que la capacidad de recuperación es notable: de 80 a 120 km/h en tan solo 6,4 segundos en la posición D.   

Los ingenieros de Volkswagen han sido muy honrados a la hora de establecer el consumo medio oficial: 7,4 l/100 km, que dan como resultado real 7,9 litros en mi recorrido de pruebas. Sí, un Tiguan 2.0 TDI de 150 CV gasta 6,3 l/100 km pero tengo que reconocer que me encanta la suavidad y ausencia de vibraciones de esta mecánica de gasolina.

Volkswagen Tiguan: Confort y dinamismo de la mano

También debo felicitar a los alemanes por la puesta a punto del Tiguan. Respecto a la generación anterior, el salto de equilibrio ha sido notable en todos los aspectos. No solo resulta más cómodo, también más efectivo y divertido de conducir en carreteras viradas. No esperes el carácter de un GTI, pero sí una dirección precisa, unos frenos potentes (de 100 a 0 km/h en un máximo de 35,2 metros) y una aplastante sensación de seguridad en todas las superficies. Eso sí, no es un todoterreno puro pero gracias al sistema de tracción total 4Motion y al selector de diferentes modos de conducción, podrás hacer tus pequeños pinitos fuera del asfalto.  

Como reza el titular de esta prueba, el Tiguan es un coche te muestra "el placer de vivirlo". Su habitáculo es muy amplio y las plazas traseras son de las mejores del segmento de los SUV medios. Lo mismo te puedo decir del maletero, en su posición normal te ofrece 615 litros, que pueden llegar a los 1.655 si abates el respaldo de los asientos. El Seat Ateca, por ejemplo, tiene un maletero con una capacidad estándar de 510 litros.

Por otro lado, en el Tiguan todos los elementos de control quedan muy cerca del conductor y, lo más importante, resultan sencillos de utilizar. A los pocos kilómetros, te sentirás como en casa y no acabarás perdido entre los diferentes menús de su sistema de infoentretenimiento. 

Y para terminar, el punto mejorable de este VW. Su precio de venta es elevado. Sin tener en cuenta posibles descuentos, el Tiguan 2.0 TSI 180 CV DSG que he probado cuesta casi 50.000 euros. ¡Carísimo!, lo que lo sitúa en la zona de los Mercedes GLC y Volvo XC40, entre otros.