Volkswagen Golf GTI Design Edition: el más potente

Un Golf siempre es un Golf, y nunca va a sobrepasar ciertos límites de cordura. Pues ya va siendo hora de que te olvides de eso. El Volkswagen Golf GTI Design Edition es una auténtica bestia parda, con la apariencia de Volkswagen Golf. Me abrocho el cinturón, y me rodea una carrocería de fibra de carbono bien estrecha y me siento en el ejemplar más malo y brutal que la marca de Wolfsburgo ha fabricado tras siete generaciones y más de treinta años. En cuanto aprietas el botón de arranque, ya sabes que te acabas de ganar un enemigo: tu vecino. A través de los dos tubos de escape salen 503 CV propulsados por un turbo que hacen tanto ruido que temo por el estado de mis tímpanos. A los fans de las concentraciones GTI les encantará armar jaleo y liarla cada vez que se vean las caras. Con este Golf GTI se lo van a pasar de miedo.

Volkswagen Golf GTI Design Edition: motor 3.0 asociado a un cambio DSG

La transmisión mete la primera velocidad, el V6 de tres litros truena y lanza al VW Golf GTI más potente con todas sus ganas, igualito que el F-14 de Tom Cruise en 'Top Gun'. Mientras las cuatro anchísimas ruedas se comen el asfalto, mis manos agarran bien fuerte el ancho volante deportivo. Mi mirada se pierde en el horizonte, mientras mi pulgar juguetea con el botón del modo deportivo, que (al igual que el Mannetino de Ferrari), se encuentra bajo el radio transversal. Empiezo a jugar con las posiciones, paso de 'Street' a 'Sport' y después a 'Track': la diversión ha empezado.

Lo cierto es que no puedo darle mucha caña, porque los ingenieros de Volkswagen tienen miedo de que le pase cualquier cosa a su único prototipo, valorado en ¡cuatro millones de euros! Cuando aprieto el acelerador del VW Golf GTI Design Edition, el ruido es infernal y la potencia, brutal. A 2.000 vueltas, tienes unos tremendos 500 Nm capaces de mover como si nada 1.400 kilos de acero, aluminio y plástico. Todo para ponerse a 100 km/h en 3,9 segundos y llegar a los 300 km/h. Es una pena que este GTI solo sea una pieza única y no pueda exprimirlo hasta la última gota, pese a que la tracción integral garantiza el agarre.

Señores de Volkswagen: dense prisa y empiecen a fabricarlo, por favor. Y es que, en cuanto disfrutas un par de horas, no quieres separarte de él. Tus vecinos, eso sí, van a odiarte para toda la vida como te compres uno. Bueno, la verdad es que tampoco hace falta quemar acelerador a las siete de la mañana, ¿o sí?