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Suzuki Swift 1.2 GLX: salta al vacío...

... y aterriza sin problemas. La marca japonesa apuesta fuerte con la cuarta generación de su utilitario, ahora mucho más madura

Llevaba tiempo escuchando que Suzuki ha logrado fabricar un Swift mejor por los cuatro costados. Por eso tenía ganas de probarlo. Lo primero que me llama la atención es que por dentro es muy espacioso y, aunque mantiene el estilo visual de su antecesor, emana un mayor aire de calidad que me ha sorprendido gratamente. Sobre todo si tengo en cuenta que los plásticos que utiliza no tienen un recubrimiento que los haga blandos al tacto. Son visualmente atractivos y los ajustes, muy buenos: ninguna junta más ancha que otra.


Al volante me encuentro a gusto, aunque un mullido más bien duro y un tamaño adecuado para una persona de estatura media no logran hacerme olvidar que falta regulación lumbar. Una vez que he encontrado mi postura, paso a las plazas traseras, donde me siento más bien erguido en una banqueta un poco baja. Aún así, tengo espacio para la cabeza y también a lo ancho. Cuando me coloco en el asiento central, tardo diez segundos en salir de allí: es tan estrecho que los anclajes de los cinturones de seguridad se clavan en mi trasero.


Al iniciar la marcha, noto una mayor calidad de rodadura, buen tacto de dirección y suspensiones con acertado compromiso entre confort y efectividad, aunque considero excesivo el ruido a causa del aire y la rodadura de los neumáticos. Por último, el cambio. Aunque la versión anterior contaba con uno manual pilotado (MTA), este modelo lleva una caja automática convencional de tres velocidades más overdrive para la tercera. No permite manejo secuencial, aunque sí tiene posiciones para bloquear marchas. Junto con su motor, un suave 1.2 con distribución variable y pocos bajos, se mueve bien por ciudad y peor en autopista o carreteras donde necesitas mayor alegría. Además, encuentro un excesivo salto entre marchas. Un ejemplo: a 120 km/h circulas con el citado overdrive activado a 3.000 vueltas, mientras que con él desconectado pasas a 4.500.



Como conclusión, sólo puedo decir que el coche me ha gustado mucho. La transmisión, no, sobre todo si miras el precio final. Si no eres incondicional de los automáticos, opta por el manual hasta que salga algo más acorde a los tiempos que corren. Por eso, no le puedo dar una nota que rozaría el sobresaliente: se tiene que conformar con un bien.

Valoración

Nota8

... y aterriza sin problemas. La marca japonesa apuesta fuerte con la cuarta generación de su utilitario, ahora mucho más madura

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