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Prueba Suzuki Ignis 1.2L AllGrip Auto GLX: ¿el primero de una saga?

Con este tamaño y su tracción integral no hay mucho donde elegir en el mercado, a excepción de un Fiat Panda 4x4, pero el italiano no es muy encasillable dentro de un nuevo segmento que parece inaugurar el Suzuki Ignis: el de los miniSUV.

La gente mira a su paso al Suzuki Ignis 1.2L AllGrip Auto GLX que pruebo, sobre todo por unos faros LED que llaman la atención y por la forma envolvente de su rejilla, que le da una imagen fresca y divertida. Por detrás, ese culete resulta raro, porque el estrechamiento que sufre en la parte superior parece acentuar la altura del coche, de 1,59 metros, respecto a su anchura (1,69 m) y el efecto visual que provoca es justo el contrario: que el Suzuki Ignis es más alto que ancho.

Da lo mismo. Lo que de verdad importa es que en el interior del Suzuki Ignis que pruebo hay un espacio sorprendente para la longitud total del coche, de 3,70 metros. Su larga batalla de 2,43 m tiene mucho que ver. Detrás, dos adultos se ubicarán sin problemas y delante, conductor y pasajero tendrán la sensación de ir en un vehículo mucho mayor. Desde esta posición se ve un salpicadero sencillo, moderno y bien resuelto, cuyo el elemento principal es la pantalla central táctil de siete pulgadas, que es de serie en todos los acabados. Ahora, eso sí, si eres detallista, te darás cuenta de algún acabado, ajuste y material bastante mejorable en el habitáculo de este Suzuki Ignis 2017.

También hay que decir que su equipamiento, sobre todo en esta versión Ignis 1.2L AllGrip Auto GLX, es realmente... contradictorio. Por un lado, le faltan elementos como el volante regulable en profundidad o el sistema Start-Stop; por otro, cuenta con elementos inimaginables en este tipo de vehículo del segmento A, como puede ser la doble cámara dispuesta en el retrovisor interior, que detecta vehículos, peatones y el carril por el que circulas, para evitar colisiones o minimizar sus consecuencias. Además, cuenta con otros elementos más offroad como el control de descenso de pendientes y no faltan climatizador, control de crucero, acceso y arranque sin llave o faros LED.

A pesar de la falta del sistema de arranque y parada automáticos, su motor 1.2 de 90 CV no es nada tragón: en este test ha rondado los 5-6 litros de consumo medio. Pero lo mejor es cómo mueve el Ignis que pruebo, y eso que no tiene turbocompresor. También es verdad que el peso total es de poco más de 900 kilos... pero su suavidad de funcionamiento y la linealidad con la que sube de vueltas hasta más de 6.000 revoluciones lo hacen muy adecuado para este tipo de coche. Aunque yo hubiera dejado la opción de montar el 1.0 tricilíndrico con turbo que sí pueden llevar algunos de sus hermanos de marca y que casa mejor con su filosofía joven y desenfadada.

Su peculiar carrocería es bastante sensible al viento y esto, unido a una dirección algo imprecisa y al ruido que llega al habitáculo procedente del motor y de las ruedas, lo hace poco recomendable para un uso habitual en carretera. Donde sí tiene más utilidad es en una gran ciudad o en caminos de campo.

En la primera, sobre todo, por su gran maniobrabilidad. Las tres vueltas y media de volante permiten un giro de 180 grados en un radio de solo 4,7 metros y su longitud total de algo más de tres metros y medio te permitirá aparcarlo en los huecos más recónditos. Además, el cambio de solo cinco velocidades del Suzuki Ignis 1.2L tiene una clara orientación ciudadana. Una sexta velocidad le hubiera venido de maravilla para bajar en carretera de las 3.000 rpm a las que gira circulando a 120 km/h.

En el campo, sus sistemas de asistencia, una altura libre al suelo de 18 cm y su sistema de tracción total AllGrip te permitirán afrontar caminos impensables para otros urbanitas. Esta tracción, de acoplamiento viscoso, manda par al eje trasero en cuanto detecta pérdida de agarre en el delantero. Pero además, lleva un dispositivo denominado Grip Control con el que se mejora el agarre a través del control de tracción, aplicando el freno en la rueda que pierde grip y distribuyendo también mayor par motor a la del lado opuesto. Y en la práctica lo hace muy bien y rápido, sin que el conductor se dé ni cuenta y sin llegar a perder tracción. Con todo esto, parece evidente que una nueva especie ha nacido...

Conclusión: un precio muy bueno para un vehículo digno

Que tengas un Ignis desde 12.650 euros con los descuentos incluidos hace que puedas moverte a diario entre el tráfico urbano o por los caminos que llevan a tu chalé de forma válida y divertida. Otra cosa es que quieras algo más, como esta versión con tracción integral, que te puede salir por 15.900 euros. No tendrás unos acabados espectaculares, pero sí un motor que anda bien, sin consumir demasiado y con un sistema de tracción que te permitirá adentrarte en caminos relativamente complicados. Y, además, con un interior versátil y muy espacioso.

Valoración

Nota6

Probamos el Suzuki Ignis 1.2L AllGrip Auto GLX, un vehículo pequeño, económico y muy pintón que además resulta de lo más versátil gracias a sus capacidades.

Lo mejor

Precio, habitáculo versátil y espacioso, capacidades todoterreno y consumos.

Lo peor

Acabados justos, caja de cambios de cinco velocidades, no tiene ‘Star-Stop’

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