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Seat IBE: mucho más de lo que ves

No sólo representa el futuro de la marca en movilidad urbana. En sus 3,83 metros de longitud, el IBE esconde las líneas de diseño y la tecnología que Seat introducirá en sus futuros modelos. Y todo empezará con el León…

Desde todos los ángulos. Así es como hay que mirar a este concept que ya acaparó muchas miradas durante su estreno en el pasado Salón de Ginebra.  Llega tan evolucionado que Seat no ha dudado en dejar que lo probáramos antes de su puesta de largo. Dicho y hecho. Con la expectación que supone conducir un prototipo, acudo puntual al circuito de Castellolí, en Barcelona. En la corta pista de handling veo un tumulto de gente arremolinado entorno a una diminuta  carrocería. Ahí está el IBE. Es más corto, bajo y ancho que un Ibiza. Saludos de bienvenida y primera consigna: “sólo tenemos esta unidad, la misma que va a estar expuesta en el salón, así que, por favor, ni un solo percance”. Así sea.


Deportividad por los cuatro costados
Antes de ponerme al volante, me cuentan sus características. El IBE ha madurado mucho desde Ginebra, aunque la base sigue siendo la misma: se trata de un vehículo 100% eléctrico que representa cómo ve Seat el futuro de la movilidad urbana. Esta filosofía no es nueva y Mitsubishi, por ejemplo, ya la ha puesto a la venta con el i-MiEV. Lo que pasa es que la propuesta de Seat incorpora un importante elemento: su estética. ¿Quién dijo que un coche eléctrico tiene que tener una carrocería aburrida? Fíjate en los anchos pasos de rueda, los cortos voladizos, los ángulos de pilotos y faros, las entradas de aire… ¿Te gusta? Si es así, lo que te voy a adelantar ahora lo va a hacer todavía más, porque estas son las líneas que van a inspirar a los futuros modelos de la marca. Y el primero en recoger este ADN será el León en 2012, del que te avanzo que tendrá varias carrocerías, no sólo la de cinco puertas.  Jorge Díez, especialista de diseño exterior y líder del proyecto, me sigue enseñando más detalles. Para reducir la fricción con el asfalto, las llantas de 20 pulgadas van montadas en unos estrechos neumáticos de 175 mm. Todas las luces están formadas por LED y los logos delantero y trasero están retroiluminados. 
 


Paso al interior. El salpicadero es de una limpieza exquisita. El pilar central sobre el que van insertados los selectores del cambio aporta una sensación de ligereza muy acentuada. La posición al volante es cómoda y la luminosidad del techo panorámico, bestial. En lugar de los relojes de la instrumentación, una pantalla TFT ofrece toda la información necesaria. Dos columnas de diodos a ambos lados indican el estado de las baterías y el volante incorpora sendos touchpad con los que cambiar la información de la pantalla. Más cosas: gracias a un sistema de conectividad inédito en la marca española, el conductor puede recopilar toda la información en su teléfono y analizar luego su forma de conducir. ¿Pasamos a la acción?

 


Suave y silencioso
Llega el momento de ponerse en marcha. A mi lado se sienta Antonio Merino, responsable de electromovilidad del departamento de desarrollo eléctrico. Durante el recorrido me explica que el cerebro más importante del sistema es el que rige las baterías. Él es el encargado de optimizar la autonomía al máximo (unos 130 kilómetros). En los primeros metros me llama la atención la suavidad, pero sobre todo, la facilidad con la que gana velocidad desde parado. Su arranque es contundente y el 0-50 km/h lo hace en 3,6 segundos. Para ser un concept, el tacto de la dirección y los pedales es muy bueno.    
 

CONCLUSIÓN:

Los planes de futuro son ambiciosos en la casa española. En 2012 lanzará una nueva generación del León con una estética muy parecida a este IBE, que de paso confirma la apuesta de Seat por la electromovilidad.

     

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No sólo representa el futuro de la marca en movilidad urbana. En sus 3,83 metros de longitud, el IBE esconde las líneas de diseño y la tecnología que Seat

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