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Renault Megane RS 2014: ¡desatado!

Si organizásemos un Mundial de compactos GTI, este Renault Mégane RS 2014 sería uno de los grandes dominadores de la competición. De sus cifras, además de la potencia o las prestaciones, hay una que destaca sobre el resto: el precio.

No desayunes mucho  porque esta prueba es para estómagos fuertes. El Renault Mégane RS 2014 llega con la última actualización de la gama, pero en esencia sigue siendo el mismo coche, lo que no es para nada una mala noticia (cara a cara del Peugeot RCZ R y el Renault Mégane RS).

Vestido con el Pack RS Red Design, la unidad que me espera en el garaje cuenta también con telemetría (para tus tandas en circuito), asientos deportivos firmados por Recaro y llantas de 18 pulgadas. Y si quieres estimular todavía más a tu Mégane RS, puedes adquirir, por 2.455 euros, el Pack Cup RECARO que incluye chasis Cup, autoblocante delantero y discos Brembo ranurados. Y no sigo porque lo que quiero es realmente ponerme a disfrutar como un enano de las reacciones de este Renault Mégane.

El motor de 265 CV no ha sufrido ninguna variación. Su funcionamiento convence desde primer pisotón: suave a bajas vueltas y explosivo en cuanto superas las 3.200 vueltas. El corte de inyección, eso sí, llega pronto (antes de las 6.500 rpm), por lo que más te vale que estés atento con el cambio (un pitido te avisa de cuándo es el mejor momento para saltar a la siguiente marcha). Y hablando de la transmisión, su tacto es duro, rápido y preciso... tal y como te lo esperas en un coche así. ¡Qué quieres más! Pues tienes una dirección igual de incisiva y que responde perfectamente a las órdenes de tus manos.

¡¡Gas a fondo!!

Llevo ya una sonrisa en la cara y todavía no ha empezado lo mejor. Me dirijo hacia mi circuito de pruebas y apenas ha bajado la aguja del depósito. Si racaneas mucho con el acelerador, el Mégane RS se contenta con unos 8,0 l/100 km, pero en conducción normal requiere un litro más. De todas formas, después de exprimirlo a fondo seguramente destroce esa media. Llegan las curvas y aprieto los dientes. Primera apurada fuerte.

Reduzco dos marchas y me hundo sobre el pedal del freno. Los Dunlop SP Sport se aferran al asfalto y el Mégane RS baja de velocidad muy rápido y con absoluta estabilidad. Ni una corrección, ni una insinuación de la zaga... Giro el volante y el eje delantero obedece con sumisión. Toco el vértice y abro dirección para poder dar gas lo antes posible. Salgo a fondo otra vez y noto la pelea de las ruedas delanteras para no perder tracción.

Inserto marchas como un poseso mientras me concentro en la siguiente curva. Me tiro con confianza. ¡Qué eficacia! El chasis es duro, pero lee muy bien la carretera. Es lo que quiero. La sucesión de curvas me lo deja cada vez más claro. Este Mégane despierta tu lado racing y te hace disfrutar de la conducción más pura. Empieza el Mundial de los GTI y ya tenemos finalista.

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